Vía: www.clarin.com/ Federico Monjeau
Disco “Brahms. The Piano Concertos”.El solista Daniel Barenboim y el director Gustavo Dudamel se lucen en los conciertos del compositor alemán.
Daniel Barenboim ha grabado en varias oportunidades los dos conciertos para piano de Brahms (con Barbirolli, con Mehta, con Celibidaque). Ahora vuelve a hacerlo con su Staatskapelle Berlín, cuya dirección le confía a Gustavo Dudamel. Es un registro en vivo realizado en dos jornadas, 1 y 3 de septiembre de 2014, en el Auditorio de la Filarmónica de Berlín.
En medio de una conversación con Clarín en su reciente visita a Buenos Aires, Barenboim observó que desde el punto de vista pianístico esta última edición de los Conciertos le resultaba la más satisfactoria de todas. Es impensable que el músico se estuviese haciendo propaganda. Acaso él note realmente un progreso en lo que uno simplemente podría ver una pequeña diferencia de matices.
Sea como fuere, la presente versión con Dudamel es de una potencia expresiva fuera de serie. Se suman dos grandes fuerzas: el director fogoso y suntuoso, y el pianista sabio, intenso y a la vez contenido, que llegado el caso puede hacer sonar su instrumento con los colores de una segunda orquesta de cámara.
Los conciertos de Brahms están entre lo mejor de todo el repertorio concertante. El primero, con el nervioso dramatismo de ese tema inicial que expone la orquesta, parece comenzar donde otras obras alcanzan el punto culminante (algo similar ocurre con la Tercera sinfonía). Es que en Brahms las nociones tradicionales de exposición y desarrollo se encuentran un poco trastocadas: todo de algún modo es desarrollo; ya el musicólogo Carl Dahlhaus analizó ese primer concierto en re menor como un caso de “variación progresiva” (a distancia, podría agregarse), en el sentido de que nada de esa música regresaba en su estado original o sin variantes.
Esto le da a la música de Brahms su dosis de suspenso adicional, que Barenboim y Dudamel exploran con incomparable maestría. Pero Brahms también nos proporciona momentos de éxtasis casi religioso, como en el segundo movimiento de este mismo concierto (que encabeza la cita “Bendito el que viene en nombre del señor”), el adagio para piano y orquesta acaso más sublime que se haya escrito junto con el del Cuarto de Beethoven y el del Tercero de Bartok. La lectura de Barenboim corta la respiración.
El halo trágico del primer concierto se disipa en el segundo, ya en el comienzo mismo de la obra, con la melodía del corno solista. La tensión baja; los movimientos crecen (cuatro en vez de tres); la orquestación se diversifica, al punto que el movimiento lento tiene otro solista además del piano: el chelo. En el episodio central de ese andante, Barenboim nos sorprende con su exquisito minimalismo de arpegios casi mudos y unas pocas notas simples y perfectas.
Calificación: Excelente
Staatskapelle Berlín
Director Gustavo Dudamel
Solista Daniel Barenboim
Programa Conciertos N° 1 y 2 de Johannes Brahms
Sello Deutsche Grammophon