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El saxofonista presenta en Madrid su último disco, ‘Do your dance’, dentro de los Conciertos 1906
Vía: elpais.com | Por ALEJANDRO MENDOZA ARRIAGA
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Decir “jazz” en la década de los años 40, cuando el bebop estaba en su apogeo, era sinónimo de baile y desenfreno.
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Decir “jazz” en la década de los años 40, cuando el bebop estaba en su apogeo, era sinónimo de baile y desenfreno. Personajes icónicos de la literatura, como el Dean Moriarty de Jack Kerouac, ilustran el fervor de esa época por moverse al ritmo sincopado y enérgico que los músicos transmitían desde el escenario. Pero con el tiempo, el jazz bajó sus revoluciones y se fue convirtiendo en un género de alta cultura que suele escucharse con solemnidad. Contra esos cánones, a mediados de 2016, el saxofonista Kenny Garrett (Detroit, 1960), alumno prodigio del legendario Miles Davis, publicó Do your dance, un disco con intenciones festivas como en los viejos tiempos. Este viernes 27 de octubre lo presenta en el Café Berlín de Madrid, dentro de los Conciertos 1906.
La revolución de Garrett comenzó en Pensilvania, en donde estaba ofreciendo un concierto junto a su banda hace un par de años. De pronto decidió subir la velocidad más de lo normal en uno de los temas e instintivamente, cuenta, “la gente se levantó a bailar”. “Tocamos muy rápido”, recuerda el saxofonista, que para comprobar el experimento siguió acelerando la música en aquella velada y el público siguió bailando.
Entonces se planteó hacer Do your dance, un álbum con bases de ritmos afrocubanos tocados con un tempo elevado para provocar al movimiento. El disco está compuesto por estructuras sencillas y con fuerte pegada rítmica, tintes caribeños, guiños a músicos como los pianistas Chick Corea o Chucho Valdés y el soplo torrencial que caracteriza su saxo alto.
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Entonces se planteó hacer Do your dance, un álbum con bases de ritmos afrocubanos tocados con un tempo elevado para provocar al movimiento.
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Lo importante, dice, “es encontrar la música que conecte contigo”, pues solo así “la gente encuentra resonancia”
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“Tomo riesgos todo el tiempo”, afirma Garrett por teléfono sobre su proceso de composición y su música en directo. Eso le ha llevado a experimentar “con melodías japonesas” en el pasado y a dedicar un disco completo al baile. “Cuando yo tocaba con la orquesta de Duke Ellington o la banda de Miles Davis, la gente solía bailar”, rememora este saxofonista de 57 años. Ya no es lo habitual, pero él considera que “no se puede tirar la historia a la basura”.
Garrett no está seguro de si el jazz podrá volver a ser algún día una música de fiesta ─“ese papel lo ocupa ahora la música electrónica”─, pero tampoco cree que los músicos deban priorizar esa búsqueda. Lo importante, dice, “es encontrar la música que conecte contigo”, pues solo así “la gente encuentra resonancia”. “No se trata de tomar riesgos, sino de las personas”, asiente.
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