EVELYN NAVAS ABDULKADIR, EXCLUSIVO WWW.VENEZUELASINFONICA.COM
Cuando uno pone en Google Mariantonia Palacios inmediatamente saltan dos personas: María Antonia Palacios, la hermana del Libertador Simón Bolívar y por supuesto, nuestra entrevistada, una músico muy contemporánea que tomó como bandera liberar del olvido a los grandes maestros de la música de la Venezuela de los siglos XIX y comienzos del XX: Mariantonia Palacios, recopilando su historia, sus vidas, sus obras, pero sobre todo, a las féminas que hicieron de la música su gran pasión de vida.
Venezuela Sinfónica –como noticiero digital líder dedicado exclusivamente al mundo sinfónico de nuestro país- se toma un tiempo para conversar con ella sobre la mujer de este período conocido como decimonónico, muy a propósito de su participación en el ciclo de cámara LA MÚSICA DE SALÓN REVIVE EN CARACAS.
La mujer venezolana ha destacado en todos los ámbitos en que se proponga hacerlo y la música no es la excepción. Tenemos como ejemplo sublime a Teresa Carreño, símbolo del mayor logro alcanzado por alguna fémina en toda nuestra historia musical, quien con su carácter, su temple, su inmenso talento y su gran brillo social, trascendió a nivel internacional como ninguna lo había hecho en su época. No fue la única en sobresalir en el siglo XIX y comienzos del siglo XX, pero sus historias fueron muchos más locales, quizás porque eran madres y esposas abnegadas, perfectas anfitrionas en sus círculos sociales y grandes mecenas y musas, que prefirieron quedarse en la comodidad de los salones de sus casas donde brillaban con luz propia.
Una mujer contemporánea se dio a la tarea de rescatar sus historias y ha dedicado prácticamente su vida a estudiar, a compilar y a publicar las composiciones de estas mujeres insignes que hicieron de la música su forma de expresión en una época radicalmente masculina. Mariantonia Palacios es una excelsa pianista, una profesora de corazón y vocación y es musicóloga. Su transitar por la Universidad Central de Venezuela ha sido determinante para contar desde su piano estas historias de mujeres músicos.
Mucho más que la inspiración
En el período decimonónico, Siglos XIX y comienzos del XX, la mujer tuvo un papel estelar en la música: “Era mucho más que la inspiración. La mujer fue la protagonista en la música de la época. Se lució como intérprete y mecenas, pero también como compositora. Por supuesto fue la musa que inspiró a muchos artistas”.
No sólo como pianistas, también lograron despuntar a través de otros instrumentos como el arpa y el violín: “El piano fue el instrumento predilecto de las damas decimonónicas. Tener un piano en la casa era símbolo de status y poder, y eran las señoritas las que estaban en el deber de aprenderlo a tocar para demostrar así su alcurnia y educación. Fue a través de la música como la mujer pudo comenzar a ocupar espacios en la vida pública. Fue como la ventana por la que se pudo asomar a la calle”, nos comenta Mariantonia Palacios.
Si bien Teresa Carreño fue quizás la figura más dominante del período, hubo otras mujeres que también destacaron: “Aunque indudablemente Teresa Carreño tuvo una proyección internacional difícil de igualar debido a su enorme talento. El problema es que no todas las mujeres pudieron seguir una carrera como intérpretes o compositoras después de casadas, pues la atención del esposo y los hijos ocupaban todo su tiempo. Digamos que muchas de ellas vieron sus carreras truncadas, pero sí fueron muchas quienes hicieron de la música su pasión y su forma de expresión”.
Al estar dedicadas al hogar y a formar una familia, las mujeres aprovecharon los salones de sus casas para hacer vida en espacios públicos y semi públicos: “Fue en esos espacios que invitaban al compartir donde pudo lucirse musicalmente. Como dije antes, la música, y el arte en general, se convirtió en una especie de salvoconducto para la mujer en el siglo XIX. El salón era un espacio fundamentalmente dominado por la mujer. Era la oportunidad de lucir sus encantos y demostrar sus virtudes”.
Comenta Mariantonia Palacios que sin lugar a dudas Teresa Carreño se lleva el premio con una amplia ventaja por su proyección internacional en el área de interpretación: “Sin embargo, los periódicos de la época mencionan a otras mujeres, incluso niñas prodigio. Lo que pasa es que ninguna se vio en la necesidad de continuar con su carrera como intérprete, en cambio Teresa Carreño sí. Por razones que no vienen al caso explicar en este momento”.
En el área de la composición surgen varios nombres: Isabel Pachano de Mauri, cuya hermana era también una gran poetiza, Adina Manrique, Teresa Carreño, aunque su faceta de intérprete eclipsó su obra creativa, María Montemayor de Letts, Dolores Muñoz, y Josefina Almenar.
Los estudios musicológicos se han centrado hasta ahora en Caracas, pero existen registros de mujeres músicos en otras regiones: “Es una tarea pendiente levantar información regional. Sin embargo, Josefa Victoria Almenar Núñez es una compositora que nació en Maturín y fue una profesora de piano reconocida en toda la zona oriental. Ella por ejemplo, escribió bambucos, género que no he encontrado que las compositoras caraqueñas hayan trabajado”.
Como musicóloga Mariantonia Palacios ha recopilado todo el material de la historia musical de la época a partir de las publicaciones periódicas, es decir, periódicos y revistas que incluían partituras: “Hay colecciones de estos materiales en la Academia Nacional de la Historia y en la Biblioteca Nacional. También hemos tenido la suerte de que algunas personas nos han entregado materiales provenientes de sus archivos familiares. Es una tarea de larga data”.
Conocer nuestro pasado para explicar mejor nuestro presente
Por años Mariantonia Palacios y su esposo Juan Francisco Sans han trabajado como musicólogos en la Universidad Central de Venezuela para rescatar este legado único, tan importante para la memoria musical de nuestro país. Todavía falta mucho por hacer y por supuesto, recursos económicos para completar esta tarea.
Cuando está en concierto, desde su piano, Mariantonia Palacios las trae de nuevo a la vida, y es una música que resulta atrayente al oído del público de hoy, por ser alegre, y emocional y quizás es porque refleja la atmósfera de aquella sociedad en que la reunión en los salones invitaba a compartir, a disfrutar, a ver y dejarse ver. Eran tiempos distintos, con gente amable, cordial, en cuyas casas y patios había siempre una fiesta, un sarao, un convite pues.
“Creo que en la medida en que conozcamos nuestro pasado nos explicamos mejor nuestro presente. Además, es una música de excelente calidad que vale la pena volver a tocar y difundir”, puntualiza la profesora Palacios. Y es por ello, que desde hace mucho tiempo ha incentivado a sus alumnos y amigos músicos a trabajar en pro de este tipo de música, que de antaño sólo tiene la referencia histórica, pues es música que llena el alma y para eso no hay fecha en el calendario: “Andrea Imaginario y yo hemos estado trabajando este repertorio desde hace muchos años. Así como ella, otros músicos me han acompañado en esto, por ejemplo, los violinistas Yda Palavecino y Anthony Vivas y la violoncellista Darnelys Zamora. Cuando el público asiste a los conciertos se queda maravillado de la calidad de las obras y también de la cantidad, pues por mucho tiempo se sostuvo la idea de que el siglo XIX, debido a las continuas guerras y levantamientos, fue infértil para las artes”.
Mariantonia Palacios es músico desde niña. Tuvo la fortuna de dar con su profesión y su pasión de vida a corta edad, cuando sus padres la inscribieron con la profesora María Luisa Ortíz de Stopello en la Escuela de Rítmica Dalcroze. Desde entonces nunca dejó de estudiar y hasta el sol de hoy sigue actualizándose: “Me gradué de Profesor Ejecutante de piano en la Juan Manuel Olivares bajo la conducción de una extraordinaria maestra: Gerty Reskova de Haas. Luego hice cursos de perfeccionamiento con Harriet Serr en la Landaeta. También completé mis estudios de composición con el Maestro Antonio Mastrogiovanni en el Conservatorio Juan José Landaeta. En cuanto a los estudios de musicología, los hice todos en la Universidad Central de Venezuela, graduándome como Licenciada en Artes y luego en la Maestría en Musicología Latinoamericana”.
Aunque disfruta de ejecutar piezas de sus compositores favoritos, Bach y Brahms, como pianista se ha dedicado por completo a la música venezolana y latinoamericana, incluyendo a los grandes compositores del siglo XIX y XX. Comparte su pasión por su instrumento con su esposo Juan Francisco Sans: “No hay nada más grato que hacer música de cámara. Es muy placentero compartir con otra persona lo que estás haciendo. Imagínate si compartes hasta el instrumento, como es el caso del piano a cuatro manos. Comencé tocando con mi esposo Juan Francisco desde que nos conocimos en el tiempo de las bárbaras naciones. Hemos tocado de todo para esa combinación instrumental, habiendo estrenado en Venezuela muchas obras fundamentales del repertorio y también incentivando a nuestros amigos compositores para que escribieran obras para nosotros”.
Su otra gran pasión es la docencia y en eso es bien puntual cuando dice que: “Casi todos los músicos debemos dedicarnos a la enseñanza. En mi caso, es algo que me gusta mucho hacer. Doy clase desde siempre y no he dejado de hacerlo nunca. Actualmente tengo varios cursos de Apreciación Musical con los cuales me siento muy a gusto, además de mis clases habituales en la Maestría de la UCV”, revela Mariantonia Palacios.
Aunque en sus días mozos compuso algunas obras, la vida la llevó por otros derroteros, pues también como las mujeres de decimonónico, Mariantonia Palacios cultivó otro gran amor, la maternidad: “Cuando me preguntan por mis composiciones, siempre bromeo diciendo que tengo tres opus, que son mis tres hijos”.
Continuamente Mariantonia Palacios está en algo, dando clases, escribiendo, en conciertos y un largo etcétera: “En estos momentos estoy trabajando conjuntamente con otros profesores y estudiantes de la Universidad Central de Venezuela en la Biblioteca Virtual Musicológica Juan Meserón, un portal web que reunirá una gran cantidad de documentos venezolanos vinculados con la música. Es un proyecto de largo aliento que espero sea de gran utilidad para los especialistas y el público en general. También estoy estudiando varios repertorios, siempre vinculados con la música venezolana, que ojalá estén listos pronto: Inocente Carreño, Prudencio Esaá, Modesta Bor y Federico Villena. Paralelamente, sigo escribiendo mensualmente para la revista El Desafío de la Historia, en la sección de música”.
Le quedan sueños por cumplir: “Me gustaría mucho poder grabar un disco compacto con el repertorio de las mujeres compositoras venezolanas. Ojalá consiguiera algún patrocinante interesado” y esperamos que las empresas se animen y apoyen porque es un legado musical que vale la pena rescatar y disfrutar.
Siempre en línea
Hoy, con la revolución tecnológica que vivimos, resulta pregunta obligada saber cómo la usa para la musicología: “Es fundamental. Cuando voy a escribir algún artículo, lo primero que hago es abrir Google y Youtube. Es increíble la cantidad de información que está al alcance de los investigadores hoy en día. Es tan importante hoy, que puedo mencionar el caso del compositor Eric Whitacre, quien ha creado varias obras corales con coros virtuales formados por más de 250 integrantes que audicionan a través de Facebook y YouTube convocados desde su blog. Los montajes que sube a Youtube son muy buenos y cada integrante del coro es cuadrado con el video que grabó cada quien desde su casa siguiendo las indicaciones del compositor. Es inmenso el potencial de las redes sociales para los músicos”, relata Mariantonia Palacios.
“Creo que la tecnología está cambiando algunos paradigmas que tienen que ver con la percepción y producción de la música. Es algo que ocurre con demasiada rapidez y a veces cuesta adaptarse a los nuevos patrones. Hoy en día, si no estás en la web, no existes. Muchos músicos han entendido este fenómeno y utilizan Youtube para promocionar sus creaciones, e incluso para venderlas. En estos momentos, hay varios músicos que han sabido utilizar las redes sociales para difundir su obra a niveles inimaginables. Los pianistas Lang Lang y Yuja Wang son ejemplo de ello. También la venezolana Gabriela Montero es muy activa en las redes sociales”. Y eso que Teresa Carreño a fuerza de puro talento logró ser internacional sin nada de lo que contamos hoy, ¡se imaginan si hubiese tenido este empujón! ¿A dónde más hubiese llegado?