El maestro tequilero, Leopoldo Solís Tinoco, tiene 20 años de experiencia en la aplicación de efectos sonoros en la fermentación del agave
La música clásica ha sido un aliado determinante en facilitar la calidad del tequila, dado que las levaduras de la fermentación de esta bebida, al ser estimuladas por los efectos sonoros de las frecuencias y longitud de onda de la música clásica, han influido en la producción de tequilas con características sensoriales muy apreciadas en el mundo de los licores.
Así lo expone el maestro tequilero, Leopoldo Solís Tinoco, quien pone como ejemplos la presencia en el mercado “de quince marcas de tequilas elaboradas con música” bajo su asesoría. Tales marcas se encuentran distribuidas en los portafolios comerciales de bebidas de ocho destilerías tequileras.
Con 40 años como químico tequilero, en los que figuran 20 años de experiencia en la aplicación de efectos sonoros en la fermentación del agave tequilero, refiere que la aplicación de la música para lograr los objetivos deseados, debe acompañarse con la calidad de la materia prima y periodos largos de fermentación que van de 200 a 250 horas, además de ambientes de silencio en las destilerías.
La experiencia de su enfoque de hacer el tequila con música clásica del periodo barroco (Vivaldi, Bach y Mozart, entre los autores de su gusto), le ha enseñado que bajos los efectos adecuados, las levaduras captan mejor los nutrientes y con ello se generan aromas, sabores y colores muy apreciados en las características sensoriales del tequila. En cambio, la influencia de un ambiente estridente, como la música de rock pesado, es un factor negativo para fermentación del tequila, y por ende, en la calidad sensorial del producto final.
En el caso de sus productos refiere que los olores herbales, como de orégano y menta; y de frutas, así como el cuerpo y sabor de los tequilas, son testimonio de un tequila bien hecho y que forma parte de los portafolios de sus clientes empresarios.