El compositor cinco veces ganador de un Óscar John Williams se sienta con nosotros para una entrevista con motivo de su participación en la película La ladrona de libros, dirigida por Brian Percival. La cinta tiene lugar entre los horrores de la segunda Guerra Mundial y propone un relato de reafirmación de la vida, basado en el best-seller de Markus Zusak, que cuenta la historia de Liesel (Sophie Nélisse), una chica enviada a vivir con los padres adoptivos que encarnan Geoffrey Rush y Emily Watson. Sin formación alguna, acaba mostrando un talento natural a partir de su amor por la literatura: aprende a leer en solitario y toma prestados una serie de libros, para acabar influyendo con su presencia a todo aquel que acaba a su alrededor. La música de Williams resulta clave para dar calor y emoción a la cinta.
¿Qué es lo que más te atrajo de La ladrona de libros?
Durante el ultimo año más o menos he estado ocupado con otros proyectos musicales, no pensé realmente en hacer otra película. Habitualmente trabajo con Spielberg, hemos colaborado juntos 40 años, algo que me resulta de por sí increíble. He trabajado con otros entre proyecto y proyecto, pero Spielberg y yo hemos estado muy cerca y realizado muchas cosas juntos. No había hecho una película desde Lincoln, y no esperaba hacer una este año, la verdad es que no lo buscaba. Entonces me preguntaron si podía conocer al joven director Brian Percival, del que no sabía nada entonces. Lo conocí y me dejó una impresión muy positiva, me gusto mucho. Leí el libro y el guión y me encantó la historia, la premisa y las nociones incluidas en ambos. Así que estaba muy emocionado con el proyecto, pensé que me encantaría hacer la música para la película. Vino como una auténtica sorpresa, pero es que me parecía algo único. Fue una decision fácil contribuir a la partitura.
¿Qué es lo que te atrajo de la historia?
Lo que me encantó de La ladrona de libros era la idea de esa pequeña niña, Liesel, admitiendo que no podia leer para despuér ser cautivada por las palabras y la lectura. Me fascinó la idea de que a través de la literatura y la escritura podemos encontrar paz y consuelo. Pero igualmente para mí era única la voz de Muerte, el narrador, a quien vamos conociendo a través del film. Muerte no aparece retratado como temible, suena paternal y punzante. Además hay escenas hermosas, como en las que Liesel está en el sótano aprendiendo escribir y Max, el joven judío que la familia esconde en el sótano, le explica el poder de las palabras. Liesel es también una chica fuerte, se defiende a sí misma en el colegio. Entendemos que la vida que lleva la soporta y le resulta posible gracias a las palabras, al poder de la literatura.
¿Qué puedes decirnos del transfondo de la historia, que se desarrolla en la alemania de la Segunda Guerra Mundial?
La Guerra es el transfordo, vemos las carencias de la gente ordinaria tratando de alimentarse mientras las bomba caen. La historia es poderosa y maravillosa, pero lo que la hace única es su poder lírico. Es interesante que Brian Percival me dijo que quería hacer una película pequeña, y le dije que en ese sentido no tendrila éxito porque ha hecho una muy grande, con un corazón tan grande como este edificio. Tiene una fuerza poderosa entregada suavemente frente al transfondo de caos y destrucción. Lo encontré muy inspirador.
¿Y qué puedes decirnos de los temas musicales de la película?
Hay uno en concreto que concierne a la atracción casi física que los libros generan en Liesel. Ella se adentra en una librería y los libros se muestran muy hermosos, irresistibles. Otro tema tiene que ver con los mensajes de la voz de Muerte, expresados musicalmente. Pueden parecer tristes pero están llenos de esperanza.
¿Qué podrías decirnos de tu método de trabajo?
Bueno, la mayoría de mis colegas más jóvenes tienen sintetizadores y ordenadores y también trabajan con piano. Francamente, he estado demasiado ocupado para volver hacia atrás y rearmarme o rehacer mi metodología. Así que sigo trabajando con lápices y papeles y escribiendo cada nota a mano. Puede ser un buen proceso y hacerte pensar algo más que si lo haces todo rápido con una máquina. También puede ralentizar tu ritmo. Trabajo en el piano y lo hago escena a escena. A menudo me siento con el director. Toco algunas ideas al piano a Spielberg, por ejemplo. Espero que cuando hago algo así el director tenga la imaginación para ver cómo será la partitura cuando esté acabada, cuando la orquesta lo escuche y cuando todos lo hagamos.
¿Cómo fue tu colaboración con Brian Percival?
Mi experiencia con Brian ha sido similar. Ha sido muy comprensivo con mis métodos. Vino a mi casa, toque el piano para él y miramos juntos algunas escenas, esa fue nuestra colaboración. Luego vino a escuchar la música en la fase de grabación. Es como trabajo y supongo que en ese sentido pertenezco a una generación previa y, cronológicamente, tengo un método que es extraño actualmente (ríe). Pero algunos de estos directores, incluyendo a Percival, parecen dispuestos a pasar por ahí por el momento y ofrecerme oportunidades como La ladrona de libros, que he adorado. He pasado una serie de semanas o meses muy felices trabajando en la película, hablando con Brian del tema y controlando su evolución cada día, intentando de encontrar mi camino en esas escenas maravillosas de la manera más efectiva que podia.