Clara Rodríguez sobresaliente pianista venezolana nos visita esta temporada para interpretar junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y bajo la batuta de el director catalán, Jordi Mora; la Obertura Manfredo, Op. 115, Sinfonía No. 4, en re menor, Op. 120 y el Concierto para piano y orquesta en la menor, Op. 54 de Robert Schumann, el Jueves 31 de Julio a las 5 pm., con Entrada libre, en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música.
En el siguiente texto, Clara Rodríguez ha compartido gentilmente este artículo sobre Robert Schumann que ha escrito para su blog: pianistclararodriguez.wordpress.com/
Cuando yo era una niña me gustaba mucho leer un libro de Marcel Brion que me regaló mi padre sobre la vida y obra de Robert Schumann. Allí había también cartas entre él y Clara Wieck, podía imaginar la intensidad de ese gran amor, lo romántico que parecía toda aquella creación de obras como Papillons o Carnaval con todos esos códigos secretos.
Ahora que he recibido una invitación del Sistema de Orquestas de Venezuela para tocar el Jueves 31de Julio el de Concierto en La menor Op. 54 quisiera compartir algunas fechas y hechos de la vida de Robert Schumann los cuales me acercan aún más a la obra y sentimientos de ese genial compositor.
Debo decir que me siento muy honrada por esa magnífica oportunidad que me brinda la Orquesta Simón Bolívar de tocar y con ellos bajo la dirección del catalán Jordi Mora.
Conozco bien el trabajo de finísima factura de nuestra gran orquesta y hace dos días tuve el encuentro con el maestro Mora, he quedado muy impresionada por sus maravillosas ideas sobre el fraseo y la construcción de la obra.
Robert Schumann nació en el año de 1810 en Alemania. Su padre era escritor de novelas con influencia de Walter Scott y de Lord Byron, fue también editor de un periódico y gran lector por lo que Schumann estuvo siempre rodeado de libros; de su madre sabemos que era la hija de un cirujano y que se oponía a que su hijo fuese músico por lo que el joven Robert se inscribió en la Universidad de Leipzig para realizar estudios de derecho. Allí conoció a dos de los grandes escritores de la época: Jean-Paul Richter y Heinrich Heine por los que sentía mucha afinidad.
En realidad a Schumann le gustaba mucho escribir “No estoy seguro de lo que soy” escribió en su diario, agregando “No creo que sea un pensador profundo pues nunca puedo desarrollar un pensamiento del principio al fin” Delante las grandes emociones que siente racciona como poeta y como compositor, sólo que cuando se trata de realmente expresarse, la música es su guía, él tiene la impresión de que las palabras se quedan cortas comparadas a la intensidad que le puede proporcionar la expresión musical. Son las imágenes poéticas, su abstracción y el sentimiento afectivo lo que mas le interesa.
Para Schumann como para la mayoría de los románticos, no es el arte el que pertenece a la vida cotidiana sino que la vida entera es una experiencia estética.
En 1830 su madre acepta que sea músico y el joven se instala en la casa de Friedrich Wieck (1785-1873) de quien comienza a recibir lecciones de piano. Robert se dedica por entero al instrumento olvidándose de escribir su diario íntimo o de componer pero poco tiempo después le escribe a su madre para expresarle el deseo que tiene de ir a estudiar con Hummel, ya que “el viejo” Wieck sólo está dedicado a hacer de su hija Clara una gran pianista. En 1831 sigue algunos cursos de composisción con Heinrich Dorn (1804-1892)
En 1831 Schumann está entusiasmado con los escritos de E. T. A Hoffmann y por la obra de Chopin escribiendo en el Allgemeine musikalische Zeitung “Me quito el sombrero señores, Chopin es un genio!”
En 1832, abandona el objetivo de ser un concertista quizás debido a un procedimiento mecánico que realizó con la idea de mejorar su destreza, lamentablemente se le paralizaron algunos dedos de la mano derecha. Por este tiempo se interesa por la técnica de composición de Johann Sebastian Bach.
Por el año 1833 sus problemas mentales se agravan, él presentía esas crisis desde hacía mucho tiempo de manera esporádica pero comenzó a tenerlas consecutivamente.
En 1834 funda una escuela de música la cual dirige practicamente solo durante diez años, la Neue Zeitschrift fur Musik. Ese mismo año se compromete con Ernestine von Fricken (1816-1844), una alumna de Wieck, ese compromiso fue roto en 1835 año en el que conoce a Chopin y a Félix Mendelssohn y comienza el romance con Clara Wieck quien tiene entonces 15 años.
Friedrich Wieck se opone ferozmente a la unión de su hija con Schumann inclusive por medios de muy baja calaña, amenazando con desheredar a Clara y acusándolo a él de alcóholico. Robert y Clara acuden a la justicia y ganan el juicio. Se casan el 12 de Septiembre de 1840 en Leipzig. Tuvieron ocho hijos. Ese mismo año nombraron a Robert doctor de la Universidad de Jena por un ensayo sobre la música dentro del teatro shakespeariano.
En diciembre de 1843 Schumann acompaña a Clara a una gira de conciertos en Rusia donde es tratada su enfermedad pero agrava al regresar a Leipzig, ese mismo año vende su revista Neue Zeitschrift.
Con una pequeña mejoría entre 1845 al 1847 los Schumann van de gira artística por Viena, Brno, Praga, Berlin. La muerte de Félix Mendelssohn lo afecta particularmente y le dedica una de las piezas del Album de la Juventud. Entre 1850 y 1853 tiene el puesto de director de la música en Düsseldorf, ciudad en donde reside en esos tres años pero su estado mental sigue deteriorandose.
El 27 de Febrero de 1845 durante una crisis de demencia se lanza en las heladas aguas del río Rhin de donde es salvado para luego ser internado cerca de Bonn donde muere el 29 de Julio de 1856, algunos investigadores dicen que no se sabe exactamente de qué enfermedad padecía, inclusive se ha llegado a decir que murió por el maltrato que recibió en el hospital.
La escritura pianistica de Schumann es muy personal, el virtuosismo que ella requiere es quizás menos “natural” que la de Liszt: los dedos no parecen estar a sus anchas completamente, los patrones, la geografía del teclado que hay que abordar y cómo hay que hacerlo es exigente y entrevesada. Fuerza, suavidad, elasticidad, acordes, juego polifónico son parte de las exigencias. Todo es puesto al servicio de un mundo afectivo complejo que incluye la calma y la poesía así como la violencia, lo grotesco y a veces verdaderos estados febriles.