Vía: socialmusik.es/ por SocialMusik
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La mayoría de intérpretes musicales reconocen la utilidad de memorizar una partitura. No obstante, muchos encuentran dificultades por no emplear las técnicas correctas.
Memorizar una partitura: ventajas y aplicaciones
Suele decirse que el papel lo aguanta todo y que más vale un lápiz corto que una memoria larga. Refranes al margen, es evidente que los músicos que son capaces de interpretar un gran número de piezas sin partitura alguna disponen de mayor libertad artística y denotan una mayor creatividad. Al fin y al cabo, la memorización de obras implica que cada músico las interioriza, las hace suyas, confiriéndoles un estilo más personal e interesante para el oyente.
Además, los intérpretes que están en permanente tránsito (ya sea en salas de conciertos o en la calle) no pueden echar mano de tal o cual partitura en cualquier circunstancia. Si el público pide un tema en concreto o el contexto mismo lo exige, un buen músico debería ser capaz de exhibir su arte sin un soporte físico que le vaya dictando las notas. Por si ello fuera poco, el resto de la agrupación musical (si se toca en compañía) descarga mucha responsabilidad en los músicos más versátiles.
Las claves para memorizar una partitura
La técnica más importante para asimilar una pieza es la audición, aquí hay unanimidad entre los profesional. Escuchar la música con detenimiento es el mejor recurso para aprenderla de memoria, puesto que tenemos como referencia una interpretación correcta de la misma. El segundo paso tampoco tiene mayor misterio. Escuchada la obra, es el momento de coger la partitura, leerla y practicar con su melodía en la cabeza.
Si la pieza es simple, la memorización se logrará en poco tiempo. Si por el contrario presentara una dificultad especial, convendrá dividir la obra en secciones y trabajarlas por separado. Esto crea una asociación instantánea en la mente pero presenta el riesgo de asimilar más rápidamente una sección que otra. En consecuencia, junto al trabajo por partes es interesante interpretar la obra en su totalidad ocasionalmente.
Otra técnica, que podríamos calificar como terapia de choque, consiste en apartarnos de la partitura desde un primer momento. En realidad, muchas veces los músicos desean interpretar piezas de las que ni siquiera cuentan con una transcripción física. Así, se trabaja en base a la melodía que se tiene en la cabeza (lo que nos devuelve al primer paso). Al fin y al cabo, memorizar una partitura equivale a tratar de mejorar la interpretación de otra persona.
¿Cuál es tu secreto?
Las instrucciones anteriores son bastante generales pero prácticamente todos los músicos tienen algún hábito o secreto a la hora de memorizar una partitura. No hablamos necesariamente de grandes piezas para solistas, sino también de melodías sencillas o música de charanga. A decir verdad, quienes acostumbran a interpretar una música de índole más popular están más presionados para memorizarla. Sea cual sea tu caso, ¿cómo lo haces para aprender un tema?