El Sistema de Orquestas de Venezuela es una de las instituciones musicales mas representativas a nivel mundial debido a su grandísima proyección. La característica mas importante que la representa es su reconocimiento como programa de acción social que ha permitido el acceso a una educación musical de calidad y gratuita a nivel masivo.
La primera vez que escuché sobre El Sistema fue gracias al documental Tocar y Luchar que me impactó enormemente debido a su magnitud como proyecto y su efectividad a nivel humano. Desde que lo vi por primera vez, deseé tener la experiencia de verlo con mis propios ojos en Venezuela. Poco después tuve la oportunidad de impartir diversos cursos en diferentes partes de dicho país, lo que me dio la oportunidad de conocer personalmente a músicos que formaban parte de El Sistema de Orquestas, e incluso al Maestro Abreu en su despacho, narrándome todos ellos mismos sus experiencias.
Como pedagogo musical, que ha impartido más de 500 cursos y seminarios en más de veinte países, debo destacar mi asombro continuo hacia el músico venezolano. Esa velocidad de aprendizaje y asimilación fuera de lo habitual, esas ganas de aprender sin límite, esa facilidad para corporeizar lo que se toca y se canta, o ese trato afable, educado, respetuoso por la figura del docente son cosas que marcan a un docente que no para de tratar con personas de diversos países.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención con relación a sus músicos fue la capacidad de saber moverse, de saber bailar, de saber controlar su cuerpo frente a los músicos europeos (que tocan muy bien, pero que se mueven menos), quizás porque tienen la sensación de que la música está más en la cabeza que en el resto del cuerpo. Tal es así, que me sorprendió la frase de uno de los músicos venezolanos de El Sistema, que me dijo: “profe, se me sale el negro”, tratando de decirme que su cuerpo estaba «embrujado» por el ritmo y que le pedía moverse mientras tocaba. Esa expresión, íntimamente relacionada con la cultura africana en la que la música y el cuerpo van de la mano, me hizo recordar el dicho de Ghana que dice: “si puedes hablar, puedes cantar; si puedes caminar, puedes bailar”.
Con el fin de tratar sobre diferentes aspectos de El Sistema acerca de su evolución, visión, metas y retos que enfrenta el programa venezolano de cara a su presente y futuro, entrevistamos a Eduardo Méndez, actual Director Ejecutivo de la Fundación Simón Bolívar.
Formado en el seno de El Sistema Nacional de Orquesta Juveniles e Infantiles de Venezuela, Eduardo Méndez es un ejemplo de las nuevas generaciones de la institución que han logrado forjar una trayectoria musical y de gestión, asumiendo labores pedagógicas, artísticas y administrativas. Violinista y abogado, se ha desempeñado en la dirección de la Gerencia de Núcleos y Formación Académica, en la dirección Sectorial de Formación Académica Musical, y hoy lidera la Dirección Ejecutiva de la Fundación Musical Simón Bolívar, desde donde trabaja para continuar la labor ejemplar del maestro José Antonio Abreu.
Pregunta: ¿Cuáles considera que son los eventos más significativos en la historia de El Sistema y cómo estos determinaron el desarrollo y evolución del programa?
Respuesta: En principio, hay que señalar el reconocimiento, por parte del Estado venezolano en el año 1979, de El Sistema como un programa de acción social y como una política pública que se ha ido profundizando a través de la implementación de programas dirigidos al rescate de la niñez y juventud venezolana, lo cual ha demostrado que la inclusión y el acceso a escala masiva a una educación musical es la base para la transformación y el bienestar de una sociedad. El segundo evento significativo fue la consolidación de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela en el año 1994 que, luego de varios años de formación orquestal en las distintas regiones del país, permitió elevar el nivel técnico de ejecución de los niños al más alto nivel. Esta selección fortaleció la red nacional y se convirtió en la posterior Orquesta de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, que generó un impacto internacional, y de donde surge el maestro Gustavo Dudamel como una de las figuras de la dirección orquestal más reconocidas actualmente. La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela está conformada por muchos de esos primeros miembros de la primera Nacional Infantil.
Y, como último hito importante, hay que señalar el proceso de expansión que hemos tenido en la última década. Sin duda el proyecto ha tenido un crecimiento exponencial: pasamos de 89 núcleos a 200, y actualmente contamos con 440 núcleos en los 24 Estados del país, con el apoyo absoluto del Estado venezolano, que reconoce la labor a la que nos dedicamos desde 1975. Hoy, El Sistema cuenta con más de 787.000 beneficiarios en todo el país a través de una práctica orquestal y coral significativa que ha permitido no sólo un crecimiento cuantitativo, sino también cualitativo, a través de la propagación de una filosofía pedagógica de desarrollo individual y colectivo a través de la música.
P. ¿Cómo ve la formación del músico profesional en Venezuela?, ¿cuáles son las oportunidades y retos que enfrentan los músicos formados en El Sistema para desempeñarse en otros ámbitos profesionales?
R. El maestro Abreu creó El Sistema como una posibilidad de acceso masivo y gratuito a una educación musical de calidad y se ha constituido bajo una metodología específica basada en la búsqueda de la excelencia de la ejecución y la interpretación de diversas agrupaciones orquestales, corales e, incluso, de otros géneros. Eso ha generado que una gran cantidad de jóvenes se desarrollen profesionalmente en nuestras orquestas y coros, luego de cumplir con un proceso de formación en nuestros núcleos, escuelas instrumentales y centros académicos regionales; es decir, una plataforma académica propia de El Sistema.
Actualmente, en Venezuela existen instituciones universitarias que complementan un proceso de formación superior de nuestros jóvenes en el área de la Música, incluso muchas de ellas impulsadas para responder a demandas de “La misión clara de El Sistema es continuar su crecimiento de manera sólida e inclusiva”
jóvenes de El Sistema en diversas regiones del país, mas no es una oferta masiva que responda a todas nuestras necesidades y exigencias. Por ello, El Sistema está trabajando en profundidad en el diseño y creación de un instituto de formación a nivel superior propio, a través de un equipo multidisciplinario, el cual tiene como norte albergar a los estudiantes de El Sistema que quisieran continuar una carrera profesional como músicos, ejecutantes, educadores, directores, compositores, gerentes, lutieres, y cualquier otra área de las que desarrollamos a través de nuestros programas.
En nuestro proceso de formación, los niños y jóvenes adquieren una serie de valores que abarcan el respeto, el esfuerzo sostenido, la disciplina, el trabajo en equipo, entre otros, que los impulsa a desenvolverse con gran sensibilidad social y ser mejores ciudadanos, no sólo en las agrupaciones a las que pertenecen, sino en el resto de su vida diaria y, por supuesto, en algunos casos en otras áreas de formación paralelamente. Por ello, son muchísimos los jóvenes de El Sistema que se insertan con éxito en una o más áreas de conocimiento, como es el caso de jóvenes médicos, abogados, gerentes, comunicadores sociales, odontólogos, administradores, entre otros.
Además, es importante resaltar que, gracias a esa formación artística y ciudadana que adquieren en El Sistema, aun cuando dejan de ser miembros activos, mantienen una conexión con nosotros, en especial como un público que aprecia y reconoce el trabajo artístico y creador de nuestros niños y jóvenes.
P. ¿Cuáles son los propósitos y metas de El Sistema para los próximos años?, ¿cuáles son los desarrollos y avances deseables del programa?
R. Nuestra primera meta es alcanzar el millón de beneficiarios para el 2019, al abordar con nuestro programa de formación musical a todas las escuelas de educación regular del país.
Otra de nuestras metas más inmediatas es la creación del Centro de Formación Docente del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, que podrá responder a la altísima demanda de jóvenes músicos que desean adquirir destrezas especializadas en diversas áreas de la música y el arte. Además de ofertar el adiestramiento profesional con nivel superior, y ajustado a la multidisciplinariedad que demandan nuestros jóvenes, dicho centro será el modelo para la creación de otros centros de formación de primer nivel distribuidos por todo el país.
Estamos trabajando además en fortalecer, desarrollar y ampliar nuestros programas en otras áreas, además de la orquestal y coral. Así, se está fortaleciendo el programa de lutería para respaldar el crecimiento sostenido de El Sistema con la construcción, reparación y mantenimiento de instrumentos y generando ofertas de trabajo; el Programa Alma Llanera que impulsa nuestros valores musicales y además rompe con ese paradigma que separa
la música popular y la académica; el Programa Nuevos Integrantes, que incluye a niños cada vez de menor edad a la música; el Programa de Educación Especial y el Hospitalario que atiende a niños y jóvenes con necesidades educativas acordes a sus características, únicas como individuo; y el Programa Penitenciario, dedicado al mejor uso del tiempo de las personas privadas de libertad.
Consolidar el acceso a todos los niños y jóvenes a una educación artística musical en torno a nuestras plataformas académicas, no solo de los núcleos, sino también de las escuelas instrumentales y los centros regionales de formación, es una de nuestras preocupaciones. Por ello, queremos desarrollar más espacios de calidad, apropiados y construidos específicamente para el arte en cada región, con el soporte académico y técnico para el crecimiento y afianzamiento de nuestra pedagogía que, además, se conviertan en espacios donde no sólo los niños y jóvenes pueden encontrarse en un ambiente digno e idóneo para estudiar, ensayar, producir, crear y disfrutar del arte musical, sino también sus familias y comunidades.
Es decir, la misión clara de El Sistema es continuar su crecimiento de manera sólida e inclusiva. Proseguir también con el proceso de expansión internacional, inspirando cada vez a más países en replicar nuestro modelo, inclusive a través de esa transferencia de conocimiento con el apoyo técnico de nuestros instructores.
P. ¿Cómo ocurrió el proceso de internacionalización de El Sistema?
R. Nuestra primera orquesta viajó el mismo año de su creación a México, en 1975, es decir, desde los mismos inicios de El Sistema, porque ese proceso de internacionalización genera en nuestros jóvenes una motivación al logro, a la excelencia, e implica para ellos un reto.
Algunos países de Latinoamérica y Europa fueron los primeros testigos de esta transformación musical. Nuestras orquestas y coros son admirados en los países que visitan por su ímpetu y por su fuerza, y porque representan un cambio contundente en la manera de abordar la música. Poco a poco fueron surgiendo las invitaciones de muchas naciones que han querido conocer el fenómeno orquestal y coral venezolano, y hoy en día ese interés se ha intensificado, no sólo a través de giras, sino también con el intercambio y la visita de maestros de renombre internacional a Venezuela. Es decir, desde los primeros años tuvimos la visita de maestros como Eduardo Mata, Carlos Chávez, Maurice André, Plácido Domingo, Claudio Arrau, Zubin Mehta… y las generaciones más actuales han trabajado con los maestros Claudio Abbado, Giuseppe Sinopoli, Simon Rattle, y Daniel Barenboim, entre otros.
Otro aspecto que ha generado un proceso de internacionalización es que actualmente existen experiencias inspiradas en El Sistema en más de 54 países del mundo, quienes han comenzado a sembrar la semilla de nuestro modelo pedagógico, social y musical. Es así como hemos inspirado el nacimiento de orquestas y coros infantiles y juveniles en América, África, Europa, Asia e incluso Oceanía.
Hemos establecido convenios internacionales de manera bidireccional en pro de la niñez y la juventud con varias instituciones, conservatorios, universidades, instituciones culturales, con la idea de brindar mejores oportunidades no sólo a los venezolanos, sino a niños y jóvenes de otros países. Sin duda, queremos que la filosofía de la educación musical de El Sistema impacte cada vez más.
P. ¿Cómo responde El Sistema a las críticas que han surgido internacionalmente respecto a sus aspectos organizativos y a su abordaje de la inclusión social?
R. El Sistema es una organización con una estructura y características propias en constante evolución, flexible para adaptarse a las necesidades de desarrollo de nuestros beneficiarios, quienes son nuestro principal objetivo. Obviamente, somos susceptibles a críticas y, al mismo tiempo, a rectificaciones, pero eso no detiene nuestro emprendimiento para crear mejores oportunidades.
Hoy más de 787.000 niños y jóvenes en Venezuela de distintos estratos sociales, especialmente aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, disfrutan del acceso gratuito al arte de la música, y esa práctica colectiva les lleva además a desarrollar altos valores humanos. Tenemos un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, investigaciones doctorales, y trabajos realizados por equipos multidisciplinarios de instituciones reconocidas que han demostrado las bondades de nuestro programa.
El alcance a todas las regiones de nuestro país representa también un hecho contundente de diversidad e inclusión, nuestra filosofía de atención es donde todos comparten e intercambian procesos de aprendizaje a través de la música, de la orquesta, del coro. Demostramos con acciones que nuestro modelo de enseñanza musical con alcance social ha servido de ejemplo y es una inspiración en el mundo entero.
P. ¿Cuál es el mensaje que desea dejar usted, así como El Sistema en su conjunto, a nivel mundial
R. Queremos alcanzar una meta: que todos los niños y jóvenes del país tengan acceso a una educación musical gratuita. El Sistema está en constante crecimiento y, por eso, deseamos difundir cada vez más nuestra filosofía de transformación social a través de la música, aunado a un verdadero mensaje de paz a través de nuestras orquestas y coros.
Invitamos a mirarnos como miembros de una orquesta o un coro porque consideramos que así debe funcionar una sociedad, como una orquesta, como un coro, donde nadie importa más que el otro, donde el sonido de uno tiene que armonizar con el sonido del otro y, a su vez, con el del colectivo; donde el resultado es común y no individual; donde el fruto de la sumatoria de las capacidades del ser humano son expuestas en su máxima expresión y se enaltecen los valores humanos que, sin duda, son propios de la práctica del arte.
Para terminar, como afirma nuestro maestro Abreu, podemos decir que Venezuela ha cambiado para ver en el ser humano el más alto de sus recursos, el más valioso, y más cuando actúa en sociedad, en una práctica que invita a ser cada vez mejores ciudadanos, y ese es, sin duda, nuestro mayor mensaje.
Sobre el Entrevistador
Francisco Javier Romero Naranjo
Francisco Javier Romero Naranjo es doctor en Musicología por la Universidad Alexander von Humboldt de Berlín. Es Coordinador de departamento del Área de Didáctica de la Expresión Musical en la Universidad de Alicante. Imparte seminarios en el Curtis Institut of Music en EEUU, en el Máster de Neurorehabilitación de la Universidad de Barcelona, Guttman Institut, The University of the Arts de Filadelfia y otras instituciones. Es director del Máster Internacional en Didáctica de la Percusión Corporal–Método BAPNE con sedes en Venecia, Caracas, San José de Costa Rica, México D.F. y Alicante.