Vía El Universal | ANIVERSARIO 104 | Entrevista Eduardo Marturet, compositor y director de orquesta
Enérgico y original, este artista se ha ganado la aceptación de la crítica con su trabajo, que se ha desarrollado en salas de concierto y estudios de grabación. Alumno de la East Anglia University, en Cambridge, fue nominado al Grammy Latino en la categoría de Mejor Disco de Música Clásica y ha compuesto y dirigido temas para películas
Eduardo Marturet recuerda que su primera entrevista se la hizo el diario El Universal. Esto abre la conversación para hablar de sus inicios, alejados del mundo musical, como alumno del Colegio San Ignacio, donde no destacó por notas excelentes. “Llevaba cinco materias raspadas y me cambiaron al Colegio San José de Los Teques. Allí obtuve el título de bachiller en Ciencias. Fue una formación importante desde el punto de vista humano y pude sobrevivir al internado”. Define su infancia como una etapa feliz. “Tocaba piano, componía sin saber lo que estaba haciendo”.
Confiesa que no fue programado para ser músico. “Crecí como todos los jóvenes y al llegar a los 18 años estaba preparado para iniciar una carrera universitaria. Soñaba con ser oceanógrafo pero no conté con la aprobación familiar”, negativa que lo empujó a transitar por el camino del pentagrama.
Recuerda a Francia como un lugar muy importante para su carrera artística, pero en Inglaterra tomó la decisión de ser músico.
En la academia de Caracas, acostumbrados a los niños prodigios, lo consideraron “viejo” para comenzar por eso se fue a Inglaterra, donde lo aceptaron. El director titular de la Orquesta Sinfónica de Miami, acota: “Lo hicieron porque para los ingleses todo es posible y me pusieron a dirigir antes de tocar. Yo lo que quería era ser compositor”.
El hecho de ser una vocación tardía no impidió su desarrollo y pronto sus maestros encontraron condiciones en Eduardo Marturet y lo becaron. “En Cambridge nunca me cobraron la matrícula”. Explica que esta vocación tardía también le ha permitido vivir la música de una manera diferente, sin sufrimientos.
“Siempre me he sentido halagado. Mi carrera se ha proyectado de una manera insólita. Lo que no quiere decir que no haya habido esfuerzos, pero nunca sufrimientos.”
Al referirse al mundo musical venezolano menciona a José Antonio Abreu, creador del Sistema de Orquesta, y acota que él es quien cambia la percepción de la música en el país. “Ahora tener un hijo músico es un orgullo. Muchos padres aspiran que su hijo lo sea”.
Eduardo Marturet ha dirigido un buen número de orquestas en todo el mundo, ejemplos, la de Cambridge, Berlín, la OSV y la Simón Bolívar. Ha conducido más de 800 conciertos, por eso le sobra criterio para definir el rol de director y considera que es muy peligroso creerse una autoridad.
“Un director dirige espíritus y almas, no instrumentos. Es un seductor. Seduzco a los músicos para que hagan lo que quiero, pero no los domino. La música es magia y lo más difícil es entender”. Analiza otra dificultad, ganarse la orquesta y lo explica: “Ningún líder puede serlo si no cuenta con el respeto de los demás. Eso se va ganando con el tiempo y no es gratis. La orquesta se parece a un país, cada músico es diferente pero el director tiene que limar esas individualidades. El ego del director tiene que estar abocado a la música y no en él mismo. Si él es uno más la entrega del músico será total y de esta manera se seduce también al público, que podrá vivir en cada concierto una experiencia mística”.
Otro capítulo: su discografía, que da fe de su trayectoria de compositor. Discos con música de los grandes clásicos alternan con las obras propias, marcadas por la originalidad como Campanas del silencio, concebida para ser interpretada por los campanarios de una ciudad. Los temas de encargos para películas lo han llevado, con aciertos, al séptimo arte.
Para Marturet, la composición ocupa un plano importante en su trabajo. “Muchas de las obras las tengo en la cabeza, concretizarlas es un esfuerzo doloroso”. Para él, componer para el cine es descomponer la imagen en música.
Fina Torres y Diego Rísquez son dos de los cineastas venezolanos que han encargado la banda musical de sus filmes a Marturet. La premiada Oriana, Manuela y Miranda revelan su talento. ” Con esas cintas tuve que enfrentar el reto auditivo y visual, porque la música en cine auxilia, pero no debe saturar”.
Relata como llegó a regir la Sinfónica de Miami: ” El anterior director, Manuel Ochoa, insistió hasta que terminé enamorándome del proyecto. En la orquesta conviven 24 nacionalidades y hoy sigue consolidándose”.
Al responder sobre cómo percibe el público de Florida explica: “Es peculiar porque no sólo exige buenos programas sino que le encanta que lo sorprendan. Por eso he subido al pódium con una cotorra y una guacamaya en el hombro durante un concierto de música pop o he llevado zapatos diseñados por Donald Pliner”. Hoy Marturet se encuentra entre los 100 latinos más influyentes de Miami.