Vía: ABC.es | Por rober solsona
La finalización del contrato de Wellber como titular de la orquesta del Palau de les Arts vuelve los ojos hacia Zubin Mehta
Si la salida de Lorin Maazel abrió un abanico de especulaciones sobre su sucesión a frente de la Orquesta del Palau de les Arts, la de Omer Meir Wellber parece pasar desapercibida. El maestro israelí finaliza su contrato esta temporada –de hecho no volverá a dirigir en este teatro, ahora cerrado por el último desprendimiento, en calidad de titular–, pero todavía no hay ninguna alternativa oficial sobre la mesa. Si la situación económica fuera holgada, se harían quinielas entre un abanico de candidatos. Sin embargo, ese debate ha sido sustituido por otro mucho más preocupante: el futuro de la institución, acosada por los fuertes recortes que se están cebando con ella y que la propia intendente del teatro, Helga Schmidt, teme que puedan condicionar gravemente la continuidad del proyecto.
En el Palau de les Arts llevan mucho tiempo haciendo encaje de bolillos. Aplicando la economía de guerra. Como comentaba recientemente un empleado del teatro, dada la enorme complejidad y los riesgos propios del directo que conlleva una representación operística, cuando se trabaja con un presupuesto que no cubre un personal mínimo necesario las posibilidades de que algo salga mal se multiplican exponencialmente.
El teatro de ópera lleva adelante producciones de primera con un presupuesto con el que otros teatros «rivales» ni se plantearían encender la luz. Quizás la orquesta y el coro titulares no sean mejores del mundo –aunque en ocasiones se empeñan en hacernos creer lo contrario–, pero seguro que no existe otro que con esos fondos tenga unos cuerpos estables de esta calidad. Pero el milagro está en peligro.
La opción más natural
El problema de la ausencia de director titular en Les Arts se mitiga de alguna forma por la presencia estable de Zubin Mehta, que ha extendido su compromiso con la institución más allá de sus funciones como director musical del Festival del Mediterrani. Esta temporada ha dirigido dos producciones y va a iniciar una gira navideña por China. Digamos que la primera parte de la temporada ha sido suya.
Por esta razón no debe extrañar que a Helga Schmidt le guste la idea de que el maestro indio asuma la dirección musical del teatro de forma oficial. Según fuentes cercanas a la intendente, ya se han producido movimientos en este sentido, aunque todavía indirectos. Al parecer, la proposición podría llegarle a través de varios miembros de la orquesta, formación que siente absoluta admiración y respeto por Mehta.
Sin duda, esta opción es la más natural de las que podrían plantearse, aunque no está exenta de obstáculos. Los principales son la escasa disponibilidad de agenda de Mehta y la situación económica del Palau de les Arts, con un presupuesto en progresivo declive.
Los puntos a favor son que el maestro no vive su mejor momento en el Maggio Musicale Fiorentino –debido a cuestiones económicas–, y que el feeling con la Orquesta de la Comunitat Valenciana es incuestionable. Si se alcanzara un acuerdo sería una gran noticia habida cuenta lo que conlleva que el nombre de Mehta quede ligado a la formación y al teatro.
Domingo y Barenboim
La opción Plácido Domingo habría que descartarla, ya que si bien como tenor goza de todos los reconocimientos, no supone una alternativa seria para la titularidad de la orquesta.
Una tercera posibilidad sería buscar un director entre los que quedan libres en el mercado. Hace un par de semanas conocíamos la vinculación de Chailly con la Scala de Milán y la consiguiente salida de Barenboim, que quedaría «liberado». Soñar es gratis, pero hay que reconocer que la alternativa del maestro argentino no es realista.
La apuesta de una joven –jovencísima– promesa como Wellber no ha colmado ni mucho menos las expectativas del Palau de les Arts, de modo que repetir este tipo de «aventura» no parece ser tampoco la mejor de las opciones. Mucho más adecuado es apostar por un director con experiencia, de mediana edad y asequible. Nos viene a la memoria Carlo Rizzi, que dirigió recientemente una estupenda Messa da Requiem de Verdi, aunque su férrea disciplina suscitó sentimientos encontrados entre los músicos de la orquesta valenciana.
Siempre queda la alternativa de dejar el teatro con el puesto vacante. Esta temporada en realidad está funcionando de tal forma. No sería el primer lugar dónde sucede, aunque bien es cierto que no suele ser la opción más habitual. El Teatro Real se halla actualmente en esta situación.
Probablemente la noticia de un nombramiento –o al menos de que se está trabajando en el asunto– lanzaría un mensaje positivo de estabilidad. Sin embargo, el mensaje oficial –«por ahora no hay nada»– aboca inevitablemente a la incertidumbre