El músico húngaro Franz Liszt (1811-1886) inicia una nueva etapa cuando a los 37 años es nombrado director musical de la corte en Weimar. En esta ciudad alemana deja atrás una intensa vida de concertista virtuoso y de compositor de obras para piano, para comenzar un periodo de creación sinfónica.
Los Preludios es el tercero de los poemas sinfónicos de Liszt y uno de los más famosos que escribió. Está inspirado en poemas de Alphonse de Lamartine que tratan sobre el amor, la tormenta, la vida pastoral y la guerra como elementos vinculados a la naturaleza mortal de la raza humana.
En un inicio, Los Preludios iba a ser la obertura del poema “Les Quatre Élements” del bibliotecario de Marsella, Joseph Autran, pero se sintió más atraído por la obra de Lamartine a la que consideró como una “sonata de poesía” desde la primera frase: ¿Qué es nuestra vida sino una serie de preludios a una canto desconocido en la que la muerte golpea desde la primera y solemne nota?
Liszt, el creador del poema sinfónico, adopta el concepto del motivo conductor de Berlioz para desarrollarlo con ingenio y perfección. Esta idea musical generadora, en Los Preludios está constituida por tres notas que algunos asocian con el final de Cuarteto de Cuerda en Fa mayor Op. 135 de Beethoven. De este modo, el motivo generador modula y da lugar al resto de los temas musicales de la obra. Así, los distintos temas de Los Preludios constituyen una verdadera familia vinculada a una idea musical común que sufrirá permutaciones, inversiones, reducciones o cambios en los intervalos entre notas.
Liszt escribió este poema sinfónico entre 1853 y 1854 y se lo dedicó a su amante, la princesa Carolyne von Sayn-Wittgenstein.