Vía: EL Nacional | Escrito por GERARDO GUARACHE OCQUE
El cuarteto liderado por el violinista, a quien acompañan Elvis Martínez, Nené Quintero y Jorge Glem, ofrecerá un concierto mañana
Alexis Cárdenas es un prodigio del violín. No existe nada que el actual concertmaster de la Orquesta Nacional de Francia, nacido en Maracaibo hace 36 años y 11 meses, no pueda hacer en el instrumento. Es un nivel que sólo pueden alcanzar aquellos que conjugan una predisposición natural con la voluntad para entregarse a la búsqueda de la perfección. Pero, para infortunio de los melómanos, el músico ha descuidado una tarea importante: los discos.
2013 será el año para saldar esa deuda. La idea del zuliano es crear un soporte discográfico para cada una de sus facetas. Por eso firmó un contrato con Opus 3, un sello neoyorquino de artistas clásicos al que pertenecen luminarias como su compatriota Gabriela Montero y Daniel Barenboim (piano), Yo-Yo Ma (contrabajo) y Béla Fleck (banjo).“Me dedicaré a hacer una discografía completa”, dice. Eso implica, por ejemplo, grabar sonatas de Bach y un recital clásico, acompañado de una orquesta venezolana. Asimismo, está en construcción un álbum de su proyecto a dúo con el pianista Leo Blanco. También se editará en abril otro de Alexis Cárdenas con el ensamble Recoveco, que se titulará Volver al sur. Y la otra materia pendiente es llevar a disco el sonido del cuarteto que ofrecerá un concierto mañana y que sirvió de excusa para la entrevista.
Música del mundo. Cárdenas, cansado por el viaje y el cambio de horario, espera en el café de los estudios Rock N’ Folk de La Floresta, justo cuando acaba de terminar una sesión de grabación con Gonzalo Grau que, por asuntos de agenda, sólo podía realizarse esa mañana. A pesar de todo, sonríe y juega con su violín frente a la cámara de Manuel Sardá.
Mañana actuará en el Teatro de Chacao como parte de un ensamble constituido en 2009. El cuatrista es el cumanés Jorge Glem, el percusionista es el caraqueño Carlos “Nené” Quintero y el contrabajista es su paisano Elvis Martínez.
“Este cuarteto –señala– ha sido una dicha porque no sólo sus instrumentos están perfectamente afinados y precisos, sino que sus almas están muy afinadas. Son gente con la que he aprendido mucho. Desde la primera vez que tocamos pasó algo mágico”.
Encores es el nombre del espectáculo porque se ajusta a un concepto que surgió en los años de Liszt y Chopin. “Era la miniatura; el regalito que le daba el solista al público una vez que tocaba su gran concierto”, indica el instrumentista, que suele pasearse por obras de sus héroes –por ejemplo, Egberto Gismonti, Hermeto Pascoal y Astor Piazzola– y adaptar caprichos de Paganini a ritmos venezolanos.
“Apuesto a que Bach, que era un gran artista, hubiese estado abierto a ese tipo de experimentos. No deformamos en nada lo que él escribió”, dice Cárdenas, quien refleja la alegría que le produce que Rodrigo, su hijo mayor, haya comenzado a tocar el violín en el Colegio Emil Friedman.
El oficio. Han pasado tres años desde que el artista formado en Maracaibo, Caracas y, entre otras instituciones, la Julliard School of Music de Nueva York, se estableció en París. “La experiencia de ser concertino ha sido muy importante. La figura del director nació en el siglo XIX. Antes el concertino era quien dirigía. Eso te da una visión panorámica de la música. Además, estoy muy contento porque el nuevo director titular (Enrique Mazzola) ha impregnado a la orquesta de una nueva energía”.
“Uno se pasa la vida dialogando con el instrumento”, reflexiona. “Lo fundamental es trabajar todas las obras importantes del repertorio romántico para violín a temprana edad porque luego es más difícil. Confieso que aprender una pieza ahora es complicado por el trabajo, la familia, las giras, los conciertos… Esa información debe estar en el disco duro para refrescarla, por eso las estoy estudiando constantemente. Antes de tomarme el café, reviso a los grandes autores como Bach, Prokofiev y Brahms”.