El baryton o viola di bordone o viola di pardone, puede ser calificado como una viola da gamba d´amore
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Esto es porque además de las 6 ó 7 cuerdas de tripa tocadas con el arco, tiene entre 9 y 22 cuerdas simpáticas de metal bajo el mango.
Estas cuerdas no sólo ayudan a aumentar la sonoridad, hacerla más brillante y más vívida al vibrar por simpatía, sino que también son punteadas por el pulgar de la mano izquierda.
De esta manera el baryton puede ser visto como una combinación de dos instrumentos: una viola de gamba y un arpa.
Tocar con el arco y pulsar las cuerdas al mismo tiempo es, sin embargo, una técnica difícil que pocos logran dominar, y es quizás la razón por la cual el instrumento ha tenido un limitado número de intérpretes y compositores a lo largo de los siglos.
Aunque sus orígenes se encuentran en el siglo XVII, la edad de oro del baryton tuvo lugar en la corte del patrón de Joseph Haydn: el Príncipe Nikolaus Esterházy (1714 – 1790).
El Príncipe amaba el baryton tremendamente, siendo intérprete él mismo.
Varios de sus músicos fueron famosos por su habilidad con el instrumento (Joseph Weigl, Andreas Lidl, Carl Franz y el mismo Haydn).
Como director de Música en Eisenstadt, Haydn fue requerido para componer una considerable cantidad de música para baryton en diversas formaciones de cámara.
Encontramos más ejemplos de música para baryton en otros compositores del entorno de la Corte de Esterházy: Luigi Tomasini, Joseph Pucksteiner, Anton Kraft y Anton Neumann.
Las obras más conocidas del repertorio para baritón son las 175 escritas por Joseph Haydn, de ellas, 126 son tríos para viola, violonchelo y baritón.
Fueron escritas al inicio de la carrera de Haydn, entre 1766 y 1775.
El instrumento usado por el príncipe tenía siete cuerdas frotadas, afinadas como las de una viola da gamba bajo, cuyo sonido asemejan, y diez cuerdas de resonancia afinadas según una escala de Re mayor, más un La una cuarta por debajo y un Mi una segunda por encima de ésta.
La escritura no es demasiado exigente para el intérprete de baritón; Haydn elige tonalidades fáciles y exige pocas veces que se toquen a la vez cuerdas frotadas y pulsadas.
El baritón fue olvidado por completo durante el siglo XIX, pero ha sido recuperado durante el XX gracias a la “interpretación históricamente documentada” de la música antigua.
Entre los músicos que hoy lo tocan están Jeremy Brooker, Kazimierz Gruszczyński, José Manuel Hernández, John Hsu y Roland Hutchinson.