El pianista cubano es, sin duda, el maestro de la fusión en el mundo del jazz. Siempre trata de aportar nuevos sonidos a sus composiciones. “Escucho todo tipo de música para buscar nuevos caminos. Siempre se puede ser innovador”.
El nombre Chucho Valdés (Quivicán, Cuba, 1941) es sinónimo de inspiración, valentía, fusión y mestizaje. Ganador de cinco premios Grammy y tres Grammy latinos, el pianista que ha llevado el sonido afrocubano a lo más alto, se ha convertido en uno de los cinco pianistas de jazz contemporáneos más importantes.
Antes de llevar a cabo tres conciertos en solitario por tierras españolas (Málaga, 19 de septiembre; Bilbao, 25 de septiembre, y Las Palmas de Gran Canaria, 13 de octubre) y salir de gira por Canadá y Estados Unidos con su quinteto entre octubre y diciembre, Valdés atendió a EXPANSIÓN minutos antes de subir a las tablas del Seagram’s Jazz Festival de Valencia, su última actuación nacional.Como cuenta el artista cubano, sus primeros recuerdos de infancia tienen como protagonista un piano, aquel que tenía en casa y en el que componía su padre, el mítico Bebo Valdés. “El piano ha sido y es mi gran aliado. Desde los tres años no he dejado de tocarlo. Si no tuviera un piano en mi vida me volvería loco, puesto que se ha convertido en mi gran confesor. A través de él expreso todos mis sentimientos y preocupaciones”, comenta Chucho Valdés con una mirada ilusionada.
“Siempre he sentido este instrumento como si estuviera vivo y fuese un ser más de este mundo. Gracias a él puedo hablar sin pronunciar una sola palabra. Cuando estoy triste, es el único que lo sabe… Transmite todas mis emociones”.
Una de las mayores aportaciones al mundo del jazz del pianista cubano ha sido y es la fusión de estilos, el mestizaje de sonidos, la unión entre el son cubano y el jazz clásico americano.
“La fusión musical es esencial. El intercambio potencia el desarrollo. Si caminas por un único camino, nunca podrá salir de él. Sin embargo, si amplías horizontes, los senderos pueden ser infinitos. Y es que, en el mundo del jazz siempre se aprende algo. Es un estilo que te da lecciones de vida cada día. La cuestión es mantener la mente abierta, no cerrarse a nada, por muy extraño que pueda parecer en un primer momento. ¡Hay tantas cosas por aprender!”, exclama Valdés.
Aprendizaje
De la misma manera que el artista no se cierra a ninguna influencia musical, Valdés ha mostrado su versatilidad en los formatos de actuación –en solitario, con un cuarteto o un quinteto, o liderando una orquesta– y siempre ha sacado un aprendizaje específico de cada uno.
“Creo que, tras tantos años de carrera, he trabajado en todos los formatos posibles. Con la orquesta, a pesar de ser el director, siempre trato de que sea un esfuerzo colectivo. Todos los músicos participan en la elaboración y construcción de las canciones. Al fin y al cabo, utilizo su talento y esto enriquece la obra”, comenta.
Según explica Valdés, en los ensayos realiza un trabajo de prueba y error en relación con las propuestas y si funcionan, se incorporan. Una vez más, el pianista piensa que no hay que cerrarse a ninguna posibilidad. “Al trabajar de esta manera, el músico se siente realmente parte del conjunto y no un simple trabajador en una empresa. El imponer las ideas y ser una especie de dictador no funciona y menos con los músicos. Incorporando las diversas ideas, el conjunto está más unido y cada canción cuenta con un pedacito de cada uno”.
Otra historia es cuando Chucho Valdés se sienta ante el piano en solitario. “Cuando actúo solo muchas veces lo hago sin programa. Dejo que sea la actuación y el público el que me guíe. Es arriesgado, pero siempre busco que el nivel sea máximo. Así, hasta los días más complicados terminan siendo un éxito”, concluye.
Innovación
Chucho Valdés es, sin duda, el maestro de la fusión en el mundo del jazz. Siempre trata de aportar nuevos sonidos a sus composiciones. “Escucho todo tipo de música para buscar nuevos caminos. Siempre se puede ser innovador. Si sigues intentando superarte, estudiando y absorbiendo información, los caminos son infinitos. Por esa razón, la fusión musical es esencial. El intercambio entre culturas potencia el desarrollo personal y musical”, comenta.
Ahora, y para seguir en esta línea, el pianista prepara un nuevo disco en el que mezclará su jazz afrocubano con el flamenco, “dos universos diferentes unidos por una tierra: África”.