El Tiempo.com | Escrito por Augusto Sorzano Puyana | Redacción Bucaramanga
La dinastía la de la familia Strauss se inició con Johann Strauss (el viejo), violinista, director y compositor austríaco, nacido en 1804, hijo de un bibliotecario vienés. Franz Borgias Strauss.
En la Viena Imperial de 1825, y a la edad de 21 años, junto con Joseph Lanner, su amigo y colega desde su primera juventud, formó una “orquesta de baile”, integrada por dos violines, guitarra o acordeón y bajo, para atender la demanda de los salones de baile de la ciudad. Con el tiempo, le agregaron instrumentos de viento y más músicos.
Para analizar los orígenes del waltz, se debe mirar hacia La Corte Imperial de Viena de los años 1600s. En aquella sociedad, el waltz se consideraba libidinoso. Según Vignée, cronista de la época, “……puedo imaginar que aunque aquellas madres se aficionaran al waltz,…. no creo que hayan permitido a sus hijas ir a bailarlo”. Lo cierto es que, así solo se escuchara o se bailara, desde entonces el atractivo del waltz nunca ha disminuido.La gran demanda de la ciudad planteó la necesidad de una nueva agrupación, con lo cual se acentuó la rivalidad entre Strauss y Lanner, de ahí en adelante, ambos en franca competencia, por una parte la fracción “straussiana” y por otra la fracción “lanneriana”, la de Strauss con mejor aceptación en la sociedad vienesa. Y la primera, desde entonces se constituyó como La Orquesta Johann Strauss, para interpretar, en aquellos días, numerosos waltzes, danzas, quadrilles (contradanzas), polkas y marchas, y para competir con las agrupaciones ‘clásicas’. Se ha dicho que “….Johann Strauss fue realmente un protegido de los dioses; …casi toda secuencia de tonos que él tocara, la convertía en melodía”.
Fue entonces, en 1825, cuando el compositor alemán Carl María von Weber, tomando como modelo su celebérrima obra “Invitación a la Danza”, y obras de Schubert y otros compositores, entusiasmó a Strauss a componer música, en su estilo de waltz y basándose en aquellas. Con ese encargo, Strauss completó cerca de 250 obras, logrando llevar el waltz, de los salones de baile de la ciudad a los escenarios de concierto, allanando el camino para la trayectoria que habrían de seguir sus tres hijos.
Paradójicamente, ese no era su propósito inicial , ya que alguna vez expresó que “…deseaba que sus hijos llegaran a ser algo mejor que músicos”. Con todo, su hijo mayor Johann Strauss Jr., (el joven), “Schani”, en secreto tomó las lecciones de violín que lo convirtieron en virtuoso violinista desde muy joven.
Cuando Johann Strauss Jr. debutó a los 19 años en el Casino Dommayer, condujo la orquesta interpretando los waltzes “Lorelei-Rhein Klänge” compuestos por su padre, con éxito arrollador. Al día siguiente, Wiest, un respetado crítico de la época, expresó el sentimiento general en un elocuente comentario: “Buenas noches Lanner,..Buenas tardes Strauss padre,….Buenos días Strauss hijo“.
Se dice que “…si Johann Strauss, el viejo, hubiera compuesto solamente la Marcha Radetzky, con aquella se habría asegurado su posición en el mundo de la música”. La marcha fue compuesta por Strauss el viejo en 1848, en honor del octogenario Mariscal de Campo Joseph W. Radetzky, artífice de la victoria del ejército del Imperio de Austria-Hungría sobre el ejército italiano.
“Se dría que, para la dinastía de los Strauss, (en días en los cuales aún vivía el viejo), la demanda de un nuevo waltz para un baile se podría describir como propia de una ‘fábrica de música’, cuyo proceso se iniciaba en la mañana con la solicitud a Johann II; en la tarde se editaba y se ensayaba por la orquesta y en la noche se interpretaba, violín en mano, por el propio Johann II dirigiendo la orquesta”.
Con su orquesta, Johann II realizó viajes por varios países de Europa, interpretando obras de Mozart, Rossini y Mendelssohn, así como sus propias composiciones. Al modelo original del waltz de Lanner y de su padre Strauss el viejo, Johann II agregó introducciones, armonías sofisticadas y recursos orquestales, lo cual fue, en últimas, lo que llevó el waltz, del salón de baile a la sala de conciertos.
De ésta fase de gran madurez y plenitud, son la obras maestras de Johann II, ya para entonces considerado “El Rey del Waltz”: “El Danubio Azul”, “Rosas del Sur”, “Cuentos de los Bosques de Viena”, el imponente “Kaiser-Waltzer” (El Waltz Emperador), “Sangre Vienesa” y el Ballet “Aschenbrödel” (La Cenicienta). Su amistad, en aquellos días, con Offenbach, logró atraer a Strauss II al terreno de la opereta, y en este género también son verdaderas obras maestras las operetas “El Murciélago”, “Una Noche en Venecia” y “El Barón Gitano”, “Sangre Vienesa” y el Waltz Coloratura “Frühlingsstimmen”, compuesto especialmente para la soprano alemana Bianca Bianchi.
Como Director de Orquesta, Johann Strauss II introdujo en Viena la fuerte y moderna música de Wagner y la música del solemne y circunspecto Johannes Brahms, amigo muy cercano de Strauss II, a quien se refería como “…la mente más musical de Europa”. En una ocasión, Brahms comentó en relación con el waltz “Danubio Azul” al firmar un autógrafo a uno de sus fans, escribiendo en el programa en el que figuraba el waltz “Danubio Azul” y frente a ese nombre, de puño y letra : “….. infortunadamente no es por Johannes Brahms”.
Con todo, no siempre se reconoció la genialidad de Johann Strauss II. “Al final de la inauguración del Festival de Bayreuth en 1876, un Wagner tímido y afectado condujo el waltz “Vino, Mujeres y Canto” de Strauss, aunque posteriormente, en privado, aceptó su aprensión en relación con la ‘música ligera'”.
Afortunada, en contraste, la posición del compositor alemán contemporáneo Kurt Weill, amigo y colega de Johann Strauss II en dirección orquestal, en alguna discusión en la cual se pretendía aducir la división,-ligera o seria,- en relación con la música de la tradición de los grandes compositores y la música de los Strauss y, en general, de la música del último cuarto del Siglo XIX:
“No hay diferencia entre música ligera y música seria; sólo la hay entre buena música y mala música”. “Y como ejemplo citó la cantata escolar ‘El vuelo de Lindbergh’, cuyo texto fue escrito por el gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Un tema ‘ligero’, si se quiere, pero una gran obra”.
Variados y muy especiales, fueron los honores y distinciones para Johann Strauss II durante los últimos 25 años de su vida. Él y su orquesta fueron la principal atracción en la Feria Mundial de París en 1782.
Músicos de la talla de Halévy, Auber, Délibes , Liszt y Tchaikovsky le expresaron su amistad y la admiración por su obra. En los años 90s, le fue encomendada la supervisión de los Conciertos “Monstruo” en Boston, USA, en los cuales debía dirigir un coro de 20.000 cantores y una orquesta de más de mil ejecutantes, todo ello con ayuda de 20 directores auxiliares.
Josef Strauss, otro de los tres hijos de Strauss el viejo, es considerado por muchos como el más fino compositor de todo el clan Strauss. En alguna ocasión, Johann Strauss II
dijo, con gran modestia y afecto fraterno: “..Josef es el más talentoso de nosotros dos; simplemente, yo soy más popular”. Y, en efecto, antes de dedicarse a la música, a los 25 años Josef ya había sido, con mucho éxito, ingeniero, matemático, inventor, arquitecto, poeta, cantante y pianista.
“Si bien la música de Josef no mostraba la impactante secuencia de las melodías de los grandes waltzes de su hermano mayor, en ella se percibe más calidez romántica, mayor profundidad, rango de expresión y armonías más imaginativas (trinos de pájaros y otros efectos sonoros), todo lo cual aproxima a sus waltzes, por ejemplo el waltz ‘Aquarellen’, a pequeños poemas sinfónicos.
Su waltz “Delirium”, compuesto en 1867 para el Baile de los Estudiantes de Medicina, con su introducción e intensidad creciente, refleja a la perfección el espíritu del evento”. Muchas de sus polkas rápidas (polkas ‘schnell’), dibujan perfectamente el ambiente festivo de la Viena de finales de siglo. Josef Strauss murió trágicamente en 1870, al caer del podio del director en un Concierto en Varsovia.
Eduard, el más joven de los hijos de Strauss el viejo, parecía, inicialmente, orientado hacia una carrera en el Servicio Diplomático Austríaco, como en efecto la tuvo, si bien después optó por la dirección de la Orquesta Johann Strauss hasta cuando aquella se desbandó en 1901. Se destacó en la composición de numerosas danzas y polkas, continuando, a su manera, la tradición familiar, pero siempre con el destino de haber tenido un padre famoso y un hermano aún más destacado y brillante en ese campo.
Ese infortunado complejo, “…lo llevó a cometer la más torpe y absurda acción de su vida: a la muerte de su hermano Josef, quemó todos los manuscritos originales de las composiciones de aquel”.
La dinastía de los Strauss, y muy en especial Johann Strauss II, el más destacado del clan, representan esencialmente el espíritu de Viena. “Su música expresa el sensual hechizo y la fácil y estilizada manera de enfocar la vida, que constituyen la impronta vienesa”.
Él, Johann Strauss II, “…elevó el waltz al nivel de .una elegante y pulida obra de arte: una cadena de cuatro o cinco deliciosas secuencias de waltz, ingeniosamente orquestadas, encerradas dentro de un preludio y un epílogo y conformando un poema sinfónico en miniatura”.
Bibliografía:
STEVENSON, Victor, Editorial Director. “The Music Makers”. Paddington Press Ltd.
SCHOLES, Percy A., “The Oxford Companion to Music “.Oxford University Press
SCHONBERG, Harold C., “The Great Conductors”. Victor Gollancs Ltd., London
DREW, David, Notes. SXLP 30226 EMI Records
LAMB, Andrew, Notes. ASD 1436161 EMI Records