Frédéric Chopin fue uno de los pianistas y compositores más destacados del Romanticismo musical del siglo XIX. Chopin reinventó la técnica pianística con un estilo delicado y poético lleno de matices. Sin embargo, su vida estuvo marcada por dos elementos clave: la enfermedad que lo llevó a una muerte prematura, y su apasionado romance con la escritora George Sand.
Chopin nació en Polonia en 1810, pero pasó gran parte de su vida adulta en París, donde triunfó como concertista y profesor de piano. Allí conoció a la novelista George Sand, con quien inició un tórrido romance pese a sus enormes diferencias de carácter. Sand fue un gran apoyo para Chopin, pero la relación estuvo llena de tormentas, rupturas y reconciliaciones.
El otro gran condicionante de la vida de Chopin fue su precaria salud. Desde joven empezó a mostrar síntomas de tuberculosis, enfermedad incurable en la época y que minó progresivamente su organismo. Chopin sufría de fiebre, escalofríos, sudores nocturnos, y expectoraba sangre en episodios de hemoptisis.
Esta fragilidad se reflejó en la melancolía etérea de sus composiciones para piano, como sus Nocturnos, Polonesas y Mazurcas. La enfermedad confinó progresivamente a Chopin al aislamiento, pero contó con la dedicación de George Sand, que se desvivió por cuidarlo en sus últimos años de vida.
En 1838 la pareja se instaló en Mallorca buscando un clima beneficioso para la salud de Chopin, aunque pasaron un invierno duro. Finalmente, en 1849 la tuberculosis pudo con la vida del compositor, que murió en París a los 39 años. Cumpliendo su última voluntad, su hermana Ludwika trasladó su corazón después de la autopsia a Varsovia, donde descansa en la Iglesia de la Santa Cruz. La historia de Chopin ejemplifica cómo una enfermedad crónica puede influir poderosamente en la sensibilidad de un artista, a la vez que su azarosa relación sentimental le proporcionó momentos de dicha y desdicha que también alimentaron su arte. A pesar de su corta vida, Chopin dejó un legado musical que sigue conmoviendo por su belleza y expresividad.