En el año 2008 el Festival de Salzburgo anunció en su programación un hecho sin precedentes: por primera vez en la historia de la cita austríaca una agrupación juvenil latinoamericana participaba en calidad de orquesta residente. Era la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel
El debut de la agrupación de El Sistema estuvo precedido por dos eventos que aumentaron las expectativas del público: la interpretación de la Sinfonía n° 5 de Beethoven en ensayo abierto bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt y el estreno del documental The promise of music, en un simposio con los maestros José Antonio Abreu y Dudamel, evento en el que Ranko Markovik, director artístico del Wien Konservatorium, destacó la repercusión internacional del programa musical y social venezolano.
El 27 de agosto los músicos venezolanos asumieron un reto mayor: presentarse en la sala Felsenreitschule ante una exigente audiencia y con un repertorio compuesto por la Sinfonía n° 5 de Piotr Ilyich Tchaikovsky; Santa Cruz de Pacairigua, de Evencio Castellanos y Danzón n° 2 de Arturo Márquez. Aplausos y ovaciones por parte de los 1.437 asistentes confirmaron que los jóvenes músicos estaban listos para presentarse en la más importante cita de teatro, ópera y música del mundo.
Con 2.300 boletos agotados los venezolanos impactaron al día siguiente con la interpretación de la Quinta sinfonía de Tchaikovsky; el Triple concierto de piano, violín y violonchelo de Ludwig van Beethoven y Cuadros de una exposición de Modest Mussorgsky. Los elogios no se hicieron esperar, entre ellos el de Richard Morrison del London Times:
“Durante el apogeo de Karajan, los conciertos en este austero auditorio tenían toda la seriedad de los funerales de Estado (…) Mientras Gustavo Dudamel impulsaba su enorme sección de cuerdas (…) e intensos metales a través de la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky, tal como una estampida de adolescentes en un museo solemne, el leve zumbido en el fondo pudo haber sido Herbert von Karajan, dando vueltas en su tumba”.
El éxito de los criollos en tierras de Mozart se repitió en el verano de 2011, con dos funciones agotadas un mes antes de las presentaciones. Además, horas antes del primer concierto el 1° de agosto, el maestro Abreu recibió la Cruz de Honor Austríaca de las Artes y las Ciencias en su Primera Clase por los aportes de El Sistema al mundo. En la ceremonia Helga Rabl-Stadler, presidenta del Festival, hizo un importante anuncio:
“La mayor alegría que podemos darle al maestro José Antonio Abreu es informarle que en el año 2013 tenemos previsto traer una muestra de todos los programas de El Sistema al Festival de Salzburgo para mostrar el poder transformador de la música”.
La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela interpretó esa noche obras de Tchaikovsky inspiradas en Shakespeare y narradas por el actor inglés Simon Callow, quien afirmó entonces:
“Es maravilloso el trabajo con esta orquesta bajo la virtuosa dirección del maestro Gustavo Dudamel; ha sido para mí una experiencia única”.
Dos días después, el 3 de agosto de 2011, en el marco del centenario de la muerte de Mahler, la Bolívar interpretó la Resurección, con la participación del coro Wiener Singverein y, en calidad de solistas, la soprano Miah Persson y la mezzosoprano Anna Larson. Al final del concierto Larson expresó conmovida:
“Esto es un sueño. Aún no despierto, Gustavo Dudamel, estos jóvenes músicos. Muchísima pasión y energía sobre el escenario. Aún no me lo creo. Además, he venido cuatro veces a este Festival y esta respuesta de la audiencia fue realmente increíble”.
En verano de 2013, entre julio y agosto, El Sistema dejará de nuevo su huella en Salzburgo cuando la energía de los venezolanos se haga sentir, esta vez en las voces e instrumentos de 1.400 músicos venezolanos -gran parte de ellos niños y jóvenes- que conforman las ocho agrupaciones invitadas a compartir “el milagro venezolano”, y que sin duda, demostrarán por qué esta creación del maestro Abreu continúa siendo un modelo ejemplar de cambio social y alta calidad artística.