EFE | El Rock in Rio, uno de los mayores festivales del mundo, regresó hoy a Río de Janeiro, la ciudad de sus orígenes, con un variado repertorio que unió en un mismo escenario ritmos irreconciliables como música clásica, electrónica y algo de rock.
El público brasileño, que ha agotado las 595.000 entradas puestas a la venta para siete días de festival, respondió al envite y se entregó con entusiasmo a la noche que tiene un programa musical principalmente pensado para bailar.
La gran estrella de esta primera noche es la cantante estadounidense Beyoncé, que tenía previsto irrumpir poco después de la media noche (03.00 GMT) en el gigantesco Escenario Mundo, el principal del festival que, como es habitual, estaba remachado en su fachada con enormes placas metálicas.
Como principales teloneros figuraban en el cartel artistas de registros muy diferentes como el DJ francés David Guetta y la cantante brasileña Ivete Sangalo, que tienen en común un carisma torrencial y una capacidad asombrosa para poner a bailar a las 85.000 personas que abarrotaron la Ciudad del Rock.
Ivete Sangalo, toda una diva local y estrella de pop tropical, llevó el desenfrenado ritmo de la música “axé” del carnaval de Bahía a esta explanada de 150.000 metros cuadrados.
El Escenario Mundo no sólo se dedicó a generar movimientos de caderas entre el público y también cedió su espacio a una retahíla de cantantes locales que rindieron un emotivo homenaje musical al fallecido Cazuza, el mayor nombre del rock brasileño, fallecido en 1990.
En un registro totalmente diferente, pero también plagado de homenajes, el festival abrió sus puertas con un inusitado concierto de la Orquesta Sinfónica Brasileña, que está más acostumbrada a presentar su repertorio clásico en teatros eruditos que ante un auditorio profano como este.
La Orquesta Sinfónica ofreció una mezcla de música clásica y temas clásicos del rock, que fueron interpretados con violines, arpas, clarinetes y contrabajos.
Entre otros temas, los músicos dieron un toque clásico y grandilocuente a canciones como “Satisfaction”, de los Rolling Stones, y “Love of my life”, de Queen, una iniciativa que tuvo una gran acogida entre los asistentes.
La banda clásica se metió al público en el bolsillo desde el primer instante al arrancar con la fanfarria de “Así Habló Zaratustra”, de Strauss, que fue popularizada en la mítica escena inicial del filme “2001: una odisea en el espacio”, con la que abrió y cerró su concierto.
Los acordes de violines de la Orquesta se cruzaron con el rock, la samba y otros ritmos que tomaron el Escenario Sunset, donde los organizadores preparan encuentros musicales inusitados.
Por ese escenario, desde media tarde, desfilaron artistas como Flávio Renegado y el grupo Ovelha Negra, Vintage Trouble y Jesuton, Maria Rita y Selah Sue, además de Living Colour y Angéline Kidjo.
El responsable del festival, el magnate Roberto Medina, defendió hoy, en declaraciones a periodistas, que esta edición del Rock in Rio tiene “el mejor cartel” de las 13 ediciones que se han celebrado desde 1985, incluyendo las de Río, Madrid y Lisboa.
Al margen de la música, los asistentes pudieron divertirse con atracciones como una noria, una montaña rusa y una tirolina instalada frente al escenario principal, a la que sólo pudieron subirse los más madrugadores, puesto que en seguida se agotaron todas las localidades disponibles para esta atracción.