CENDIS | Quien fuese declarado Patrimonio Cultural Viviente de la música venezolana, nació el 9 de septiembre de 1941 en el Baúl, estado Cojedes. Su incursión en la música fue a través de el cuatro venezolano. Dicho instrumento lo ejecutaba desde muy pequeño en parrandas realizadas casa por casa hasta el amanecer donde “me regalaban de todo, mediecito, locha, dulce de lechoza, caramelitos”, dijo el arpista en un micro de radio hecho por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura: Voz de los Creadores.
A pesar de haber coqueteado con el arpa gracias al incentivo de su vecino Rafael Vidal, no fue hasta 1954 que decidió dedicarse a tocar este instrumento luego de escuchar la música de Juan Vicente Torrealba junto a Mario Suárez. Temas como “Concierto en la llanura”, “Desilusión” y “Aquella noche” marcaron para siempre a Lovera.
Formó parte de los Torrelberos, del maestro Juan Vicente Torrealba y tocó junto a reconocidos artistas nacionales e internacionales, teniendo en su haber más de 480 grabaciones. Su magistral forma de tocar el arpa le hizo merecedor del seudónimo “Uña de Oro de Venezuela”.
La música tradicional venezolana pierde físicamente a uno de los mejores exponentes del arpa, pero el aporte que deja es invaluable: “Uno de mis sueños, que lo he realizado poco a poco ha sido enseñar lo que yo se. Una vez llegué a casa de Juan Vicente Torrealba, lo conseguí muy triste y le pregunté ‘Maestro ¿qué me le pasa?’ y me dice ‘caramba chico, estoy aquí pensando que cuando yo muera, cuando te mueras tú, cuando muera Cándido Herrera… ¿qué va a pasar con nuestro joropo chico?’. Pasó el tiempo y como a las cinco años empezaron a salir arpistas extraordinarios”, aseveró Lovera en el micro radial antes mencionado.