Vía: El Universal | Aniversario 104
Entrevista Alberto Naranjo, compositor, arreglista, instrumentista y director
Muy a pesar de su enorme talento, este músico, investigador, conferencista y cronista urbano, nacido en Caracas, no cree en premios como el Grammy. “Son una esclavitud”, dice. ¿Su recompensa? Haber compartido con los grandes del jazz y la música latina. Es también líder y fundador de la orquesta El Trabuco Venezolano
Tan larga, difusa, densa y crítica como su música fue la conversación con el arreglista, compositor, director de orquesta, percusionista, investigador y amante del beisbol y del cine, Alberto Naranjo.
La modestia que transmite el artista hace parecer que considera simples anécdotas su nominación al premio Grammy por su participación en el disco Mambo Nights (soundtrack de la película The Mambo Kings) y sus apariciones en Miami Vice.
Sin pelos en la lengua, luego de una trayectoria de más de 50 años, en la que grabó cuatro discos con su Trabuco Venezolano, arregló temas para los principales artistas venezolanos y compartió tarima con grandes estrellas internacionales del jazz, rock y la música afrocaribeña, Naranjo compartió sus consideraciones sobre los ritmos, los artistas venezolanos y sobre su carrera profesional.
-¿No le importó que El Trabuco Venezolano no fuera comercial?
-No me importa el Grammy. La fama es una esclavitud. Cuando no pegas un disco te fastidiaste. Si lo pegas y no pegas el segundo, la gente opina que ya estás en decadencia. El mensaje de un artista es como una nota dentro de una botella. Uno lo suelta en el mar y no tiene mayor influencia sobre cómo será recibido.
-Considerando que ha experimentado con ritmos afrovenezolanos. ¿Por qué no se ha extendido la música venezolana fuera de nuestras fronteras?
-Siempre hemos sido importadores. Ahora las caraotas vienen de Santo Domingo. Todo venezolano come hallacas en Navidad, eso nos une, pero la música no. Yo comencé en el 59, era un niño. Salí de Prado de María. Lo que dominaba en ese entonces era la música afrocubana. Los cubanos penetraron aquí a final de los años 30. Lo que se escuchaba era el trío Matamoros y la orquesta Casino De La Playa. Antes, las personas que vivían en los sectores populares se refugiaban en la música cubana y en las películas mexicanas. Después vino el mambo y después la salsa. Los venezolanos somos unos despersonalizados. No tenemos una música que nos identifique. No se si eso va a cambiar. Nosotros no existimos en el mundo. Muchos cubanos piensan que nosotros somos músicos rurales por el joropo.
-¿Cuáles han sido los músicos venezolanos que han tenido mayor éxito en el mundo y no han sido reconocidos en Venezuela?
-Tito Coral fue el primer venezolano en salir de nuestras fronteras para grabar comercialmente en el mundo en 1925. Fue el primero en protagonizar en Hollywood. Trabajó en televisión, en Nueva York. Fue el primer venezolano en montarse en un escenario de Broadway ¿Quién sabe eso? He investigado los últimos 15 años sobre ese personaje, pero no muchas personas más.
-¿Y en el género de la salsa?
-En uno de mis primeros viajes a Coro comí el mejor chivo que he probado en mi vida. Lo cómico es que el cocinero era italiano. Un caso excepcional. Oscar D´ León es así, un caso excepcional. Fue a Cuba a devolverle el son a Cuba. El son era un gigante cultural que tenían dormidos los cubanos, por lo que ocurrió (la revolución). Estaba prohibido hablar de Celia Cruz y de Benny Moré. Oscar puso el nombre de Venezuela en el mundo en el mejor momento de su vida. Fuera de eso, no tenemos ídolos naturales. Los que se han formado aquí mueren rápidamente. La memoria del venezolano tiene fecha de caducidad.
– ¿Cómo surgió la iniciativa de armar El Trabuco Venezolano?
-En un festival internacional de la canción celebrado en Puerto Rico dedicado a Venezuela. Luis Ubaldo ganó el premio al mejor cantante, Graterolacho (Juan Manuel Graterol), el primer lugar para una composición. Hubo tres premios para los arreglos: me gané el primero y el segundo. Me hice amigo del primer trompetista de la orquesta, Juancito Torres, quien hizo el movimiento de la Puerto Rico All Stars. Él me dijo que era injusto que en Venezuela no hubiesen grupos profesionales. Me regaló el disco de la Puerto Rico All Stars y de ahí me vino la idea.
-¿Cuál considera que ha sido su mayor éxito como artista?
-Mi carrera hasta los 40 años fue muy productiva. Tuve que hacer lo que no había hecho. ¿Crees que es fácil armar una banda como El Trabuco, sin garantía que va a sonar en la radio? Esa es la música de un artista. Ganaba un dineral haciendo publicidad para poder hacer mi obra. Además, no tenía el apoyo que tienen los muchachos que pertenecen al Sistema Nacional de Orquestas. A mí no me quisieron aceptar en un conservatorio porque era músico popular.