Ayer, en el Teatro Continuo di Burri, un espacio a cielo abierto, escenario para las artes de la ExpoMilán 2015, se presentaron, dirigidos por el maestro Christian Vásquez, los músicos venezolanos que fueron aplaudidos de pie y con algarabía
Prensa FundaMusical Bolívar – MPPDPSGG
La Sinfónica Juvenil Teresa Carreño de Venezuela debutó anoche en Milán. En el corazón del Parque Sempione, específicamente en el Teatro Continuo Di Burri, un espacio cultural de la ExpoMilán 2015, unas 400 personas dejaron pocos espacios libres en la grama para ver a la orquesta venezolana, dirigida por el maestro Christian Vásquez.
Las luces del día se ocultaron al compás de Margariteña, del compositor venezolano Inocente Carreño, que los músicos venezolanos han llevado como bandera a distintos escenarios de Europa. Además de los espectadores que ya estaban sentados, algunos corredores, gente que iba a pie y en bicicleta y hasta algunos de los que habían estado jugando basquet, y escuchando Hip Hop toda la tarde, se detuvieron frente al escenario. Al principio fue sólo para escuchar un poco, pero terminaron quedándose durante todo el concierto.
En este teatro a cielo abierto, detrás del Castello de Sforzesco, también sonó la Sinfonía India, del mexicano Carlos Chávez, y la noche adquirió un acento latinoamericano indudable: lo ponían 175 músicos provenientes de varios estados venezolanos. La agrupación del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela sedujo al público, que aplaudió el gesto de la orquesta de incluir en el programa de concierto la Obertura del Nabucco, de Giuseppe Verdi.
Los espectadores no tardaron en pedir uno y otro y otro bis: el primero fue el Tico, Tico, de Zequinha de Abreu. Fue un bis de picardía, de sonrisas. El público aplaudió de pie y los muchachos devolvieron el halago con otro guiño del trópico: el Mambo Nº 5, de Pérez Prado. La audiencia no dejó de palmear y hasta de bailar. Fue el cierre de un concierto que tuvo un gran preámbulo: el Ensamble de Percusión de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela hizo se presentó en la entrada del castillo. Los sonidos de las marimbas, xilófonos, redoblantes y timpani llamaron la atención de los transeúntes que en seguida sacaron sus cámaras para grabar cómo unos niños que no llegan a 12 años (algunos de ellos, los más pequeños eran apenas un poco más altos que los propios instrumentos) son capaces de tocar de esa manera. Fue una escena impresionante verlos lanzar baquetas al aire sin dejarlas caer para seguir tocando.
Mientras la ExpoMilán 2015 también sentía la energía de una orquesta juvenil de Venezuela, en La Scala de Milán la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela hacían la segunda función de La bohème, que fue más aplaudida incluso que la noche del estreno, esta vez por un público en su mayoría milanés. La puesta de Zeffirelli representa todo lo que uno quiere ver en una Bohème, pero si a eso le agregan excelentes cantantes, un coro, una orquesta y un conductor emocionante, la mezcla es potente, señaló Graham Spicer, uno de los más importantes bloggers de crítica, en inglés, de Italia.
De esta manera Milán sigue siendo tomada por el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo ente rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
Como venezolana, al escuchar grandes críticos con grandes críticas, reconozco y valoro el esfuerzo que hacen muchos, tanto el Estado Venezolano, Sistema de Orquesta, Músicos, Estudiantes y muchos tantos que contribuyen para engrandecer la Patria de Bolívar que al compas del estudio y la música recorre el mundo, dejándonos orgullosamente y dignamente en primera fila. Sigan adelante construyendo y haciendo Grandes Estudiosos de la Música.