Vía: www.nacion.com | POR FERNANDO CHAVES ESPINACH
La música de Pierre Boulez es una poesía que impone sus propias reglas. Al francés, quien cumple 90 años este jueves, le gustan las declaraciones categóricas, así que aquí va una para él: ayudó a cambiar la música del siglo XX.
“Cuentas con un universo, y lo transgredes. Por otra parte, creas otro universo y vuelves a transgredirlo”, resumió en una entrevista del 2013 en El País . Compositor, pianista, teórico, director y gestor cultural, sigue activo a sus 90 años, y la energía que derrochó desde los años 40 reverbera todavía en la música académica.
Con Luigi Nono y Karlheinz Stockhausen, estuvo a la cabeza de la Escuela de Darmstadt. Destacan en su obra la experimentación vigorosa y el método del serialismo integral (del cual se distanció luego); posteriormente, se acercó a tendencias como la música aleatoria y la incorporación de herramientas electrónicas.
‘En el caso de Boulez, tal vez en cierto sentido el más dogmático de los serialistas (posición que fue matizando con los años), posiblemente fue una respuesta musical e intelectual con un alto grado de racionalismo que surgió como una respuesta ante los horrores de la Segunda Guerra Mundial’, explica el compositor Alejandro Cardona. ‘Por ejemplo, el serialismo se plantea como una tendencia “internacionalista” sin banderas nacionales y como una expresión altamente abstracta’, detalla.
Vitalidad. “Es una figura contradictoria. Hay un grupo que lo quiere mucho y otro que creo que lo detesta (o tal vez no ha sido bien entendido)”, opina el compositor Otto Castro .
Una frase de Boulez de aquellas primeras épocas, tajante: “Cualquier músico que no haya experimentado (y no digo ‘entendido’, sino realmente experimentado) la necesidad de la música dodecafónica es inútil, pues su trabajo es irrelevante para las necesidades de su época”.
El dodecafonismo de Arnold Schönberg es un sistema de ordenamiento de los sonidos en el cual las 12 notas de la escala son equivalentes, dispuestas en relaciones ordenadas, sin jerarquías entre ellas.
En los 50, Boulez buscó ordenar y controlar también la duración, altura, matices y todas las cualidades de la música. Sin embargo, poco después buscaría formas de componer más libres, jugando con el azar y la improvisación.
Según Castro, la cercanía de Boulez al estructuralismo determina las vías de su indagación musical. “Su primera música tiene una gran relación con el estructuralismo: eso quiere decir que va a tratar de controlar (incluso con métodos matemáticos) las articulaciones, intensidades, instrumentos, texturas, por medio de un método (el serialismo integral)”, destaca el músico.
Heredero de la voluntad de rompimiento de maestros suyos como Olivier Messiaen, afinó su oído al tono de su era: el cambio perpetuo.
Para el compositor Benjamín Gutiérrez , Boulez es “el más grande de los directores de orquesta de su época”. Gutiérrez se acercó, en 1984, a otra obra capital de Boulez: el parisino IRCAM, centro de estudios vanguardista en acústica, música y su ciencia. “Ayudó a la difusión de la música de mediados del siglo XX, como fue la de los músicos de la Escuela de Viena como Schoenberg, Webern y Alban Berg”, destaca el maestro.
Fundó en 1976 el Ensemble InterContemporain , dedicado a lo contemporáneo. Como director, se reconocen por interpretaciones de Webern, Mahler, Wagner, Stravinsky y Bartók.
La musicóloga Susan Campos destaca esta labor: “Reformuló el gesto en función de las exploraciones estéticas y técnicas de su generación. Abrió diálogos sui géneris entre la ‘tradición’ del repertorio orquestal, con sus bases, y las nuevas maneras de ‘escuchar’ y ‘entender’ la sonoridad de su tiempo; incluso, aplicando dichas ‘nuevas formas’ en la lectura de obras petrificadas por esa ‘tradición’”.
El compositor Alejandro Cardona considera que el legado del serialismo es “dispar” y de corto alcance, pero celebra el trabajo de Boulez como director y teórico. “Creo que la influencia de Boulez haya sido más por su actividad como promotor y, sobre todo, como ensayista, que por su obra compositiva (la gente habla de Boulez y su importancia; poca se ha sentado realmente a escuchar su obra).
”Así que, sin negar su influencia, no considero que su obra musical, a la larga, es tan significativa como se cree”, opina.
“Sus grabaciones son de gran precisión y cuidado. Se podría decir que aporta una visión muy “analítica”, sobre todo con los repertorios de los siglos XX y XXI que, de alguna manera, se diferencia de otras interpretaciones”, añade Cardona. Susan Campos concuerda: ‘Sus programas también fueron revolucionarios, siempre abierto a la investigación, a otras formas de “pensar la música”. Recomiendo Conversations with Boulez. Thoughts on Conducting , donde comparte su experiencia, pensamiento, dudas e ideas con Jean Vermeil (Amadeus Press, 1996)’.
Para el director y compositor Eddie Mora , la forma de acercarse a Boulez es, de hecho, entendiendo la poesía (como la de René Char y la de Stéphane Mallarmé). “Una persona que quiera acceder a ese tipo de música debe tener una mente abierta a la expresión a través de timbres y texturas sonoras”, considera Mora.
Boulez no ha sido tan prolífico como otros compositores; su trabajo teórico acaparó su tiempo. Le bastó para ayudar a encender una revolución (o muchas).