La Fundación “Sinfonía por el Perú”, inspirada en una iniciativa similar que conoció en Venezuela, ha creado ya veinte “núcleos” o proyectos en varias ciudades peruanas, si bien el “sueño” de Florez (Lima, 1973) es “sembrar el país de orquestas”, confesó en una entrevista con Efe.
EFE.- El tenor peruano Juan Diego Flórez se encuentra inmerso en el proyecto de orquestas infantiles que creó en su país hace un año y medio, “a fin de utilizar la música para sacar de la miseria a los niños de las clases más desfavorecidas”.
La primera gran puesta en escena vendrá con la representación de la ópera “Guillermo Tell” en 2013, interpretada por Flórez y con música de la sección juvenil de estas orquestas que “alejan a los niños de las drogas y de las calles”, señaló el artista, a quien el nacimiento de su hijo y sus propios orígenes modestos le han acercado a la realidad de estos pequeños.El tenor, que comenzó en el mundo de la música cantando versiones de Led Zeppelin y tocando piezas populares peruanas, entró en la ópera “abruptamente”, cuando en el conservatorio al que asistía para aprender técnica vocal descubrió sus cualidades como tenor.
Evocó entre risas sus primeros pasos, cuando su madre le decía llanamente “te vas a morir de hambre”, hasta que llegó una beca, y pudo estudiar en Estados Unidos, debutando con tan solo 23 años en la ópera “Matilde di Shabran”.
Hoy, según algunos como Plácido Domingo, se trata del “más grande tenor ligero de todos los tiempos”, que ha actuado y llenado buena parte de los mejores anfiteatros del mundo.
El cantante, que visita París para representar una ópera, “La fille du Régiment”, en la que se siente “completamente a gusto” -no en vano ya la ha interpretado en otras ciudades como Milán, Barcelona, Londres o Nueva York-, reconoció que, pese a ello, actuar siempre impone respeto, porque el público es “extraño, una especie de ente que actúa en bloque y nunca sabes qué esperar”.
En la ciudad que en 1840 vio representarse esta obra de Donizetti por primera vez, el peruano reconoció que el público “no es excesivamente caluroso y sí muy exigente”, y lamentó los recientes recortes de presupuesto que también se sienten en la Ópera parisiense.
“Es una pena que los políticos siempre vean en la cultura el primer elemento de ahorro”, se quejó, y recordó que “incluso en Italia, cuna de la ópera” cada día se ve cómo cierran teatros y se cancelan actuaciones.
Pese a ello, a él no le falta trabajo y, además del estreno en Perú de “Guillermo Tell”, tiene pendientes las óperas “Pescadores de Perlas” en Madrid, “La Donna del Lago” en Nueva York, así como una residencia en el “Barbican” de Londres, donde ofrecerá un concierto, un recital y una clase maestra.
“Aunque sea bastante nuevo en esto, me está gustando dar clases”, admitió el artista, quien considera que “para enseñar, necesitas estructurar lo que sabes, y eso te hace aprender a ti mismo”.
Eterno perfeccionista, Flórez explicó que el suyo es un trabajo “global” y en “permanente construcción”, por lo que, “para hacerlo bien, es imprescindible leer y comprender el panfleto entero y sabérselo de memoria”.
Admitió que trabaja “menos que otros colegas” porque le gusta dedicar tiempo a estudiarse los papeles de forma exhaustiva, trabajar la parte vocal e interpretativa, e investigar el contexto de la obra, pero también, porque prefiere dedicar tiempo otras necesidades “igualmente importantes”, como su Fundación y su familia.