La sinfonía número 9 de Bruckner dirigida por Abbado suena con extraordinaria claridad
El último concierto de Abbado en el Festival de Lucerna adquiere una dimensión especial, no sólo de despedida del mundo sino de comunión espiritual con el mensaje crepuscular de la Sinfonía número 9, en re menor, la última de Anton Bruckner. Tratándose de una jornada tan emocionante, grabada el 26 de agosto de 2013, Deustche Grammophon podría haber editado también la Sinfonía inacabada, de Franz Schubert, que completaba el programa. El Bruckner de Abbado suena con extraordinaria claridad: los detalles instrumentales sorprenden a lo largo de un discurso musical sostenido en su poderosa arquitectura interior con sabiduría y precisión. Los tempi son fluidos, flexibles y el fraseo majestuoso, con cierta austeridad expresiva en el maravilloso Adagio. La respuesta de la Orquesta del Festival es fabulosa: los músicos, que veneraban a Abbado, respiran cada matiz, cada detalle, con entrega absoluta al gran director.