Vía: El Econimista.com.mx | Escrito por Ricardo Pacheco Colín
Tocó al gran tenor mexicano Rolando Villazón ser pieza clave del homenaje a Giuseppe Verdi, en el marco del bicentenario de su nacimiento, merced al documental transmitido el viernes 10 de mayo por BBC Four de Londres titulado The Genius of Verdi (El genio de Verdi); video de una hora de duración en el que Rolando no sólo interpreta de manera magistral piezas de este compositor, sino que funge como narrador, revela la historia detrás de las obras, describe lugares y entrevista a personajes del mundo de la ópera.
En este trabajo, con diálogos en inglés, Villazón refiere que “si tú piensas en ópera, inmediatamente piensas en Verdi”. La obras de este compositor, “La Traviata, Rigoletto, Aida, son las óperas más famosas del mundo. Es el más importante compositor de ópera de todos los tiempos (…). Recorrió con su arte toda la experiencia de la humanidad: la política, religión, tragedia, comedia, celos, poder y amor (…). Verdi conectaba con todos, la gente en las calles gritaba Verdi, la gente en las calles cantaba su música”.
El flamante (designado en Berlín) embajador Verdi, Rolando Villazón, sigue en plan grande: escribe novelas (Malabares), actualmente realiza una gira por Europa en homenaje a Verdi e incluso publicó hace unos días en el diario The Guardian un ensayo sobre el autor de La Traviata, texto que los editores titularon “Maestro Verdi, your art must not die” (Maestro Verdi, su arte no debe morir).
En este documental de la BBC (que puede ser visto en el sitio bbc.co.uk prensa o en YouTube) el recorrido por el mundo verdiano es narrado con gracia y amplio conocimiento por el tenor mexicano. Aparecen ahí lugares emblemáticos de la vida del compositor: imágenes de Roncole di Busseto (hoy Roncole Verdi), la casa donde nació Giuseppe, el Conservatorio de Música y la iglesia donde comenzó a tocar el órgano bajo la guía del sacerdote Pietro Baistrocchi, il suo primo insegnante di música. Aparecen también vistas de Milán, del Teatro alla Scala, del Conservatorio; también de Venecia, de sus principales edificios y del Teatro la Fenice, en las que admiramos espléndidas tomas de sus interiores.
Entre los que opinan y cantan en el documental, que tiene una muy buena manufactura, buen ritmo e imágenes, están: la soprano Renée Fleming (“La Traviata es pasión que se siente en la boca del estómago”), quien interpreta de manera genial un fragmento de la ópera La Traviata, puesta en Los Ángeles en el 2007; asimismo, en esta ópera vemos al barítono Thomas Hampson en el papel del padre de Alfredo Germont.
Disfrutamos del canto de la brillante soprano rusa Marina Poplavskaya, quien participa como solista en el Requiem de Verdi. Por su parte, Paolo Gavanelli, del que vemos un fragmento de su papel en Rigoletto, opina que “en Verdi lo revolucionario estriba en que todo el tiempo se da la perfecta conjunción del carácter de la música y el drama”. De esta misma obra, la Poplavskaya piensa que: “Verdi tomó en Rigoletto lo más alto, la crema de las emociones humanas, y experimentó con esta mezcla, con este coctel, que luego ofreció al público para que bebiera”. También hay escenas impresionantes del coro de las brujas de la ópera Macbeth. En fin, un banquete operístico… Entre los entrevistados aparecen el director Semyon Bychkov; el director de escena Graham Vick e Incola Luisotti. Para el director Giandrea Noseda resulta importante mencionar que para las nuevas generaciones Verdi “es totalmente fresco, totalmente actual”.
EL ENSAYO DE VILLAZÓN
En el texto de 1,000 palabras, “Maestro Verdi, your art must not die” que Villazón publicó en The Guardian podemos leer: “En la obra de ningún otro compositor, la mezcla de emociones, ritmo dramático, excelencia musical y desafío técnico, es tan completa como en Verdi. Sin embargo, para mí, la razón más importante por la que su obra sigue siendo moderna y popular es porque quería llegar al público. No quería impresionarnos a los oyentes; no trató de obtener la aceptación y el elogio de los musicólogos o de los críticos.
Su objetivo fue siempre servir al drama para dotar de música a las emociones de sus personajes y, sobre todo, para conmovernos”.
No tuvo miedo “de emplear canciones populares, ritmos sencillos o fáciles y efectos espectaculares, pero los combina con una orquestación genial, hermosas melodías y ricas e innovadoras construcciones armónicas”.