Vía: Correo del Orincoo | Por: Diana Moncada | Fotografía: Miguel Romero
De la institución educativa han egresado estudiantes que actualmente han sido aceptados por los mejores conservatorios del mundo La escuela de música Mozarteum tiene una sede acogedora que hace sentir a sus estudiantes como en casa, así lo expresa su directora, Elizabeth Marichal. Tanto es así, que los fines de semana cuando no hay actividades académicas, las y los aprendices ocupan los salones y espacios de la escuela para ensayar y estudiar sus lecciones. Este mes la institución educativa cumple 14 años con un programa formativo sólido en todas las áreas de la música y con aproximadamente 150 alumnas y alumnos que escogieron la música como oficio y como vocación. La escuela comenzó a funcionar en el año 2001 con solo dos cátedras (violín y viola), como un programa musical de la Fundación Mozarteum. El equipo de tan solo tres profesores, comenzó a trabajar arduamente, en un espacio reducido de la fundación con la motivación de saldar un problema de formación que habían diagnosticado en ese momento, con relación con los estudiantes que audicionaban en conservatorios de otros países. “Nos dimos cuenta que muchos estudiantes de música que pretendían estudiar en el exterior no lograban quedar en las audiciones. Entonces pensamos que se debía crear una escuela para niños y jóvenes que quisieran hacer de la música su profesión, con el propósito de ofrecerles una formación solida que les permitiera continuar sus estudios superiores en cualquier conservatorio que quisieran y medirse con estudiantes de otros países. También la idea es que no haya necesidad de irse a ningún lado, si nosotros logramos tener una escuela de calidad aquí”, relató la directora de la institución.
“La música ha llegado a jóvenes que jamás hubiesen tenido contacto con un instrumento musical sino fuera por el Sistema”
A Marichal siempre le pareció natural y justo empezar un proyecto, como se inicia la vida del ser humano, desde una unidad muy pequeña que luego se multiplica y crece. Y así sucedió con la escuela, que ahora tiene una sede propia de cuatro pisos, totalmente acondicionados con los equipos, instrumentos y mobiliarios requeridos para una experiencia de aprendizaje significativa y de alto nivel. A final del primer año académico ya se veían los resultados: estudiantes tocando cada vez mejor sus instrumentos, los profesores estaban muy motivados con el proceso de aprendizaje, habían organizado pequeños conciertos y el equipo tenía en mente proyectos de crecer como escuela.
EDUCAR PARA EL MUNDO
A medida que la institución creció, se incorporaron al programa de estudios nuevas cátedras, nuevos profesores y encontraron, en el año 2003, la sede que hoy ocupan en Las Mercedes, Caracas. Actualmente el programa de formación cuenta con las cátedras de arpa, viola, chelo, piano, violín, música de cámara y dirección de orquesta. En el área teórica, la escuela tiene las cátedras de Teoría y Solfeo, Armonía, Contrapunto, Análisis de formas musicales, Historia y Teoría de la música. Recientemente la escuela comenzó a ofrecer la cátedra de mantenimiento y reparación de pianos, para aprender a restaurar y afinar este instrumento. La duración de ese programa de estudios, es de aproximadamente 3 años, y actualmente es la única que existe en Venezuela. Está a cargo del profesor Samuel Otin. Además, tienen un espacio formativo opcional, para la enseñanza de idiomas, programa activo gracias a las alianzas que la institución tiene con el Goethe Institut, la Alianza Francesa y el Centro Venezolano Americano. “Aunque no es obligatorio, hemos insistido en que se preparen en otros idiomas. Es importante para su formación y para su carrera profesional manejar el inglés o el francés, o cualquier idioma. Siempre me pregunto ¿Qué puede hacer la escuela por un alumno, que le permita defenderse profesionalmente, medirse en el mundo que está fuera de la escuela?”, señaló Marichal. Uno de los objetivos de la escuela es abrirles el panorama y las posibilidades en el campo de la música,a sus estudiantes. “Queremos que cuando culminen su bachillerato tengan la posibilidad de continuar sus estudios donde deseen, que tengan bases solidas en su formación, que les permita ser aceptados en cualquier conservatorio del mundo, y/o sean aceptados en las orquestas venezolanas”, explicó la directora y docente. En este sentido, los responsables de la institución han podido evaluar el trabajo que han venido desarrollando, mediante la aceptación de algunos estudiantes en importantes instituciones de música del mundo: Anna Herrera (violoncello) fue aceptada en el Lousiana State University y cursará pregrado de cello con el profesor Denis Parker. Por su parte, Kamila Dotta (violoncello) fue admitida en University of Colorado y asistirá en pregrado a la cátedra del profesor David Requiro. El ejecutor de viola, Samuel Palomino, ingresó en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Madrid, donde cursará su posgrado con Nobuko Imai. Ruth Mogrovejo (viola) fue admitida en Hochschule Für Musik Hanns Eisler, en Berlín, donde realizará su pregrado y posgrado en violín con la profesora Tabea Zimmermann. Y, Luis Enrique Zambrano, quien toca el violín, fue aceptado en el Conservatorio Real de Música de Bruselas. Asistirá al máster en violín en la cátedra del docente Philippe Graffin. “Estos resultados son el termómetro con el cual medimos que el trabajo va por buen camino”, aseguró Marichal, quien además agregó, que en la escuela, le ofrecen la oportunidad a las y los estudiantes más avanzados de dar clases a los que se están iniciando, para acercarlos a la experiencia pedagógica.
EXPERIENCIA INTEGRAL
Cada viernes se organizan en la escuela conciertos en los que participan las y los estudiantes que están preparados para ese paso. “Todo lo que se toca afuera se prueba primero aquí primero”, señaló la profesora. “Queremos que estén preparados en todas las áreas y organizamos los conciertos con todo lo que implica. La idea es que crezcan, sin que el escenario les sea algo ajeno, sino más bien tratar de hacerles ver que el escenario es como su casa, en el escenario invitas a las personas como si los invitaras a casa, los espectadores son tus invitados. No es sencillo enfrentarse al público, pero queremos que entiendan que los recitales son un compartir, un encuentro, una ofrenda”, explicó Marichal. Para los conciertos internos, tienen en su espacios un pequeño auditorio, bien acondicionado, con dos pianos, y una sobretarima. Además, las y los estudiantes participan en recitales externos en los que demuestran su talento y su formación profesional. Marichal dijo que también han hecho “concursos internos con la Sinfónica y la Filarmónica de Venezuela, que les permite a quienes ganan, tocar como solista con esas orquestas. La comisiones artísticas de las orquestas vienen a la escuela a realizar audiciones. Cada profesor selecciona en su cátedra a estudiantes más preparados para que toquen ante la comisión. Nos dan un concierto al año, pero eso es suficiente para que los estudiantes se preparen y adquieran experiencia como solistas”. Este año fueron seleccionadas cuatro alumnas para tocar como solistas con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la batuta del joven director Régulo Stabilito: la violonchelista Anna Herrera, la violista Anahis Fernández, María Alejandra Jiménez, violinista de San Cristóbal y la violista Ruth Mogrovejo. El concierto se realizó en el mes de mayo, en el auditorio del Colegio Emil Friedman. Por otra parte, la escuela también cuenta con una modalidad de conciertos, en los que las y los alumnos tienen la oportunidad de presentarse en escena con profesores, lo cual significa también una experiencia de aprendizaje y profesionalización. Cuando las y los estudiantes egresan de la Escuela Mozarteum han pasado por todos los roles: se han presentado en conciertos y recitales, tanto en la escuela, como en escenarios externos; han dado clases; han participado como solistas, en cuartetos, en dúos, han estudiado un idioma y han tenido la oportunidad de tocar con una orquesta profesional.
LA MÚSICA EN VENEZUELA
La directora de la Escuela Mozarteum, diagnostica al sector musical venezolano, de gozar de buena salud. “Es un momento muy bueno. Se ha llegado muy lejos, a muchos pueblos remotos con el Sistema de Orquestas. La música ha llegado a jóvenes que jamás hubiesen tenido contacto con un instrumento musical, si no fuera por el Sistema. Siempre hay conciertos, hay miles de orquestas que están trabajando muy bien. Hay un tejido muy grande en el que cada cual aporta desde su campo de acción, además somos reconocidos a escala mundial”, dijo Marichal.