Los músicos tenemos ciertas características que nos hacen únicos, y no todas son buenas. Somos individualistas y competitivos, críticos y autocríticos. Tendemos a compararnos entre nosotros y a pensar que nuestras cualidades no son tan buenas como las del al lado. Que si… “he sacado menos nota que fulanito, porque claro, él hace mucha música, tiene ese gancho, y yo estudio más que él, pero soy más soso en el escenario…” O… “jolin, es que menganito estudia tanto que tiene una técnica casi perfecta, yo no soy capaz de echar más de dos o tres horas al día… así no voy a llegar tan lejos como él…” En fin, esas tonterías que nos decimos y repetimos, que no nos sirven para nada.
Pensando sobre esto, se nos ha ocurrido -aunque suene a frikada- usar el hexágono de habilidades que se ve en algunos videojuegos (enganchados al PES sabéis de lo que hablo) con las habilidades de un buen músico. El hexágono de habilidades, para los que no perdéis tiempo con los videojuegos -¡bien hecho!- funciona de la siguiente manera:
Las habilidades con las que cuenta el músico se colocan como se ve en la imagen, repartidas equitativamente en un círculo. Si os fijáis bien, la posición de las mismas no es casualidad, ya que la disciplina lleva a la técnica, que lleva a la experiencia; el oído está relacionada con el ritmo, ya que son capacidades que podrían englobarse dentro de las innatas -aunque se puedan desarrollar-… ect. El gráfico que veis arriba sería el hexágono de habilidades de un músico completo: trabajador, puntual, constante, con una técnica bien desarrollada, con experiencia y conocimientos adquiridos con el tiempo, buenas capacidades rítmicas, buen oído, creatividad e intuición musical.
Sin embargo, la vida es muy injusta, y la gran mayoría de los músicos no somos así. Ponemos otros ejemplos, para que vosotros mismos veáis lo bien que este hexágono representa las habilidades (musicales y de cualquier tipo) de manera clara y sencilla.
Este hexágono de habilidades que veis arriba sería el de un músico “talentoso”, como se suele decir, pero un poco vaguete y con poca experiencia.
Este otro hexágono nos mostraría a un músico muy trabajador, que ha conseguido formarse una buena técnica, aunque le falta adquirir experiencia y sus capacidades musicales de oído y rítmicas no son sobresalientes.
Cada músico tiene su propio hexágono. El problema es que nos pensamos que es invariable. Las seis habilidades que el hexágono refleja (que engloban muchas otras) son todas trabajables. Un buen músico sería por tanto aquel que sepa ver sus carencias y tenga el coraje de trabajar para mejorarlas. Muchas veces oigo a colegas decir cosas como… “A mí es que el ritmo se me da fatal, es que no sé medir bien…” ¡Oh Dios mio! ¿Qué vas a hacer? ¡Nunca vas a llegar a nada en la vida! (sacarsmo)…A veces entramos en la espiral del no puedo, nos ponemos el muro (o nos lo ponen), y de ahí no salimos. Todo en la música acaba en una sola palabraTRABAJO. Así que, ya sabéis, ¡menos quejarse y más trabajar para conseguir vuestro hexágono perfecto!