Fotografía Nohely Oliveros / Cortesía de FundaMusical Simón Bolívar
París la ciudad de la cultura y del arte recibió con los brazos abiertos a los jóvenes venezolanos representantes de la Sinfónica Juvenil de Caracas, quienes se encuentran en su séptima gira por quinta vez en Europa. El encuentro se realizó el Jueves 6 de noviembre, en el Teatro la Cité de la Musique en París, Francia.
El Teatro casi completamente repleto, esperaba con ansias el inicio del concierto. No es la primera vez que se presentan en esta ciudad, sin embargo, los que la han escuchado aseguran disfrutar de su interpretación a la que consideran una orquesta profesional. La definen como audaz, sin prejuicios, entregados al sentimiento y dedicados a la música con una disciplina que sobrepasa su edad.
En el lobby de la Cité de la Musiqué, y dispuesto a entrar rápido a la sala de conciertos, encontramos al Maestro Carlos Cruz Diez, que generosamente aceptó conversar, se confiesa un melómano desde niño, afirmando que la música es parte de su existencia, su compañera mientras trabaja. Y pícaramente comenta “yo tocaba la guitarra y era serenatero”.
En la parte alta del Teatro y con ilusión estaban sentados miembros pertenecientes a “El Sistema Francia”, quienes desde el 2010 han trabajado para que los niños y jóvenes se familiaricen con la integración de la orquesta, la teoría musical, para así construir un espíritu de solidaridad y de fraternidad a través de los valores estéticos, lo que la filosofía del Maestro José Antonio Abreu define como “músico integral”. Esta formación cuenta hoy con 1.400 integrantes.
El programa contenía tres piezas, el poema sinfónico “Sensemayá” del compositor mexicano Silvestre Revueltas, seguido de la especial presentación del contrabajista venezolano Edicson Ruíz quien interpretó el Concierto No. 1 para Contrabajo y Orquesta compuesto por Rolf Martinsson y para cerrar interpretarán La Consagración de la Primavera del compositor ruso Igor Stravinski.
La Juvenil de Caracas inicia un programa robusto, asegurándose de preparar al público para un final ovacionado por largo rato. “Sensemayá” inundó la sala del calor mexicano de Revueltas quien compone esta pieza en 1938, a partir del poema del mismo nombre del cubano Nicolás Guillén y que narra la ceremonia para darle muerte a una serpiente. En esta pieza el maestro Dietrich empieza calentar con sus movimientos precisos y exactos conduciendo a la orquesta y a la audiencia hacia una historia que nos sumerge e hipnotiza.
La próxima interpretación requirió que se reorganizara el escenario para darle la bienvenida al contrabajista Edicson Ruiz, quien tiene la tarea de interpretar el Concierto No.1 para Contrabajo y Orquesta en presencia de su compositor, ya que, Rolf Martinsson se encontraba presente en la sala.
Previamente tuvimos un encuentro con Edicson en su camerino, donde nos cuenta sobre la complejidad de la interpretación de la pieza y de la segunda edición en la que trabajó en colaboración con el compositor ajustándola para exhibir diferentes colores que no estaban en la primera versión, para que finalmente el contrabajo se proyecte junto con la orquesta. Esta pieza se estrenó en Octubre de 2002 en Caracas, luego en Suecia, Asia y España. Aunque siempre es un reto interpretarla delante de su creador, Edicson aplica una curiosa paradoja para definir el sentimiento: “lo inevitable siempre es inesperado y lo inesperado es siempre inevitable”.
En relación a la colaboración que ha tenido junto a las orquestas de “El Sistema”, en Caracas y a lo largo de varias giras comenta que siempre ha sentido con “su gente” las emociones más fuertes en el escenario, ya que ellos tienen la bendición de no tener miedo escénico, carecen de prejuicios y se entregan sin dudas para causar en la audiencia un mayor impacto. Trabajar con ellos es una labor fructífera que retoña en el talento de lograr lo imposible.
Para esta Gira 2014, Edicson estará presente en solo dos conciertos de los siete programados: París y Budapest, teniendo la peculiaridad que en este último, El Sistema nunca se ha presentado.
La Orquesta ejecuta la pieza pautada, alternando con la voz del contrabajo, Dietrich al ritmo de la adrenalina emite instrucciones cada vez más definidas. Todos unidos en perfecta combinación, arrebatan al sueco Rolf Martinsson el aplauso y la alegría. Su rostro sonríe de orgullo, tanto que lo invitan al escenario para que reciba su reconocimiento. Edicson es aplaudido hasta salir tres veces, junto con la orquesta.
Luego del intermedio, “La Consagración de la Primavera” una pieza exigente que apenas el año pasado acaba de cumplir el centenario, siendo celebrada en más de 20 grabaciones por importantes sellos discográficos. Dicen los entendidos, que quien se atreve a interpretar “La Consagración” en Europa, sale consagrado, ya que el público tiene presente las grabaciones que hiciera el mismo Stravinsky sobre todo su material y porque fue estrenada en el Théâtre des Champs-Élysées, en París. La también llamada “Sinfonía de Guerra” mantuvo al público en vilo, con autoridad Dietrich Paredes reafirma los contrastes de su apasionamiento y vorágine. Termina, preciso como inició.
La gente de pie no se hizo esperar, rugieron los largos aplausos, la adrenalina estaba en el aire e invadía a la sala. Y al final de todo, luego de largos ensayos, de la incertidumbre, lo que cuenta es la sonrisa de satisfacción que cubre a la orquesta y que de pie admiran el fruto de su trabajo.
Al salir, en los pasillos de la Cité de la Musiqué se encuentran los abrazos fraternos de El Maestro José Antonio Abreu para los músicos que acuden a fotografiarse junto a Carlos Cruz Diez y su director Dietrich Paredes.
Esta historia continuará con entrevistas individuales de #YoSoyelSistema.