Escrito por Prensa FundaMusical Bolívar
Con una segunda muestra musical, los alumnos más destacados en los instrumentos fundamentales de la música venezolana dieron cuenta del progreso alcanzado en más de tres años del plan pedagógico, que funciona en 75% de los núcleos de El Sistema en este estado
El segundo trimestre de 2009 marcó el inicio de la enseñanza de los instrumentos fundamentales de la música tradicional venezolana en el estado Trujillo, con el maestro Pablo Camacaro a la cabeza.
Con el apoyo de El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela se crearon los primeros programas para iniciar y adiestrar a los estudiantes de música en la región, en el aprendizaje del cuatro, la mandolina, la bandola, el arpa, las maracas y la percusión.
Luego de varias audiciones, tanto para los músicos como para los profesores, el Proyecto comenzó con el respaldo del maestro Eugenio Carreño, al frente de la coordinación regional de este estado andino, quien materializó la compra de unos 500 instrumentos.
“Organizamos un primer seminario al que asistió una selección de docentes, de la que al final quedaron 25 candidatos. En el último trimestre del año, logramos las bases iniciales que fueron aprovechadas al año siguiente, cuando se anunció el Proyecto Alma Llanera. Con el impulso del Gobierno Nacional y bajo la responsabilidad del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, los cultores nos sumamos a la iniciativa”, explicó Pablo Camacaro.
Luego de más de tres años, el Proyecto cuenta con un aproximado de 500 participantes, provenientes de los 23 municipios del estado Trujillo, quienes ya están integrados a la enseñanza del Proyecto Alma Llanera, que se desarrolla en 11 de los 16 municipios donde funcionan los núcleos. De manera que este programa académico abarca un 75% de la formación musical en el estado Trujillo.
“Actualmente tenemos necesidad de mejorar el nivel de nuestros docentes y facilitadores. Contamos con 38 profesores y recientemente hemos creado un grupo de pedagogos para dar talleres itinerantes, a fin de asistir aquellos núcleos donde hay necesidades específicas. Esto nos ha permitido atender el eje Panamericano que incluye a los núcleos Monte Carmelo, Sabana Grande, Dividive y Sabana de Mendoza, donde incluso tenemos monitores, que son aquellos alumnos más aventajados, a quienes venimos preparando para asumir la docencia”, explicó el maestro Camacaro.
El sistema de enseñanza cuenta con un 50% de participantes en la fase inicial, un 25% de los alumnos en el primer nivel y otro 25% de alumnos en el segundo nivel. Sin embargo, hay estudiantes de todas las edades integrados a los ensambles, a fin de mostrar la riqueza de talentos que hay la región.
Para Pablo Camacaro integrarse a esta iniciativa de El Sistema, significa “poder compartir mis conocimientos y hacer imperecederos los logros de mi carrera a través de la docencia. Estoy aprendiendo a transmitir mi legado, por lo que realmente es un sueño realizado y agradezco el apoyo del maestro José Antonio Abreu para hacer de éste mi nuevo proyecto de vida”, acotó.
Abiertos a todas las edades
En medio de una muestra del Ensamble Juvenil del Proyecto Alma Llanera que funciona en el Núcleo de Trujillo, los profesores Luis Briceño y Oscar Peña hablaron de los frutos que han recogido en estos últimos años.
Ambos coincidieron en que el aprendizaje ha logrado cautivar a niños desde 7 años y hasta adultos de 60. A pesar de que siguen un plan de enseñanza, están conscientes de que los alumnos desean improvisar, cuando alcanzan un cierto nivel. “No podemos ser tan mecánicos a la hora de enseñar, sabemos que ellos quieren hacer Guataca, porque lo llevan en la sangre”, comentaron los docentes.
Luis Briceño es profesor de cuatro y lenguaje musical del Núcleo de Trujillo. También es Licenciado en Educación Preescolar y aunque no es graduado en música, recibió clases de lenguaje musical.
“En el Cuatro existen métodos para la colocación de los dedos, pero no a nivel rítmico. Es decir, no existe en papel un lenguaje musical para este instrumento. Por ello, en mi caso, me apoyo en lo poco que he aprendido en la escuela de la vida. Pero, por presión de los mismos niños, que cada día piden más, debemos estar mejor preparados. Sin embargo, en Trujillo no tenemos una guía metódica, sino que todos los profesores de lenguaje, mandolina, cuatro y guitarra, tratamos de ir de la mano, de ver lo que el otro está haciendo, porque es necesario que la teoría musical del niño esté al mismo nivel que el repertorio que tiene que tocar. Acá los muchachos van tocando en la medida que van evolucionando, ellos mismos definen el momento en que comienzan a tocar piezas más avanzadas”, indicó Briceño.
Oscar Peña es profesor de mandolina de los Núcleos San Lázaro y Trujillo, tampoco es graduado en música, pero está certificado para enseñar su método para la mandolina. “Es como la del violín. Primero enseño cómo usar la púa y luego, en la práctica junto a la enseñanza de la posición de los dedos, tocar cuerdas al aire. Además aplico métodos, que si existen, básicos de este instrumento. Primero son clases colectivas, y luego clases individuales. Hacemos uso de música y videos como referencia”, detalló Peña.
De esta forma El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, que rige la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, continúa el proceso en búsqueda de la mejor metodología de enseñanza que permita desarrollar el proyecto Alma Llanera en todo el país, bajo el lema de su 38 aniversario: “Los niños y jóvenes triunfan con la música”.