Por David Peralta in Social media Recomendamos revisar el interesante contenido del Blog de David Peralta Alegre
Una de las mayores obsesiones de una orquesta antes de empezar un concierto, es que todos los teléfonos móviles del público asistente estén apagados. Así nos lo recuerdan de maneras cada vez más originales en prácticamente todas las salas importantes de Europa. Desgraciadamente esa medida no logra evitar quesigan sonando los móviles durante los conciertos y además está eliminado de raíz una de las mejores promociones “gratuitas” que una orquesta puede tener: la interacción con su público y la difusión de sus contenidos a través de él.
Además se prohíbe sistemáticamente la emisión de imágenes o sonido de una orquesta de manera no autorizada, respondiendo a una política obsoleta de derechos de imagen y reproducción que creo no corresponde con los tiempos del social media. Hoy en día un gran porcentaje de la población dispone de teléfonos inteligentes con conexión a internet y están conectados a varias redes sociales, lo que es un potencial de difusión a tener muy en cuenta.
Y para colmo, son las orquestas las que no son consecuentes con esas restricciones. Ellas mismas, a través de los responsables de los canales en las redes sociales y sus teléfonos móviles, transmiten en directo fotos o momentos de sus conciertos. Es una lástima que se esté desperdiciando el potencial de las redes sociales para interactuar con el públicotambién durante los conciertos. Además puede ser una manera innovadora de atraer nuevos espectadores al ofrecer otras alternativas que el tradicional “sentarse a escuchar para saber aplaudir (o toser) en el momento adecuado”.
La sociedad ha cambiado y desde el sector de la música clásica tenemos que saber evolucionar con la rapidez que lo hacen otras empresas, que facilitan el uso de los medios sociales en sus espacios y los unen a la difusión de sus productos.
Una orquesta podía motivar a su público por ejemplo a encender sus móviles en las pausas de los conciertos, animándoles a interaccionar con ellas y sus músicos en las redes sociales. Y no sólo pidiendo que les guste la página en Facebook de la orquesta, sino animándoles a compartir contenidos del concierto, hacer sus propias críticas oparticipando en concursos que les haga hablar de nuestra orquesta a través de las redes sociales. ¿Os imagináis el impacto mediático de 500 personas tuiteando en la pausa de un concierto o añadiendo en Facebook fotos del mismo?
Evidentemente la elaboración de un plan redes sociales profesional, es el que debe contemplar todas estas posibilidades y es desde donde se puede coordinar este tipo de acciones que ni mucho menos deben ser improvisadas. No hay que olvidar que aunque es al público a quien hay que darle la batuta en social media, somos nosotros quienes debemos tocar la música en las redes. Y tenemos que hacerlo bien para no provocar las tan temidas crisis de reputación online. Riesgo que existe desde el momento que se abre una cuenta de empresa en las redes sociales.
¿Hay alguna orquesta que esté dispuesta a explorar nuevas vías en las redes sociales y experimentar con ellas?.