Vía: Comercio.com | Diego Ortiz
Nacimiento, muerte, resurrección. Estos tres elementos atraviesan por completo a la Sinfonía Heroica, tercera de Beethoven, que fue “compuesta -como escribió el compositor en la página de la partitura- para celebrar el recuerdo de un gran hombre”. La Marcha Fúnebre (segundo movimiento) de esta obra, inspirada en los figura de Napoleón Bonaparte, será interpretada el lunes 27 en el Teatro La Scala de Milán, como un homenaje a Claudio Abbado; ese día se cumplirá una semana de su fallecimiento.

Para la presentación del lunes, La Scala abrirá las puertas de su teatro de par en par. No habrá público. Tan solo estarán los músicos, esta vez dirigidos por Daniel Barenboim. Un homenaje póstumo de un director a otro director. La participación en La Scala abre el diálogo en torno a las grandes batutas de la actualidad que siguen haciendo vibrar los teatros.
Comencemos con Barenboim, antiguo estudiante de Nadia Boulanger. A lo largo de su carrera, el director de las cuatro nacionalidades (argentino-palestino-israelí-español) ha alcanzado fama mundial por utilizar la música como puente entre las naciones. No solo ha estado al frente de proyectos musicales con orquestas como la Filarmónica de Chicago o la Filarmónica de Londres. La creación de la West-East Divan Orchestra, que cuenta con músicos de Israel y Palestina, es el testimonio de su labor social.
Riccardo Muti es otro de los diestros directores en la escena musical contemporánea. En más de 40 años de carrera ha estado involucrado con agrupaciones como la Orquesta de Filadelfia, La Scala de Milán o las filarmónicas de Berlín y Viena (en estas últimas como director invitado). Además, en cuatro ocasiones ha conducido el afamado Concierto de Año Nuevo de Viena y es miembro honorario de la Royal Academy of Music, distinciones que le hicieron merecedor del Premio Príncipe de Asturias 2011.
Otro maestro de la dirección es Zubin Mehta. Hijo de Mehli Mehta, fundador de la Orquesta Sinfónica de Bombay, su carrera como director se inició poco después de cumplir 20 años, cuando en 1958 ganó el concurso de Dirección organizado por la Real Filarmónica de Liverpool. Desde entonces ha sido la batuta de la Filarmónica de Viena, de la Filarmónica de Los Ángeles, de la Orquesta Sinfónica de Montreal. Un aporte significativo fue ser el primero en dirigir una ópera de Wagner en territorio israelí.
En la actualidad, los franceses tienen a dos destacados representantes: Pierre Boulez y Lorin Maazel. Matemático de formación, Boulez es cultor del serialismo y del dodecafonismo. En el campo de la dirección orquestal, ha conducido con éxito a agrupaciones de su natal Francia por los caminos de la música electrónica y de vanguardia. Fue la batuta principal de la Orquesta Filarmónica de Nueva York y de la Orquesta Sinfónica de la BBC.
Maazel, por su parte, ha sido catalogado como prodigio. A los 9 años dirigió su primer concierto, en el marco de la Exposición Universal de 1939. Un año más tarde compartió la dirección de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. Entre sus principales logros está el haber obtenido el cargo de director artístico de la Ópera de Berlín Este y director musical de la Orquesta de la Radio Berlín (RIAS). Asimismo, recibió la Orden de la Legión de Honor Francesa.
En la década de los setenta, Inglaterra fue el territorio para un nuevo talento. Era Simon Rattle, quien desde 1974 comenzó su carrera como director asistente en la Orquesta Sinfónica de Bounermouth. A inicios de los ochenta se convirtió en la cabeza de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, que durante esa época se consolidó como una de las más destacadas de la escena británica. Su discografía incluye trabajos sinfónicos, de jazz y música popular.
Rusia, uno de los países con los programas de educación musical más exigentes de las últimas décadas, es la nación de Valeri Gérgiev, director general del Teatro de Marrinski y colaborador de la prestigiosa Filarmónica de Londres. Entre sus más importantes cargos se encuentra el haber conducido a la Orquesta Estatal de Armenia, a la Ópera Metropolitana de Nueva York y a la Filarmónica de Róterdam. Su discografía incluye grabaciones con la Filarmónica de Viena.
Finalmente, Nikolaus Harnoncourt es uno de los directores musicales con mayor prestigio en la actualidad. El también violonchelista es un nombre clave en las grabaciones orquestales (más de 30 discos). De hecho, en el 2001 obtuvo un Grammy por la Pasión según San Mateo, éxito en ventas en el ámbito académico.
Sobre los maestros
- Riccardo Mutti. (Italia, 1941). Estudió piano bajo la supervisión de Vicenzo Vitale. Fue director musical del teatro La Scala de Milán. Es titular Orquesta Sinfónica de Chicago.
- Daniel Barenboim. (Argentina, 1942). Estudiante de armonía y composición de la afamada Nadia Boulanger. Estuvo al frente de la Orquesta Filarmónica de Chicago.
- Zubin Mehta. (Bombay, 1936). Sucesor del afamado Pierre Boulez, a cargo de la Filarmónica de Nueva York. En 1959 dirigió la Orquesta Filarmónica de Viena.
- Lorin Maazel (Francia, 1930). Ha realizado estudios de música, literatura y filosofía. Ha sido director artístico de la Ópera de Berlín y de la Ópera Estatal de Viena, entre otras.
- Valeri Gérgiev (Rusia, 1953). Es director del Teatro Mariinski. Colabora constantemente con instituciones como la Filarmónica de Róterdam y la Sinfónica de Londres.
- Simon Rattle. (Inglaterra, 1955). Inició su carrera como director asistente de las orquestas de Bounermouth y Liverpool. Fue titular de la Filarmónica de Berlín.
- Nikolaus Harnoncourt. (Alemania, 1929). Ha alcanzado la fama gracias a sus trabajos musicológicos de recuperación de la música antigua y barroca europea.
- Pierre Boulez (Francia, 1925). Discípulo de Olivier Messiaen. Es uno de los pioneros en la composición de obras experimentales con una base dodecafónica.