Vía: lajornadadeoriente.com.mx | Por Paula Carrizosa
“El jazz es un concepto, es como una democracia que implica la participación de todos los músicos que tratan de encontrar un balance”, refirió el jazzista Óscar Stagnaro para definir a este género y apuntar que no hay un “jazz argentino, mexicano o chileno”, sino un jazz latino que se depura y se coloca como un puente de estilos.
El destacado intérprete del bajo eléctrico fue invitado a Puebla por el programa Sólo Jazz, la Casa del Mendrugo y el Tecnológico de Monterrey campus Puebla, para ofrecer una clínica de jazz en dicha universidad como parte de la labor de gestión de los estudiantes de la ingeniería en Producción musical digital.
Antes de comenzar la clínica, a la que no solo asistieron alumnos, sino intérpretes con trayectoria interesados en su formación, Stagnaro recordó que desde sus 17 años le ha interesado “juntarse” con músicos preparados, para poder adquirir más experiencia.
Ese ejercicio, continuó durante una entrevista el catedrático del Berklee College of Music, lo aplica desde hace 20 años con los jóvenes, ya que continuamente otorga clases, clínicas y conciertos magistrales, encaminados en ayudar a la formación de los músicos.
Esa dinámica “se ha logrado por una sola razón: porque he sabido internalizar esa ganas naturales de conocer y aprender, para luego traspasarla a los demás”.
Sonriente, el amigo y compañero del también reconocido Paquito D’Rivera, agregó que esta labor académica se guía en una ética, la de saber que no tendrá beneficio personal, que las clases y los acercamientos con los jóvenes están fuera de las ganancias que obtiene con sus conciertos, sus discos o sus premios.
“Todo se ha dado a través de los años, tratando de encontrar un balance, una forma de comunicarnos con facilidad. No sólo se trata de tocar jazz, ya que más que un género es un concepto que tiene que ver con la armonía musical y vocal”, dijo el ganador del Grammy en 2001, y luego del Grammy latino en 2003.
Óscar Stagnaro señaló que afortunadamente la idea de compartir conocimientos ha crecido. Ello, continuó, se nota en el propio Berklee College of Music al cual van músicos de México, Chile o Argentina, quienes luego regresan a sus ciudades natales para instalar centros de formación, en su mayoría independientes y privados, que ayudan a las generaciones más jóvenes.