Este artículo es una continuación de: La música clásica en la era de los Mass Media
Los siguientes ejemplos muestran diversas formas de diálogo entre músicas clásicas y modernas en algunos de los ámbitos de la música “aplicada” más relevantes del siglo XX: El musical, el cine y la ópera.
Bernard Herrmann – Psicosis – Preludio [1960]. Ardiente defensor de la música de Charles Ives y otros vanguardistas estadounidenses, y profundo conocedor de la música de todos los tiempos, Herrmann fue uno de los pioneros en distanciar su música cinematográfica de la retórica posromántica y desarrollar un estilo frío y objetivo construido a partir de pequeñas células musicales y evocadora de compositores como Bartók o Schönberg. Esta famosa secuencia, en la que la protagonista huye de la ciudad después de haber cometido un robo en su puesto de trabajo, está acompañada por una música para orquesta de cuerda que ilustra perfectamente las características descritas. Destacamos la mezcla sonora resultante de la suma de la música, los ruidos (tráfico, lluvia) y las voces (diálogos que se repiten en la mente de la protagonista) como rasgo típicamente cinematográfico.
Bernd Aloys Zimmermann – Los soldados – Acto II – Escena I [1965]. Bernd Aloys Zimmermann fue uno de los compositores más libres de entre la vanguardia centroeuropea de posguerra. Acusado de eclecticismo -todo un tabú según la ortodoxia darmstadtiana– por su combinación de elementos tonales y atonales, de serialismo, jazz, pop y su afición a incluir citas musicales en sus obras, Zimmermann es autor de una de las óperas más complejas y contundentes de la segunda mitad del siglo XX –Los soldados-, un alegato antimilitarista que ha sido considerado sucesor de las óperas expresionistas de Alban Berg. La escena seleccionada muestra una especie de violación colectiva protagonizada por los embrutecidos soldados que dan nombre a esta obra.