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Hoffman consolidó la Orquesta Sinfónica Nacional como un conjunto de talla internacional de 1987 al 2001. La noticia fue confirmada por su esposa, Lourdes Lobo, y el Centro Nacional de la Música.
Vía: www.nacion.com | Por: Fernando Chaves Espinach
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Docenas de miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica perdieron, este lunes, a un padre.
No estuvo siempre con ellos, pero sí en un momento crucial: su infancia y juventud. El maestro Irwin Hoffman, estadounidense e hijo adoptivo de Costa Rica, falleció este 19 de marzo a los 93 años.
“Mi amor, mi esposo, mi compañero de vida ..acaba de dar su último suspiro”, escribió su esposa, la violinista Lourdes Lobo en su perfil de Facebook. Asimismo, los voceros del Centro Nacional de la Música confirmaron la partida del maestro.
Las causas de su muerte y las fechas de sus honras fúnebres serán anunciados por la tarde.
Hoffman fue el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de 1987 al 2011, una época en la cual se consolidó como orquesta profesional con personal costarricense, realizó giras a Europa, Asia y América, y fortaleció la institucionalidad que hoy goza de buena salud.
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“Lo que intento lograr, lo que me da placer y la razón por la que continúo haciéndolo, es crear una experiencia para el público. Estoy creando una realidad que no estaba allí antes”, dijo una vez a La Nación.
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Su esposa, Lourdes Lobo, fue violinista en la orquesta. Residían en San Antonio de Escazú, aunque sus compromisos como director orquestal lo mantenían en constante viaje.
En el 2013, fue nombrado director emérito de la Orquesta Sinfónica Nacional, y en el 2016, fue galardonado con el Premio Nacional de Música 2015 en la rama de dirección por su trabajo con la Orquesta Sinfónica Juvenil.
En noviembre del 2015, anunció su retiro, pero pocos meses después se volvió a presentar con la Juvenil y la Nacional.
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Trayectoria musical
Hoffman, quien nació en Nueva York el 26 de noviembre de 1924, comenzó sus estudios musicales de violín y piano a la edad de seis años. “Cuando mi padre colocó ese violín bajo mi barbilla, a los seis años, yo era demasiado joven para entender de qué se trataba la música”, contó a La Nación.
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Tener el violín en sus manos fue una imposición de su padre. “La música no fue algo natural para mí, como niño estaba haciendo cosas que los demás no estaban haciendo. Cuando salían de la escuela, otros jugaban béisbol y yo tenía que practicar. Tuve que ver a niños de mi edad haciendo otras cosas mientras yo me desgastaba en el violín”. No obstante, la música se convertiría con el tiempo en parte consustancial de su vida: la batuta y él se hicieron inseparables desde su adolescencia.
Posteriormente realizó estudios como violinista y director en la Juilliard School of Music. Durante los veranos, bajo la batuta Serge Koussevitzky, en el Berkshire Music Festival, siguió estudiando y las puertas se abrieron para dirigir orquestas por todos los Estados Unidos, tras debutar, a los 17 años, frente a la Orquesta de Filadelfia. También sería director musical de la Vancouver Symphony (1952-1964) y director asistente, entre otros cargos, en la Chicago Symphony Orchestra, de 1964 hasta 1970.
Como director titular, estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de Colombia en tres temporadas a partir del 2000. En Chile fue director titular de la Sinfónica de Santiago, a partir de 1994. Fue director artístico del Festival de Flagstaff, en Arizona, desde 1983 hasta 1996.
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Cambios profundos. Hoffman debutó con la Orquesta Sinfónica Nacional en 1977 en el Teatro Nacional; interpretó dos obras de Chaikóvski. Aquel era un periodo de ajuste que, desde 1970, con la fundación del Ministerio de Cultura, había significado la regencia del maestro Gerald Brown, la contratación de nuevos músicos extranjeros, la formación de la Orquesta Sinfónica Juvenil y otros programas formativos, y la adquisición de instrumentos (incluyendo una donación de $1 millón en instrumentos por parte del gobierno estadounidense).
La estrecha relación de la música tica de entonces con la academia y los estándares estadounidenses dejaría uno de sus mayores frutos en la vinculación de Hoffman con la OSN.
Sin embargo, la trayectoria ascendente de la orquesta se vería interrumpida por la crisis económico global y costarricense: la devaluación del colón ahuyentó a los músicos extranjeros y nuevas inversiones quedaron paralizadas.
No obstante, el contingente de jóvenes músicos que se había formado bajo la batuta de Brown estaba listo para dar un salto. En 1987, Hoffman fue contratado como titular, e inauguró así el que muchos consideran el periodo más espléndido de la Sinfónica Nacional.
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