Un violinista ruso de 65 años de edad murió al caer en el foso de la orquesta durante un ensayo en el Teatro Bolshói, informó la oficina del prensa del templo mundial del ballet.
El músico Víctor Sedov, falleció el martes en un hospital de la capital rusa debido a las lesiones sufridas tras caerse en el foso esa misma mañana, suceso que ha causado estupor entre sus compañeros, según la prensa local.
Los investigadores hablaron de un accidente. Al parecer, Sedow cayó al foso porque no estaba iluminado. Allí fue hallado inconsciente sobre el suelo de hormigón.
Al parecer el incidente se produjo tras los ensayos matutinos, pero se desconocen más detalles de lo ocurrido. Una comisión en el teatro intentará investigar lo sucedido e intentará extraer conclusiones.
Por el momento, se desconoce si el accidente tiene relación con la reconstrucción del teatro, que ha sido criticada por algunos especialistas por no tener en cuenta las necesidades de los artistas.
Una de las figuras más críticas con la reconstrucción del Bolshói fue el prestigioso bailarín y coreógrafo del teatro, Nikolái Tsiskaridze, al que el teatro decidió no renovar el contrato cuando expiró el 30 de junio pasado.
Según el periódico The Guardian, Sedov había sido músico en el Bolshói durante casi 40 años, en donde fue segundo violín de la orquesta.
El portavoz del prestigiado teatro ruso Katerina Novikova, lo describió en un comunicado de prensa como un hombre que poseía “un gran sentido del humor y una extraordinaria erudición”.
Los escándalos
En los últimos años el Bolshói ha sido escenario de casos de corrupción, despidos fulminantes, escándalos sexuales y polémicas artísticas.
El más reciente fue el despido de su director Anatoli Iksánov, relevado de su cargo después de trece años de polémica gestión.
El lugar del destituido director del mítico teatro lo ocupa Vladímir Urin, de 66 años, quien había sido director del teatro musical moscovita Stanislavski y Nemeróvich-Dánchenko. “No planeo ninguna revolución y entiendo perfectamente que en este teatro, como en cualquier otro, uno no puede hacer nada solo. Confío en que la mayoría de las personas que trabajan en este teatro, gente maravillosa y con talento, sean mis aliados y podamos resolver juntos los problemas actuales”, dijo Urin tras hacerse público su nombramiento el pasado 9 de julio.
Iksánov, de 61 años de edad, gozará de un retiro de honor como asesor en el Ministerio de Cultura a pesar de las polémicas en las que se ha visto implicado el Bolshói en los últimos años, sobre todo desde el inicio de la reconstrucción del histórico edificio en 2005.
Las mayores obras de remodelación en el último siglo, salpicadas además por sospechas de malversación de los fondos públicos destinados al proyecto, se retrasaron varios años. El Ministerio de Interior denunciaba hace menos de un mes el desfalco de 90 millones de rublos (unos 3 millones de dólares) en la faraónica obra iniciada con Iksákov en la dirección del teatro.
En marzo, la Audiencia de Cuentas de Rusia abrió una investigación sobre los gastos del Bolshói durante el ejercicio 2012 y la disciplina financiera de la dirección del teatro.
Por si fuera poco, el hasta hace unos días primer bailarín del teatro, Nikolái Tsiskaridze, denunció que las reformas no habían tenido en cuenta la opinión de los artistas.
En particular, criticó que una de las nuevas salas de ensayo es tan baja que los bailarines no pueden levantar a sus parejas por riesgo de golpearse contra el techo.
Ésta y otras críticas le costaron caro a la estrella del ballet ruso, conocido por sus reiterados enfrentamientos con la dirección.
El mal ambiente que, según el entorno del Bolshói, impera en el colectivo del teatro quedó patente tras la brutal agresión que sufrió en enero pasado el director de la compañía de ballet, Serguéi Filin, rociado con ácido en la cara presuntamente por encargo de uno de los suyos, el bailarín Pável Dmitrichenko, actualmente en prisión.