Vía El Universal | ÁNGEL RICARDO GÓMEZ
La Filarmónica de Bogotá firma convenio con el programa venezolano.
Músico, filósofo, historiador, el bogotano David García prácticamente acaba de tomar posesión como director general de la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB). Desde marzo está al frente de las operaciones de una organización que a su vez, tiene un año y cuatro meses desarrollando un programa que llega a casi 8.000 niños de 17 escuelas públicas.
García está en Venezuela precisamente para firmar un convenio de cooperación con el Sistema de Orquestas y su fundador, José Antonio Abreu, con el fin de fortalecer aquel trabajo comunitario.
“La Fundación y el Sistema, bajo la dirección del maestro Abreu, nos han ofrecido asesoría para formar a los maestros nuestros. Esa experiencia tan importante que durante 40 años ha acumulado el Sistema trae consigo una serie de criterios de cómo pueden funcionar mejor los procesos educativos musicales en los niños”.
-¿Al parecer los latinoamericanos teníamos mucho tiempo viendo hacia Estados Unidos y Europa, y ahora nos vemos a nosotros mismos?
-Eso es verdad. Tanto en la música como en el área académica el latinoamericano solamente veía a París, a Estados Unidos, pero poco a poco comenzó a descubrirse, y en la música ha sido un proceso interesante en el cual durante el siglo XX surgieron compositores importantísimos en América Latina, como Heitor Villa-Lobos (Brasil), Vicente Emilio Sojo (Venezuela), Blas Emilio Atehortúa (Colombia)… Lo otro, es que por ejemplo, nosotros estamos mirando en Venezuela un proceso de formación musical que dejó de ser nacional para convertirse en internacional, y ellos (Sistema) están enviando gente al exterior a asesorar de manera gratuita… Venezuela está exportando modelos de formación pedagógica musical, un caso único.
-Ha dicho que la música no acaba con la guerra pero vincula a las personas con la paz ¿Ha sido la música la responsable de que aparentemente Colombia esté saliendo de la violencia?
-Colombia está llegando tal como parece, al comienzo del fin de una guerra que lleva más o menos siete décadas. Indudablemente la guerra ha agotado todos sus recursos, ha mostrado que es un camino sin salida, y afortunadamente todo el país está abocado a la búsqueda del fin del conflicto armado. No diría que la música o la cultura haya sido el origen de eso, pero sí han jugado un papel importante. Y nosotros creemos que en el período del posconflicto o la posguerra, una entidad como la OFB, que es prácticamente un ministerio de la música clásica, va a jugar un papel muy importante. Yo ya he avizorado algunos programas donde pienso que nosotros les podemos ofrecer a los excombatientes y a sus hijos, programas de música.
-Venezuela tiene 40 años con un sistema de orquestas y parece que va en el sentido inverso al de Colombia: ustedes salen y nosotros entramos en la espiral de violencia ¿Cómo hacer para que ese trabajo del Sistema se traduzca en paz?
-Sin conocer en profundidad y sin entrometerme en los asuntos internos de Venezuela, podría decir que las violencias que tenemos son diferentes, lo nuestro procede de un conflicto armado producto de enfrentamientos sociales profundos; tengo la percepción de que la violencia que tienen en Venezuela procede de la criminalidad común. En el caso de Colombia el factor ha sido lo que se llama el delito político, la rebeldía, entonces son violencias originadas en campos diferentes. Yo creo que indudablemente todo el papel que puede jugar la música en Venezuela o en Colombia, como decía, no soluciona el problema de la violencia pero sí incide. Puedo asegurar que ninguna de las personas que es beneficiada por el Sistema está incluido en algún proceso violento y que ese proceso pedagógico que pretende abarcar a un millón de niños, va a ser decisivo para que esos niños no participen en esa violencia.