Un estudio de la Universidad determina qué factores causan estrés a los alumnos de bandas y conservatorios y recomienda impartir técnicas de relajación, así como una atención médica específica
Por: s. penelas | Vía: farodevigo.es
Desde que toman su primer instrumento entre las manos a edades muy tempranas, los músicos se someten a “sacrificios y sobreefuerzos enormes” a lo largo de toda su vida profesional que conllevan episodios de tensión y ansiedad y que requerirían una atención especializada de la que España carece. Un estudio desarrollado en la Universidad de Vigo determina qué factores causan estrés en alumnos de conservatorios y bandas y recomienda incluir en los planes de estudio las técnicas de relajación, así como la creación de equipos multidisciplinares como los que ya existen en otros países europeos integrados por psicólogos, fisioterapeutas, ortodoncistas o traumatólogos que atiendan las problemáticas específicas de los músicos.
Su autora, María Torres, pianista y profesora en el Conservatorio Profesional de Vigo, sostiene que las dolencias, patologías y estrés de este colectivo deberían tener la misma atención que los deportistas de alta competición. “A raíz de un accidente, me di cuenta de que no tenemos una rehabilitación específica pero una luxación de hombro o una leve lesión en un dedo supone un drama para nosotros pues un músico no puede dejar de tocar jamás”, apunta.
El estudio, que constituye su tesis doctoral en el departamento de Didácticas Especiales bajo la tutela del profesor José Luis García Soidán, se basa en las entrevistas realizadas a 230 músicos desde los 8 años de edad en adelante pertenecientes a los conservatorios Superior y Profesional de Vigo y a los de Redondela y Pontevedra, así como a las bandas de San Miguel de Oia y Ateneo de Bembrive.
Los niños y adultos entrevistados, incluidos profesores, participaron en los cursos y las clases de técnicas de relajación que Torres imparte desde 2005, primero como parte de la asignatura de Pedagogía de piano y, tras solicitar ella misma su oficialidad ante la Xunta, como asignatura optativa.
“Con ayuda de expertos en psicología y fisioterapia diseñé una serie de ejercicios y de prácticas mentales para superar situaciones de estrés o miedo escénico. Las entrevistas se realizaron al comienzo del curso, al terminarlo y varios meses después”, detalla.
El instrumento “no es ergonómico”, recuerda Torres, y los alumnos invierten muchas horas de estudio con la máxima concentración repitiendo una y otra vez sus interpretaciones, lo que conlleva un desgaste físico importante, bajo situaciones de tensión, con lesiones o afectados por las condiciones meteorológicas. “La humedad de Galicia provoca mucho dolor en los brazos y las manos”, comenta.
A estos condicionantes que provocan situaciones de estrés se unen factores psicológicos como la competitividad o la ansiedad ante la coincidencia de exámenes en el conservatorio y, por ejemplo, la selectividad. “Los alumnos tienen audiciones periódicas en las que deben tocar en solitario durante 45 minutos o una hora ante los profesores o el público, pero lo que más le impacta es la presencia de sus compañeros. Es un ambiente muy competitivo y ellos mismo establecen unos raseros muy altos”, destaca María Torres.
Los integrantes de escuelas y bandas también se enfrentan a momentos de tensión, pero con distinta intensidad: “El grado de implicación es menor, tocan amparados por el resto de miembros y pueden encontrarse si se pierden en un determinado momento. Muchos niños de conservatorio también pertenecen a bandas y lo llevan con más relajación”.
Por todo ello, Torres recomienda que las técnicas de relajación formen parte de la educación desde los primeros momentos y que todos -profesores, instrumentistas, alumnos o miembros de bandas- también las pongan en práctica.
En su tesis también se refiere a la necesidad de establecer la medicina del arte como rama específica y no solo como asignatura. En España ya hay ejemplos como el hospital Quirón de Valencia o una clínica de Granollers con equipos multidiscipinares específicos.
“Somos músicos desde el primer día que ponemos el pie en el conservatorio y son estudios muy complicados que implican un gran esfuerzo físico, psíquico, memorístico… desde edades muy tempranas. Nos podemos jubilar, pero solo administrativamente porque es una profesión vocacional. En España el mundo de la música está francamente desatendido y lo ideal sería que gozase de una mayor consideración social”, concluye.