Vía: El País.com | Flor Gragera de León
La música como camino que cambia una vida y como antídoto radical contra la exclusión social. Se lo conoce popularmente como El Sistema y tuvo su inicio en un pequeño grupo de 11 niños convocados por José Antonio Abreu, premio Príncipe de Asturias 2008, en un garaje del centro de Caracas para aprender sobre música.
Eso fue en 1975. Han pasado 38 años y el modelo del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, que se basa en el aprendizaje en grupo para el cambio social, en la creación musical como manera de integración, ha llegado a 25 países, a 500.000 alumnos solo en su país de origen y a casi un millón en todo el mundo.
Ahora, después de un año de puesta en marcha con 110 niños inscritos entre 6 y 12 años en los colegios madrileños Fernando el Católico y Pío XII, otro espacio de reminiscencia de taller, el HUB de Madrid, ha sido testigo de la presentación oficial en España de la fundación Acción Social por la Música. Con el proyecto Tocar y luchar abre un camino que consiste en la convicción de que cualquier niño puede tocar un instrumento, y que su aprendizaje transforma existencias.
Acción Social por la Música —sin ánimo de lucro— esta coordinada y hermanada con El Sistema venezolano, del que recibe asesoramiento. El viaje del proyecto comenzó cuando la abogada María Guerrero, ahora presidenta de la fundación, vio junto a amigos de Venezuela el documental Dudamel: el sonido de los niños, la historia de cómo los programas orquestales convierten la música en un derecho universal. De El Sistema surgió la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, con Gustavo Dudamel como cabeza visible, y que ahora está al frente con 32 años de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
“Por esto podría dar mi vida”, le confesó Guerrero a una amiga, y ahí cambió sus planes de estudios en Estados Unidos para desplazarse a Venezuela y entablar contacto con el maestro Abreu. “Me quedé impresionada por la calidad, la delicadeza, el cariño y la atención al detalle con los niños”, dice Guerrero. La pedagogía de El Sistema se apoya, explica, en la idea de que se puede llegar a la música a través del amor, “de forma lúdica e intuitiva”. “Todos pueden tocar un instrumento y la orquesta es lo que da sentido al músico”. La colaboración se convierte en clave en el desarrollo de otras muchas habilidades.
Convencer de la necesidad de un proyecto de estas características en España ha sido un obstáculo en los arranques y no han faltado puertas cerradas. “Aquí la exclusión social no es tan visible; es necesario concienciar”, indica Guerrero, quien se refiere a los datos de Unicef que apuntan a que un 26% de los menores españoles viven bajo el umbral de la pobreza, algo que conduce al abandono escolar y al fracaso.
Los inicios de Tocar y luchar en España han contado con la experiencia de Rubén Fernández, director pedagógico y musical de la fundación, quien en el Centro Pedagógico Musical Arcos tiene un largo recorrido de enseñanza musical con la orquesta como centro. Los mayores de la escuela Arcos llevan de la mano a los pequeños de Fernando el Católico y Pío XII, que aún no disponen de instrumentos, en el concierto de presentación en HUB Madrid en que los niños entusiasmados producen escalas con sus violines, llevan el compás, ejercitan las cuerdas… Fernández, quien afirma que no existen los milagros y solo el trabajo, los dirige. “Todos los niños nacen genios, pero les ponemos trabas marcando caminos cerrados…”, asegura.
El colegio Fernando el Católico lleva ya ocho meses trabajando en un proyecto que solo ahora se hace oficial. A él se ha unido el Pío XII. La elección responde, explica Guerrero, así como Fernando Palacios, compositor y pedagogo y miembro del patronato, a la existencia allí de un profesorado comprometido, algo esencial, y un tejido fuerte de voluntarios y vecinos. Era allí también posible compatibilizar los horarios lectivos de los chavales con las clases de música.
La donación de instrumentos es otro de los pilares del proyecto, a través de la creación de un banco. La financiación se realiza con patrocinadores privados y donativos con el objetivo de que en el futuro también cuente con la ayuda pública. Un convenio recién formalizado con Ayuda en Acción supone otro impulso a este proyecto con vocación de crecer por toda España.