Sir Simon Rattle, catalogado como uno de los más grandes directores del mundo, dirige esta noche a la London Symphony Orchestr
Vía: www.ideal.es/ Por JOSÉ ANTONIO MUÑOZ
Sir Simon Denis Rattle (Liverpool, 1955), es uno de los más aclamados directores de orquesta del mundo. De hecho, la revista musical de la BBC realizó una encuesta entre 100 de sus colegas, procedentes de los cinco continentes, en la que Rattle aparecía como el sexto mejor director de todos los tiempos, solo precedido por Carlos Kleiber, Leonard Bernstein, Claudio Abbado, Herbert von Karajan y el recientemente desaparecido Nikolaus Harnoncourt. Solo este hecho, justificaría su condición de una de las grandes estrellas del Festival. Pero hay, obviamente, mucho más, escondido entre esas manos de gesto eléctrico y sus igualmente identificables bucles de cabello blanco.
En plena época de transición entre la dirección de la Sinfónica de Berlín, que habrá dirigido durante 16 años (su contrato termina en 2018), y la de la orquesta que dirigirá en Granada (la London Symphony Orchestra), cuyo compromiso se inicia en septiembre del próximo año, contesta a las preguntas de IDEAL entre un ensayo y otro. Por cierto que la misma pulcritud que tiene dirigiendo la tiene atendiendo al periodista, preocupado por que el sonido sea óptimo -repetimos la conexión para que así sea- y por transmitir la ilusión que le hace estar al frente de la orquesta con la que visita Granada.
-Llega usted a Granada para dirigir a la London Symphony Orchestra (LSO), una de las formaciones más conocidas del mundo. De hecho, Elgar, incluido en el programa, fue uno de sus directores, y usted ha tenido una relación muy estrecha con ella desde hace tiempo. ¿Cómo es el sonido actual de la LSO?
-Sin duda, es una extraordinaria formación orquestal, que mantiene un excelente sonido a través del tiempo. Es internacionalmente conocida por ello. Lo bueno, además, es que cada vez más personas han oído sus grabaciones, o han visto alguno de sus conciertos, por lo que en Europa es, probablemente, una de las orquestas más conocidas. Además, qué le voy a decir, estamos comenzando un camino juntos, que sinceramente espero que sea fructífero. Para mí, dirigirla siempre es un placer, y ahora estamos en un momento muy interesante.
-A usted se le ha catalogado desde siempre como un director extrovertido, y a la LSO como una orquesta que también lo es. ¿Esa cualidad suya hace más fácil el trabajo con esta orquesta?
-Bueno, la London es una de las orquestas más interesantes y curiosas con las que jamás he trabajado. Comparto muchos aspectos de carácter con ellos. Uno es el sentido del humor. Además, tienen un muy buen conocimiento los unos sobre los otros. Y personalmente, a algunos de los músicos los llevo conociendo desde hace 45 años, ya que coincidimos aprendiendo en lugares como la Royal Academy of Music de Londres o tocando en la National Youth Orchestra de Gran Bretaña. Por ello, hay algo muy especial entre nosotros, y tenemos muchas ganas de avanzar juntos.
-En España hay formaciones que están intentando ofrecer una imagen distinta al gran público, para atraer espectadores más jóvenes. En Granada, tuvo lugar recientemente el ‘Concert in Jeans’ con la Hispanian Symphony Orchestra. ¿Qué debería cambiar para que existiera un verdadero relevo generacional en las salas de conciertos?
-Creo que la música y las formas de interpretarla evolucionan. Lo que me comenta usted del atuendo, puede ser un pequeño cambio, pero puede haber muchos más. Creo que el formato, o la hora del día o de la noche en que se toca, pueden ser cambios interesantes. Incluso se pueden introducir nuevos elementos en el escenario, de carácter audiovisual, o decorados teatrales.
De este modo, pienso que el cielo es el límite, y hay que dejar volar la imaginación. Algún día encontraremos la forma de no llevar solo ropa del siglo XIX… (risas). Aunque supongo que hay asuntos más básicos en los que fijarnos primero. En este mundo, pequeños cambios pueden suponer grandes impactos, y con la LSO tendremos muchas oportunidades de hacer cosas innovadoras.
El programa
-El programa que va a dirigir está integrado por obras de Elgar y Rachmaninov. ¿Por qué las eligió?
-Porque me gustan. Rachmaninov representa para mí una de las cumbres de la música romántica, y su ‘Segunda sinfonía’ es sencillamente maravillosa. En cuanto a Elgar, quien conozca las ‘Variaciones Enigma’ sabe que son piezas bellísimas igualmente.
-El Festival de Granada cuenta este año con varias grandes figuras, entre las que se encuentra usted. Su esposa (la mezzosoprano checa Magdalena Kozená ), ofreció hace unos años un recital dentro del Festival que muchos aún recuerdan. ¿Qué sabe usted del Festival?
-No tanto como quisiera. Es un evento conocido que se celebra en una ciudad muy hermosa, sin duda.
-Usted dejará la dirección de la Filarmónica de Berlín en 2018. ¿Cómo podría resumir el trabajo realizado en los últimos años?
-Eso no debo decirlo yo, ¿no cree? (más risas). Es difícil opinar sobre el trabajo propio, prefiero que lo hagan quienes nos han visto trabajar. Ha sido una época extraordinaria. Son una especie de familia para mí, por supuesto. Pero sobre mi trabajo, insisto, deben escribir los demás lo que ellos piensen que ha ocurrido en este tiempo. En cualquier caso, pienso que la orquesta ha ampliado el repertorio, desde música antigua hasta piezas más actuales, y pienso que están en un extraordinario estado de forma.
-Usted será desde septiembre del próximo año el director musical de la orquesta que conducirá esta noche. La formación es muy conocida por interpretar bandas sonoras. ¿Qué opinión le merece la música de cine? ¿Es igualmente un buen modo de acercar al público a la música orquestal?
-Creo que hay muchas bandas sonoras excelentes, y creo que es un tipo de música que gusta mucho a un buen número de miembros de la propia orquesta. De hecho, los músicos de esta orquesta tienen, por lo general, unos gustos musicales muy diversos. Hay días en que llegan a trabajar sin saber muy bien qué van a tocar, pero les encanta reaccionar de forma rápida ante una partitura que para ellos es nueva, adaptándose a los distintos tipos de sonido. Esta es una de las razones por las que me gusta trabajar con ellos, y me resulta tan atractiva la idea de ser su director musical desde el año próximo: siempre tienen un sentimiento claro a propósito de lo que quieren conseguir.
-Además de este nuevo reto, ¿cuáles son sus otros planes de futuro?
-Voy a continuar viviendo en Berlín, porque tengo una familia con niños pequeños. Espero que mi vida sea un poco menos ‘loca’ que la que he tenido en los últimos años… Pienso que la LSO me va a ocupar gran parte de mis energías, así que casi todo lo demás que haga lo haré en Berlín, ya sea con la Filarmónica o con otros teatros de ópera. Mi deseo es tener un poco más de tiempo para reflexionar y relajarme, creo que es una buena idea.
-Usted habló alguna vez de ‘tapas’, refiriéndose a programas con piezas cortas que pudieran enganchar al público, ofreciéndole una visión de conjunto de una determinada época o ubicación geográfica. ¿Sabe usted que viene a una famosa ciudad en el mundo por las otras ‘tapas’, las gastronómicas?
-Bueno… (Risas). Lo denominé así porque me gusta mucho esa forma de comer en pequeños y sabrosos bocados que tienen ustedes. La idea musical de escoger un grupo de pequeños platos musicales extraordinarios y hacer con ellos una comida me agrada. También es una aventura para nosotros. Ya hicimos dos conciertos así en Berlín, y hemos programado otros 13 en los próximos dos años. Esperamos hacer una comida buena y sabrosa cuando lleguemos al final de este ciclo.