Vía: www.elmundo.com Por José Gabriel Díaz | Fotos: Daniel Hernández
Entender la historia detrás de Pedro Antonio Ríos Reyna sin acercarse a la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV) es casi imposible, pues el músico, compositor, director de orquesta y promotor cultural venezolano, que este año celebra 110 años de su natalicio (Colón, Táchira, 6 de noviembre de 1905), fue visionario en la creación de un espacio que acogiera al ensamble, aunque su repentina muerte lo alejara de ver el sueño cristalizarse.
Maestro en el violín como en la negociación, Ríos Reyna convenció al presidente Rafael Caldera (durante su primer mandato, por allá en los años 70), de ordenar la construcción de un complejo cultural en el terreno adyacente al Parque Los Caobos, que sirviera de hogar a la OSV (su construcción supuso una década), logro por el cual la sala fue bautizada con su nombre años más tarde.
Pero llevar a buen puerto lo convenido con el entonces Presidente de la República no fue pan comido. De hecho, muchos intereses detrás del proyecto retrasaron su desarrollo, el cual se vio finalizado en otro período presidencial, el de Luis Herrera Campins, quien convencido del trabajo llevado a cabo por Ríos Reyna -12 años más tarde de su muerte en Nueva York tras ser atropellado (13 de febrero de 1971)-, homenajeó su incansable sueño otorgando su apellido a la sala inaugurada el 19 de abril de 1983.
“En honor a él se terminó el teatro”, explica el maestro Domingo García, violinista jubilado de la Sinfónica de Venezuela, quien además la presidía cuando se inauguró. “Pero en vista de los intereses que habían detrás de la sala, y a pesar de que su construcción era para la sinfónica, esta nunca logró tener su control hasta que el ministro de la Cultura Ignacio Iribarren Borges ordenó que un representante de la OSV y uno del Sistema Nacional de Orquestas nos integráramos a la Fundación Teresa Carreño”.
García también recuerda con claridad que la decisión de darle el nombre de Ríos Reyna al recinto surgió de las conversaciones realizadas con los arquitectos del teatro y los del Centro Simón Bolívar, quienes conocían todo el empeño del maestro y decidieron homenajearlo con aprobación del presidente Campins. “La Sinfónica logró su derecho como sede al bautizarse la sala con ese nombre, avanzado el año 83. De hecho, el programa previsto para la inauguración fue otro triunfo para la orquesta, pues se nos dio la libertad de elegir los temas, por encima de invitar a alguien de afuera”.
Pero… ¿Quién era Ríos Reyna?
Músico de nacimiento, a Pedro Antonio Ríos Reyna el sufrimiento lo acompañó gran parte de su vida. A temprana edad vio partir a su padre, José Asunción Ríos, y a su hermano mayor, como consecuencia de la llamada “Peste Española”. Como muchos jóvenes de su generación, debió asumir entonces las riendas de su familia y ser sostén de hogar.
El hecho lo obligó a renunciar a una beca para estudiar en Bruselas, que ganó luego de demostrar su virtuosismo con el violín tras recibir clases del maestro José Lorenzo Llamozas, uno de los grandes músicos que le inculcó sensibilidad y que más tarde pulirían Vicente Emilio Sojo y Juan Bautista Plaza.
Buscando una manera de obtener ingresos, en 1920 Ríos Reyna acepta dar clases, actividad que desarrolla durante 14 años. Más tarde, en 1930 funda, junto a otros músicos destacados de la época, la Orquesta Sinfónica de Venezuela que preside en tres períodos: 1950-1959, 1962-1963 y 1967 a 1971 (año en el que fallece).
Además, lleva las riendas del Cuarteto Ríos, la Orquesta de Cámara de la Universidad Central de Venezuela, la Orquesta Experimental de la Orquesta Sinfónica Venezuela y la Coral Filarmónica de Caracas. En cada una de ellas difunde, además de la música clásica, un importante repertorio de música tradicional, popular y folklórica con arreglos para orquesta.
Apasionado de la carpintería, el maestro verá truncada su carrera como violinista luego de sufrir un accidente que lo lleva a perder la movilidad de su meñique izquierdo, hecho que lo alejará de las filas de la OSV y lo obligará a dedicarse exclusivamente a la dirección orquestal.
A nivel personal, estuvo casado con la violinista Graciela Rousset, con quien tuvo cuatro hijos.
Recordado por sus pupilos
El maestro Domingo García fue uno de los estudiantes que creció bajo las enseñanzas de Ríos Reyna. “Lo conocí durante mis estudios de violín y más tarde compartí de cerca con él cuando formé parte de la Orquesta de Cámara de la UCV, que él dirigía, y la OSV. Recuerdo que a pesar de que los ensayos eran a las 7 de la mañana, el maestro solía llegar de buen humor. Era un hombre muy respetado y querido del que aprendí mucho”.
Pero el recuerdo más emotivo que conserva es que Ríos Reyna le regaló un violín costoso, exclusivamente diseñado por uno de los mejores artesanos del mundo, y que hoy día utiliza su hijo en Ginebra. “Todo el que lo oye y lo ve queda enamorado. Fue un gesto que nunca olvidaré”.
De cara a la modernidad
Pedro González, presidente actual de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, recuerda que, debido a la premura de los Juegos Panamericanos, se hicieron las gestiones para que se terminara el Teatro Teresa Carreño y la Línea 1 del Metro de Caracas, en 1983. “Los aspectos acústicos no se terminaron y habían espacios sordos”.
Aprovechando el aniversario de Ríos Reyna, la administración actual, encabezada por Gustavo Arreaza, hizo gestiones para solucionar el problema. “Se está implementando un sistema llamado Constelation que logra un equilibrio y proyecta el sonido para que el público escuche con calidad y precisión donde esté”.