Antonio Méndez, director de orquesta mallorquín de 33 años, ha sustituido este fin de semana a Josep Pons en el Auditorio Nacional
Vía: cultura.elpais.com | Por Virginia López Enano
Hacer zapping convirtió a Antonio Méndez (Palma de Mallorca, 1984) en director de orquesta. Tenía 16 años y estaba decidiendo qué ver en la televisión cuando se topó con un concierto de música clásica. No tenía ni idea de qué obra era la que había captado su atención ni qué director estaba al frente de aquel ejército de músicos. Pero su cabeza hizo clic en aquel instante. Lo suyo sería alzar la batuta, coordinar lo que para él era y es el “instrumento más completo que existe”. Veintisiete años más tarde, Méndez está empezando a forjarse una trayectoria internacional con debuts en centros de clásica de la talla del Musikverein de Viena, que alberga el concierto de año nuevo. También en España, donde ha sido requerido por instituciones como la Orquesta Nacional de España (ONE), al frente de la cual ha sustituido el pasado fin de semana al maestro Josep Pons en el concierto con la violinista Hilary Hahn.
Al cabo de los años Méndez supo que aquel concierto que escuchó en el salón de su casa era la sinfonía nº 2 Resurrección de Mahler conducida por el director Simon Rattle. La partitura más cara de la historia y una obra que ha influenciado la carrera de grandes músicos entre los que se encuentra el propio Rattle, a quien tuvo la oportunidad de agradecerle su interpretación. “Le vi en Berlín y le confesé que gracias a él me hice director. Le dije: Que sepas que es culpa tuya”. Méndez ha dirigido ahora y por tercera vez a la ONE debido a la baja por enfermedad de Pons. Ha tenido apenas una semana para ensayar con la orquesta. Pero jugaba con una doble ventaja. Es la tercera vez que se pone al frente de la formación y conocía el programa. “Controlo el repertorio, lo había hecho ya. Uno es un poco suicida pero nunca del todo. Si no estás seguro al 95%, por lo menos, de que va a salir bien no te tiras a la piscina”, aventura el mallorquín con seguridad desde el sofá beis de su camerino. Cómodo. Tranquilo. Desde 2007 vive en Alemania y ahora su nombre empieza a sonar en España. Se marchó al extranjero para completar su formación musical. Y con la experiencia que le otorga el vivir fuera afirma que la calidad de los intérpretes nacionales es inmensa. “Nunca hemos estado como ahora. De un tiempo a esta parte hay una generación muy buena en todos los dominios. A los músicos españoles nunca se nos ha tenido en tan alta consideración como ahora”.
El talento está ahí, Méndez lo enumera: “Hay dos españoles en la Filarmónica de Berlín, también en la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, en la Orquesta del Festival de Lucerna siempre hay algún español, al menos dos en la Scala de Milán…” Sin embargo, España está muy lejos aún de alcanzar a referentes de la música clásica como Austria o Alemania. ¿Qué falta entonces? Tradición, responde el director mallorquín. “Muchas orquestas españolas no tienen más de 30 o 40 años. Hay formaciones alemanas que cuentan con 400 años de historia y que guardan en sus archivos partituras manuscritas de Strauss o Mahler. Eso no se puede suplir más que con el tiempo”. Y, a continuación, sentencia rotundo: “Estoy convencido de que España será vanguardia de la música clásica”.
Méndez engrosa la lista de maestros jóvenes que se están abriendo paso en el panorama musical. Reconoce que la mediatización y el impulso de Internet han contribuido a crear la sensación de que las generaciones de directores empiezan cada vez a una edad más temprana, pero añade que las grandes figuras también empezaron jóvenes. Fue el caso de Claudio Abbado que con 27 años se puso al frente de la Scala de Milán o de Zubin Mehta que con 22 debutó en Viena. ”Karajan decía que hay que dirigir 100 veces la sinfonía nº 5 de Beethoven hasta que te salga como quieres. Así que para hacerla 100 veces, hay que empezar bastante pronto”.