David Alvidrez/ eldiariodechihuahua.mx
Desde sus dos años empezó a cantar ópera, gracias a su ceguera desarrolló habilidades para la música y es ahora uno de los mejores tenores chihuahuenses que ha recorrido el país con diversas orquestas filarmónicas. A sus cuatro años cantó con Pavarotti y a sus nueve años con Plácido Domingo y ha trabajado al lado de Rogelio Riojas, uno de los mejores artistas mexicanos que ha puesto en alto el nombre del país en el extranjero en el género de música clásica.
Se trata de Mario Alberto Velásquez Acuña, de 21 años, un joven que pese a su discapacidad no se ha visto frenado para no desarrollar su talento en la música. Él nació de 7 meses y estuvo en la incubadora, donde por una negligencia médica de no haber cubierto sus ojos, el calor de la incubadora le dañó la retina y tras varias cirugías su problema no tuvo solución.
Este jueves cantó para un grupo de personas con discapacidad en Chihuahua, evento organizado por el Instituto de la Cultura del Gobierno del Estado a fin de propiciar un punto de encuentro para personas con discapacidad, una charla para compartir experiencias de cómo personas con diferentes discapacidades pueden llegar a ser independientes.
“Los discapacitados, tenemos derechos, pero también la obligación de integrarnos a la sociedad y ser funcionales, no te puedes sentar a llorar a lamentarte, tienes que hacer algo, la actitud que tomes ante las cosas te dará una oportunidad, yo disfruto mucho lo que hago”, comenta.
La fortuna de este joven es sin duda la educación y apoyo familiar para desarrollar su talento que lo ha llevado a grandes foros a muy corta edad. Gracias a su madre Blanca Acuña, Carlos acudió a escuelas públicas regulares, desde preescolar hasta el bachillerato, ella se encargaba de hacer sus tareas y mapas de modo que él pudiera entenderlos.
Blanca cuenta que cuando se trataba de mapas y figuras ella los hacía en silicón para que él las tocara y pudiera aprender, “yo estaba consciente que el maestro no iba a desatender a todo el grupo por atenderlo a él y por eso yo le dedicaba mucho tiempo a hacer que él aprendiera, los mapas le ponía diferente material para que diferenciara las líneas que dividían los relieves, los lagos, etc.”.
La madre de este joven cuenta que cuando supo que su hijo sería ciego se fijó la meta de hacerlo una persona independiente, porque ella no le sería eterna, “si iba a ser ciego, iba a ser el mejor ciego”, cuenta al verse ahora satisfecha de los logros de su hijo como un joven ya independiente que vive solo en otra ciudad distinta a la de su familia, y que empieza a ganar su propio dinero.
Carlos estudia actualmente en el Taller de Ópera de Sinaloa, es un joven seguro, con un alta autoestima y una clara aceptación de su discapacidad, “soy un ciego y me acepto con esta discapacidad que para mí ha sido más que una desventaja, una ventaja, esto tiene nombre y se llama discapacidad y se llama ceguera, porque luego hay quien le tiene miedo al término y les parece ofensivo que les digan discapacitados y creo que esto es una forma de no aceptarse, a mí en lo personal no me parece necesario esto de andar diciendo que somos con capacidades diferentes, si todo el mundo tenemos capacidades diferentes, no hay qué tenerle miedo a lo que somos”.
Desde hace seis meses se mudó a estudiar en el Taller de Ópera de Sinaloa donde fue uno de los 18 seleccionados de 80 aspirantes a esa escuela. Ha tenido la oportunidad de trabajar al lado de Rogelio Riojas, uno de los artistas mexicanos más importantes en el género de la música clásica que ha puesto el nombre de México en alto en varios países.
Este joven emprendedor con una idea de desarrollarse profesionalmente disfrutando de la música comenta que en su hogar se le enseñó a que tenía que ser independiente porque sus padres no le serían eternos, de manera que sin temor, se fue a Sinaloa a estudiar en lo que él considera la mejor opción para ópera y el 30 de abril próximo, será protagónico en una obra para niños “Flauta Mágica” en un trabajo con escenografía y vestuarios.