Catorce años de enseñanza reglada dan para asimilar muchísima información. El sistema educativo actual cubre una gran parte de los aspectos que necesita una persona para poder ser músico, pero hay más, mucho más.
Vía: eduardruano.com
Aquí les dejo algunas cosas importantes que no aparecen en los libros de escalas y estudios:
1. Formación:
Si bien es cierto que hay quienes nacen con una aptitud especial para las artes, la música tiene además un aspecto técnico muy importante al que hay que prestar mucha atención. Para aprender a dominar las posibilidades que nos brinda la música debemos estudiar y conocer los entresijos del arte, saber “leer” la partitura y todo lo que hay más allá a nivel técnico y estético. Por descontado, el dominio de la técnica con nuestro instrumento es fundamental, y ello se consigue a través de la formación y sobretodo muchas, muchas horas de estudio.
2. Equipo
El hábito no hace al monje y aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Un buen músico hará Música, con mayúsculas, con cualquier instrumento independientemente de su calidad. Pero, si queremos llegar a ser buenos músicos, deberemos invertir en uno que nos permita el mayor grado de perfección técnica posible en aspectos tan impotantes como afinación, color, versatilidad… o la propia durabilidad del instrumento. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el instrumento por si solo no significará nada, los resultados serán los mejores que se puedan esperar si estableces una relación con él, y eso se consigue pasando muchas horas juntos…
3. Escuchar
Un buen ejercicio para desarrollar el “oído musical” es escuchar mucha música y aprender de los otros. Música de todas las épocas y estilos. No solo de “clásico” vive el hombre, y el músico tampoco. Hay que escuchar mucha música de la que llamamos “clásica”, culta o de conservatorio, si, pero también jazz, rock, salsa, pop, músicas tradicionales de los cinco continentes y cualquier cosa que caiga en nuestros oídos… De esta manera, asumiremos naturalmente eso que se conoce como musicalidad, que no es otra cosa que interiorizar el “lenguaje” musical con sus frases y su sistema sintáctico, tensiones, intenciones… Cuanta más música y más variada escuchemos, nuestra panorámica musical será más abierta.
4. Experimentar
Escuchar es importante, tocar aún más. Nuestra profesión refleja nuestra actitud ante la vida y aún cuando hayamos comprendido y asimilado los conceptos técnicos, la gran variedad de situaciones que podemos encontrar sobre un escenario nos obliga a experimentar para comprobar cómo nos sentimos en cada una de ellas.
5. Crecer
A medida que hacemos música variamos nuestros gustos, nuestro estilo, sonido, etc… y con el correr del tiempo notaremos un crecimiento y mayor seguridad en nuestro manera de ser músico.
6. Concursos y Conciertos
Aunque no se trata de crear un fanatismo por los concursos, el sólo hecho de participar nos obliga a cumplir ciertos estándares de calidad que seguramente redundarán en una mejora de nuestra práctica. Además de la posibilidad de generar una gran autoestima al participar, por ejemplo, de conciertos grupales o individuales, que ayudarán a que nos asumamos como músicos serios.
7. Comunidad
Acercarnos a gente que siente la misma pasión por la música nos traerá como beneficio un importante intercambio de experiencias y conocimientos y nos permitirá ubicarnos con respecto al resto en cuanto a calidad y de trabajo. Cuanto más participemos y compartamos, más recibiremos. Esto incluye formaciones amateur, orquestas jóvenes, cafés después de clase, redes sociales….
8. Observar
La música cuenta historias y habla de la vida. Observar el mundo que nos rodea, la gente a nuestro alrededor, sus historias, sus anhelos, pasiones, miedos, sueños… Aumentará nuestra capacidad de empatizar, algo fundamental cuando se supone que debes interpretar la intención del compositor. Lo mismo que la buena literatura, aquella que trata sobre el ser humano. Lee.
9. Diferenciarse
Músicos habemos muchos, y de según que instrumentos, todavía más. Aportar algo diferente y único te hará ser, precisamente, diferente y único, y por ello más valorado. Llevar la misma obra que todos, haciendo lo mismo que todos no te ayudará a marcar la diferencia. Hay que innovar, explorar y atreverse a salir del redil. Pero con buen gusto, por favor: los experimentos, con gaseosa.
10. Buscar oportunidades
Conseguir los primeros bolos es algo que llega con el tiempo, pero no viene solo, y menos aún en la era de las redes sociales, donde la visibilidad pública es tan importante como la calidad intepretativa. Lo suyo es buscar uno mismo sus oportunidades, ofrecerse, implicarse en proyectos emergentes aportando valor añadido a los mismos. Eso si, manteniendo siempre la dignidad profesional; unos mínimos de seriedad y ética (lo que no significa ir de divo por la vida) que no solo aumentarán tu respetabilidad en el “mundillo”, también contribuirás a la dignidad de toda la profesión.