Vía: App.eltiempo.com | Por: CARLOS SOLANO
El director de orquesta sigue creando y en este año nuevas generaciones verán su vigencia.
Este puede ser un año muy importante para el compositor de música académica y director de orquesta antioqueño Blas Emilio Atehortúa: se viene la grabación de todos sus cuartetos de cuerdas, la documentación de su carrera, el estreno de una de sus obras recientes en México y homenajes a su legado, que demuestran que aún está muy activo en su trabajo.
La agenda comenzó con un homenaje en la décima edición del Festival Internacional de Música de Cartagena, en los primeros días de enero, hasta donde viajó el maestro desde Medellín para estar presente en el evento en el Centro de Convenciones. Allí, el Cuarteto Q-arte interpretó su Cuarteto de cuerdas n.°4 Op.87.
Sobre el maestro Atehortúa, el director creativo del festival, Antonio Miscená, no dudó en calificarlo como “el compositor vivo más importante de Colombia” y reconoció que se habían demorado en hacer este homenaje, en un diálogo con el maestro y con periodistas invitados.
En esa oportunidad, Atehortúa, cuya lucidez y sentido de humor están intactos (aunque se encuentra con movilidad reducida), destacó el trabajo que está haciendo la Biblioteca Nacional con sus obras y documentos.
Además, en 2014, el Ministerio de Cultura publicó el libro ‘Blas Emilio Atehortua: tallando una vida de timbres, acentos y resonancias’, de la investigadora Susana Friedman, que recoge los momentos cumbres en la carrera del maestro, Premio Vida y Obra 2011.
Atehortúa, de 72 años, oriundo de Santa Helena, Antioquia, celebró la invitación y destacó que sigue componiendo, que acaba de hacer una pieza para el Cuarteto Q-arte que estrenará en Ciudad de México y cuya presentación contará con la presencia del maestro.
“Para mi la música culta no existe. El maestro Ricardo Malipiero me preguntaba ‘Blas, ¿cuál es la música inculta?’ y yo le dije que no existe, toda la música es culta porque son culturas diferentes, entre ellas la folclórica y la académica, yo le doy gran importancia porque soy colombiano y soy montañero, y quiero mucho la música campesina y de todos los ámbitos del país porque son expresiones propias”, dijo Atehortúa, quien señala que es la persona que más ha orquestado música colombiana (entre ello, 30 piezas de Carlos Vieco), junto a la Filarmónica de Bogotá y la Sinfónica Nacional.
“No hago música popular, pero la admiro porque es una expresión importante (…) somos una nación multicultural”, explica Atehortúa, quien no solo escribió música académica (de estilo contemporáneo pero también romántico) sino también de películas y series de TV (‘Edipo Alcalde’, ‘Los pecados de Inés de Hinojosa’, entre otros).
Además, el compositor, cuya carrera estuvo ligada a la academia desde el Conservatorio de la Universidad Nacional y en múltiples cátedras, jugó un papel fundamental en la televisión educativa, como telemaestro de música para la primaria en todo el país.
“Componía canciones para niños como ‘El sueño de Liliana’, una ópera infantil, y de lo que me siento más gratamente realizado es de mis composiciones infantiles, cánones, cantando con niños. Ahora hay un proyecto de que esto sea una edición completa”, dice.
Ante una pregunta acerca del proyecto de piezas granadinas con el Patronato de las Artes, grabado entre 1975 y 1976, recordó que en ese entonces, y después de un arduo trabajo de investigación con la música de los años de la Colonia, renunció al pago como director porque “yo no quiero ganarme un sancocho o un viaje a Miami con la sangre de los patriotas, hice el trabajo sin cobrar un céntimo… Firmé un papel y con ese dinero se hicieron dos ediciones de la historia de la educación en Colombia”.
Hoy, no tiene dudas en señalar que su legado musical no llega a muchas personas debido a la producción limitada de discos con sus obras, pues la suya es “música que no se vende (…) Yo la compro y mi esposa también, pero es música que comercialmente no tiene cauce, y debo decirlo, Colombia no tiene cultura de editar discos, se graban comercialmente muchas cosas, pero la cultura grabada es otra cosa, y falta mucho”.
Con mucho sentido del humor, pero también con mirada crítica sobre la realidad de la cultura, Atehortúa dice que “cuando llega un gobernante a su puesto, pregunta por proyectos, cuánto vale tal cosa en cultura, en educación, y luego pregunta ‘cuánto nos va a dejar’ el dinero que se invierte, y eso es un error muy grande que todavía los gobernantes no lo saben o se hacen los locos, porque el dinero invertido en la cultura no se revierte, sino que eleva el nivel social”.
“En este momento estoy escribiendo dos obras, una para cuarteto de cuerdas y orquesta sinfónica especialmente para Q-arte y la Filarmónica de Bogotá, y al mismo tiempo mi Cuarteto de Cuerdas n.° 6. Siempre trabajo dos obras en simultánea, así me rinde más”, cuenta Atehortúa.
Su esposa, Sonia Arias, está trabajando en el proyecto con la Biblioteca Nacional para recoger todo el material alrededor de sus 150 obras, lo que lo enorgullece enormemente.
En esa carrera tan prolífica, cuenta que aún está buscando hacer la obra que lo haga sentir pleno, y que a veces oye piezas suyas y “se me pone la cara caliente: ¿yo escribí eso? Ojalá nadie se dé cuenta”.