Vía www.saladeespera.com | La ejecución de este violinista venezolano ha sido escuchada en distantes puntos del mundo, una lista que parte de escenarios de Europa junto a sinfónicas como la de Viena, Montreal, Moscú y Montecarlo y sigue con los reconocimientos en América Latina como el Henryk Szeryng, en México; además de ser el gran triunfador del Cartagena VII Festival Internacional de Música
Por Tibisay Ascención Pino
En su tierra fue galardonado como Artista Clásico del Año en los Premios de la Música Venezolana y ha ofrecido recitales solistas bajo la batuta de directores como Gustavo Dudamel o Lawrence Foster.
Alexis Cárdenas aprendió a tocar violín cuando era un niño y ya cuando contaba con 11 años, se estrenó como solista en la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, su ciudad natal. Cuatro años más tarde, fue Concertino de la Filarmónica Nacional. Su formación académica, paso por The Juilliard School of Music, en Nueva York, y en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de París hace sus estudios de postgrado. Sus ejecuciones han formado parte de múltiples producciones discográficas y como solista concibió: “Ensamble Gurrufío presenta a Alexis Cárdenas” y “Geológico”. Actualmente está residenciado en Francia, donde es Concertino-Súper Solista de la Orquesta Nacional de París. Además fue premiado con el Long-Thibaud y recibió recientemente la Medalla de Honor del Senado por su contribución a la difusión de la cultura y las artes de América Latina en ese país.
TRES LIBROS
La llama doble, de Octavio Paz: La lectura que más disfruto es el ensayo, porque es una obra que me deja mucho, es muy rítmica. De este género, destaca Octavio Paz, autor latinoamericano con el que más resonancia tengo, es uno de los escritores más musicales. Este libro me lo hizo descubrir la mamá de mi primer hijo. Otro texto de su autoría que todo músico debe leer, es El Arco y la Lira.
Los testamentos traicionados, de Milan Kundera: Es un ensayo sobre música emblemático. En un capítulo del libro habla sobre el exilio en los artistas y como la identidad nacional se ve mucho más acentuada con esta condición, cuando te ves obligado a encontrar todo lo que tiene tu país y tu ADN. En París, lo encontré por secuencia de eventos de amigos que hablaban de esta obra.
Partitura de la cigarra, de Eugenio Montejo: Relata de una forma poética, el salvaje ritmo de esta zona del planeta y el precio que hay que pagar por ese caos que vivimos. Ese canto de la cigarra que a veces te molesta y que provoca taparte los oídos, es nuestro canto. Este libro llegó a mis manos hace unos años, en esa época de reencuentro con mi país, cuando viví en Caracas y nació mi hijo.
TRES DISCOS
The Rough Dancer and the Cyclical Night, de Astor Piazzolla: Hay composiciones que siempre están en mi inconsciente, forman parte de mi piel, de mi memoria y este disco es una de ellas. Desde que lo escuche, no me ha abandonado. A partir de entonces, siempre lo obsequio, porque me parece memorable y debe ser escuchado.
Zyryab, de Paco de Lucia: Descubrí a este artista, cuando tenía 19 años. Esta producción musical es un clásico, de este repertorio mi preferida es: Canción de amor. Paco de Lucia y Astor Piazzolla son mis héroes. Sin embargo, procuro mantenerme siempre curioso para descubrir cosas nuevas.
Cantando Historias, de Ivan Lins: Este disco lo conocí cuando nació mi hijo y le dedique Victoriosa, una de las canciones de este artista. A partir de ese momento, lo he regalado en varias oportunidades. Sigue siendo un clásico para mí.
TRES PELÍCULAS
The Fisher King, de Terry Gilliam: En su película, lo más lucido son los locos. Él plantea que el mundo dice que los locos están fuera de la sociedad, pero para él, ellos son los más cuerdos y en eso coincido con Gilliam. El cineasta contó que su esposa le decía que había hecho la misma película siempre, yo creo que un artista siempre se repite, tiene los mismos elementos y recurre a su temática preferida.
Drácula, de Francis Ford Coppola: Fue increíble como presenta su versión, el paroxismo y la tradición de los personajes anteriores, calibra toda intención dramática de un vampiro como Drácula. Es un mago de las imágenes, el teatro está latente en sus películas, sobre todo en Tetro, la última película que hizo que no obtuvo éxito comercial.
Ran, de Akira Kurosawa: Terry Gilliam y Francis Ford Coppola hablan de Kurosawa, como un maestro, un guía espiritual del cine. Lo conozco desde hace un par de años y me parece que es uno de los grandes lectores del cine. En sus películas está siempre presente el subconsciente de sus películas. Son artistas integrales, como del Renacimiento.