Vía: EFE
Las cuerdas y la madera de su Stradivarius de más de 300 años ya tienen impresa su huella, pero Anne-Sophie Mutter sigue sin “someter” el “misterio impredecible” de ese instrumento, con el que esta noche tocará en Madrid un repertorio tan romántico como su último disco, dedicado a su “querido” Dvorak.
La alemana empezó a tocar con 11 años, fue “descubierta” a los 13 por Herbert von Karajan y cumplidos los 50 tiene, según revela en una entrevista con Efe, sus objetivos musicales cumplidos aunque no los vitales.
“Mi vida tiene sentido a través de mi fundación para jóvenes intérpretes, que va a cumplir 15 años, y de los conciertos benéficos que doy para ayudar a cambiar la vida de quienes menos tienen”, subraya la “violinista perfecta”, según decía von Karajan, el que fue director y mano de hierro de la Filarmónica de Berlín durante 35 años.
Mutter había tocado “muchísimas” veces en los últimos años el “Concierto para violín”, del checo Antonin Dvorak (1841-1904), de quien se “enamoró” siendo una niña.
“Cuando tenía 11 o 12 años, estaba totalmente enamorada de la belleza de sus piezas, de sus melodías, de su forma de acercarse a la orquestación, de sus desafíos técnicos”, rememora.
Sin embargo, siempre encontraba a “otro” que le apetecía grabar más, como es el caso de su gran “adorado”, es decir, Brahms.
“Hace dos años miré a mi alrededor, a las orquestas con las que suelo trabajar y a los directores, para encontrar el que fuera capaz de recrear las particularísimas características de la obra de Dvorak”, apunta, pero no fue hasta el pasado febrero cuando se dio la “conjunción astral” que iluminó el camino.
La violinista, con más de 40 discos en Deutsche Grammophon de los que ha vendido más de 10 millones de ejemplares en todo el mundo, coincidió con Manfred Honeck y la Filarmónica de Berlín interpretando el “Concierto para violín” del checo.
Sintieron emocionados “el magnetismo y la brillantez” de la pieza y lo bien que encajaban todos los elementos, así que se dijeron, “este es el momento”, y lo grabaron en junio.
Es su primer disco con la Filarmónica en 30 años y la primera grabación que hace del “Concierto para violín” de Dvorak, que ha querido acompañar de “Romanza para violín y orquesta”, la “fogosa” “Mazurek para violín y orquesta” -escrita para el español Pablo Sarasate en 1873- y la melodiosa “Humoresque”.
“Hemos querido trasladar el ambiente de un concierto en vivo al disco y hemos dado a cada pieza el tono que requería. Son pequeños regalos para el público”, asegura.
El concierto de esta noche en el Auditorio Nacional no será con piezas de ese disco sino con un repertorio muy especial, “no muy conocido pero sí muy emocionante”, que incluye el estreno en España de “Ringtone Variations”, una composición encargada por la Fundación Anne-Sophie Mutter al norteamericano Sebastian Currier (1959).
Completan el programa composiciones de Kreisler, Grieg, Debussy y Frank, “uno de los repertorios más coloridos y románticos que he interpretado nunca”, afirma.
Sigue durmiendo poco y con una agenda muy apretada, porque la vida “está llena de cosas”, tanto que no podrá ir a contemplar al Prado a “su” Cristo de Velázquez ni ha podido ver el último partido de su admirado Ronaldo, pero es así como la quiere.
“La música es una parte muy importante de mi vida, y es verdad que he sacrificado muchas cosas por ella, pero no me creo una heroína”.
Su vida está unida, “inseparablemente”, desde hace varios años al Stradivarius Lord Dunn-Raven, de 1710, con una “personalidad” tan “misteriosa y maravillosa” que siempre sorprende a sus dedos y sus oídos.
“Es una experiencia de humildad tocarlo, porque te somete, te obliga a repensar. Nunca reacciona de la misma forma. Es como un ser humano. No me aburro, desde luego”, se ríe.
El violín, precisa, ya tenía “voz” antes de que ella sacara sus sonidos, y está segura de que su “huella” quedará en él para que en su música, “esa niebla que solo vive en el recuerdo”, la encuentre su próximo propietario.
“Después de mí, alguien oirá también mi voz en este instrumento y seguro que yo también contribuiré a que haya ‘sorpresas'”, pronostica.