Prensa FundaMusical Bolívar
Carlos Padrón solía sentarse en una silla de contrabajista para tocar trombón. Era tan pequeño cuando entró a la orquesta que, para ver al director, debía hacer trampa con la silla, sin embargo, el tamaño no impedía que su sonido se proyectara hasta el último rincón de la sala.
Cuenta que, además del trombón, está fascinado por la Ciencia, particularmente por la Física. También dice que lleva 160 libros leídos, entre los cuales destaca Don Quijote, de Miguel de Cervantes, y El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, que es su libro favorito.
Carlos tiene 12, pero no 12 años de vida artística sino 12 años de edad. Resulta increíble que, a su corta edad, sienta que ha vivido bastante. Tal vez se deba a que desde pequeño se ha sumergido profundamente en la lectura, la música y la ciencia. No hay duda de que su vida es una fascinante aventura que apenas comienza. Y lo más curioso de esta aventura es que hace seis años fue escogido por un instrumento, dicho por él mismo. “El trombón me escogió a mí. Al principio no sabía lo que era hasta que llegó un profesor de Lenguaje Musical a mi núcleo y preguntó a todos: ¿Quién quiere tocar trombón? Y levanté la mano sin saber”.
Desde ese momento no se ha separado de su compañero. Ese fiel amigo que le permite expresarse a través de las notas que produce la vibración de sus labios en la boquilla del instrumento, y que le dio una vez el mismísimo maestro José Antonio Abreu. “Lo que más me gusta del trombón es el sonido que produce. Es poderoso, muchas veces dulce, minucioso”, dice el joven trombonista caraqueño.
Además de leer y estudiar inglés, Carlos disfruta del repertorio que lo rodea. Contó que la Décima, Duodécima y la Quinta de Shostakóvich, la Novena de Dvořák y la Primera de Mahler son algunas de sus sinfonías favoritas.
Además de este repertorio, conoce muchas otras obras porque ha estado en dos ocasiones como integrante de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela, orquesta en la que ha tocado dentro y fuera del país con los mejores músicos de su edad, formados en El Sistema.
Su habilidad con el cubo de Rubik. Cuando Carlos Padrón regresa de sus viajes, llega la acostumbrada pregunta de su mamá, Rosario Padrón: ¿Cómo te fue? ¿Los grabaron?. Carlos responde que sí, pero cuando su madre le vuelve a preguntar por el repertorio interpretado, él responde: “No mamá, me grabaron armando el cubo”, cuenta antes de soltar una contagiosa carcajada.
El cubo de Rubik es un rompecabezas mecánico tridimensional. Así como se conoce por sus colores y su forma, se conoce también por la dificultad para poder armarlo. Sin embargo, este trombonista puede hacerlo con la misma facilidad con la que toca, y esto fascina a todo el que lo conoce. Ha participado en encuentros y en competencias de Rubik nacionales e internacionales y, tal como asegura, le ha ido bastante bien. Cuando se le pregunta sobre la dificultad para armar este rompecabezas, él responde: “Todos podemos ser capaces de hacer todo. Depende de la constancia, paciencia y dedicación”.
Una de cada 3500 personas tiene altas capacidades intelectuales. Carlos posee un coeficiente intelectual superior al rango de 150 y, por esto, entra en esa lista. A este grupo empiezan a pertenecer los grandes genios de la Lógica, la Física, la Matemáticas y la Filosofía.
Él agregó las artes. Desde muy pequeño Carlos ha sido un curioso y todo lo que se propone ha podido realizarlo. Aprendió a leer a los 3 años y aprovecha al máximo su tiempo. Cuando salió el popular libro de la saga Harry Potter, llamado La orden del Fénix, él se leía 110 páginas por día, en promedio. Esto lo hacía entre la salida del colegio y la llegada al ensayo con la orquesta.
Además de los libros, le gusta leer las obras que llaman su atención y las toca. Una de esas obras es el Concierto Nº 7, de Lars-Erik Larsson, que tocará el domingo con la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño. Este será el primer concierto que hará como solista.
Carlos conoce la obra a fondo y la describe como la siente. “La obra se divide en tres movimientos. El primer movimiento lo veo como una persona bipolar; el segundo refleja la calma total; como si la brisa estuviera pasando por los árboles, y como el Parque del Este cuando está solo; y el tercer movimiento es como un niño haciendo travesuras hasta que lo regañan”.
El músico más joven de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio de Música Simón Bolívar dijo resó que el maestro José Antonio Abreu predijo este concierto el día que lo conoció. Cuando le entregó su primer trombón se dirigió al pequeño: “Dentro de seis años ya estarás tocando como solista”. La predicción se cumplirá este domingo en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, a las 11:00 am. Bajo la batuta de César Iván Lara, Carlos demostrará que el trombón definitivamente lo escogió a él.