Antes de partir a la nación europea para participar en el curso de dirección orquestas de la Gstadd Menuhin Academy, Uzcátegui dirigirá un concierto con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar este viernes, 15 de julio, a las 4:00 pm, en la Sala Simón del Centro Nacional de Acción Social por la Música
Prensa FundaMusical Bolívar
Nuevas oportunidades se suman a la carrera artística de Jesús Uzcátegui, quien se formó como violinista en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Luego de haber ocupado el puesto de principal de la fila de segundos violines en la Sinfónica Juvenil de Caracas, ahora Orquesta Sinfónica de Caracas, Uzcátegui saltó a la dirección de orquesta. Su participación en el Festival de la Academia Gstaad Menuhin 2015 le abrió una oportunidad para participar este año en el curso de verano de esta academia, posibilidad que le proporcionará una gran experiencia que él traerá de vuelta al país para ponerla al servicio de las orquestas venezolanas.
La batuta de Uzcátegui estará en Suiza para participar en clases magistrales y para ponerse al frente de grandes orquestas con lo que aprenderá aún más de técnicas de dirección. Antes de su viaje a Europa, el músico venezolano dirigirá a la Sinfónica Simón Bolívar en un concierto programado para este viernes, 15 de julio, a las 4:00 pm, en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, ubicado en Quebrada Honda, Los Caobos, a una cuadra de la estación Colegio de Ingenieros del Metro de Caracas y frente a la Casa del Artista.
La Suite Escita (Ala y Lolly), de Serguéi Prokófiev, y la Sinfonía N°5, de Dmitri Shostakóvich, son los desafíos que Uzcátegui se impuso para comunicar al público su interés por seguir creciendo y desarrollarse con firmeza en el exigente camino de la dirección orquestal. Lo respalda en este reto una de las orquestas con más experiencia de El Sistema, esa que fundó el maestro hace 38 años y que está integrada por músicos de todas las generaciones de la institución.
“No hay duda de que esta oportunidad dentro de la Academia Gsstaad Menuhin es un paso importantísimo en mi carrera. Primero que nada agradezco al maestro José Antonio Abreu su cariño y dedicación para mi formación como músico y luego a El Sistema por brindarnos toda esta plataforma para la proyección internacional. Mi objetivo es aprender todo lo posible y regresar a Venezuela a seguir brindando excelencia y profesionalismo para que nuestras orquestas se mantengan siempre en el nivel más alto”, comentó Uzcátegui.
Acerca del trabajo que permitirá poner su sello sobre el podio, destacó el dominio técnico de la SSB como un factor clave para comprender y traducir en sonidos una de las primeras partituras escritas para ballet por Serguéi Prokófiev. La Suite Escita (Ala y Lolly) fue escrita en 1915 como respuesta a la necesidad del compositor de retratar una lucha de deidades. Desafortunadamente, la obra no fue escuchada por el afamado coreógrafo Diágilev, a quién se le había encargado el ballet, y al no concretarse el encargo, la obra se estrenó sólo para orquesta. Las reacciones de escándalo en contra de la propuesta otorgaron Prokófiev parte de su fama de niño terrible.
Algo importante para Uzcátegui en esta nueva aventura musical ha sido el respeto que se han profesado él y la agrupación pionera de El Sistema. “No sólo estoy agradecido con el maestro Diego Matheuz por esta oportunidad para dirigir a la Sinfónica Simón Bolívar, que se encuentra en un momento muy especial de su historia. Estoy realmente contento porque hay un espíritu muy positivo dentro de la agrupación para abrirse a nuevos desafíos. Conozco muy bien esta obra de Prokófiev que reviste una gran complejidad rítmica, ya que fue creada para un ballet y terminó siendo una sinfonía orquestal de matices muy diversos y traviesos. Juntos encontramos el camino para abordar la composición y me siento satisfecho del resultado para este concierto”, expresó el director, durante el descanso de uno de los ensayos.
El repertorio de este concierto incluye la Sinfonía N° 5, de Dmitri Shostakóvich. Esta es una de las obras más populares y celebradas del compositor ruso por su belleza estructural.