Vía: pagina12.com.ar | Por Joaquín Vismara
El actor de Dr. House ya estuvo en 2012 junto a su banda, con la que explora páginas remotas del jazz y el blues rural. Esta vez tocará en el Gran Rex, el sábado 15 y el domingo 16. “La gente se dio cuenta de que nuestro amor por esta música es genuino”, asegura.
Así como existen los actores que anhelan el éxito y las mieles del estrellato, están también aquellos que le huyen a la simple idea de estar en el centro del ojo público. Hugh Laurie encaja en esta última definición: el actor británico llevaba ya dos décadas de trabajo en su país cuando decidió presentarse en Los Angeles al casting para el papel protagónico de la serie dramática Dr. House. Su histrionismo y su humor flemático fueron clave para el desarrollo del huraño Gregory House, un médico con dosis iguales de brillantez en su profesión, antipatía social y desprecio por casi toda condición humana. El éxito de la tira sobrepasó las fronteras estadounidenses y le dio a Laurie una exposición que no sólo no pudo manejar, sino que ni siquiera buscó. Acostumbrado a una vida de perfil bajo en su Oxford natal, el actor tuvo que lidiar con lo que para la industria son no más que los gajes del oficio en California: paparazzi, las reacciones tan demostrativas como intrusivas por parte de sus admiradores en la calle y la constante sensación de sentirse observado. La situación llegó a su cenit cuando, para poder pasar sus vacaciones en paz, Laurie comenzó a elegir destinos en los que la serie no estuviera en circulación.
Quizá por eso, poco antes de que Dr. House se despidiera de la pantalla chica, Laurie llevó a cabo un plan con el que saldó una deuda con sus inquietudes artísticas y que también redujo de manera exponencial su exposición pública. Después de relegar su formación musical a un segundo plano durante años, el actor grabó en 2011 su debut discográfico, Let Them Talk. El álbum, un éxito tanto comercial como con la crítica especializada, sorprendió por su contenido: lejos de indagar en la música de su país, Laurie se adentró en las páginas más remotas del jazz y el blues rural, secundado por The Copper Bottom Band, un puñado de sesionistas con años de oficio, y con el apoyo de artistas de la talla de Tom Jones, el pianista Dr. John, y arreglos del compositor y productor Allen Touissaint, figura clave de la música de Nueva Orleans. Lejos del oportunismo, el álbum permitió no sólo dar a conocer la formación musical de Laurie tras años de estudiar piano y guitarra, sino que además dejó ver que su trabajo no se quedaba sólo en buenas intenciones.
Let Them Talk le significó al músico y actor su primera gira mundial, con la que pasó por Buenos Aires y Rosario en 2012, a pocos meses del final de Dr. House. Su estadía porteña fue en algún modo el punto de partida para la inspiración de su segundo disco, Didn’t It Rain, en el que incluyó una interpretación de “Ring of Fire”, la versión que Louis Armstrong hizo en inglés del tango “El choclo”. “Amo cada nota que tocó Satchmo, es el mejor músico que haya existido jamás”, le explicó el músico y actor a Página/12 por correo electrónico. “Cuando estuve allí fui a ver tango y, cuando sonó esa canción, el recuerdo volvió a mí de manera inmediata.”
Lejos de alejarse de su predecesor, el álbum profundiza su búsqueda por las raíces de la música estadounidense y contó con el aporte de Taj Mahal, un guitarrista que redefinió al blues en más de cincuenta años de trayectoria. El énfasis en su carrera musical llevó a Laurie a relegar su trabajo como actor (su próxima aparición en la pantalla será a mediados del 2015, junto a George Clooney, en el film de ciencia ficción Tomorrowland), por lo que tiene con este álbum una excusa ideal para su regreso a Buenos Aires, con dos shows en el Teatro Gran Rex el sábado 15 y el domingo 16.
–Tanto Let Them Talk como Didn’t It Rain consisten en versiones de viejos estándares de blues y jazz. ¿Cómo llegó a profundizar en este tipo de música en su adolescencia en Inglaterra?
–No sé realmente cómo pasó. Simplemente escuché una canción en la radio y supe al instante que ésa era la música adecuada para mí. Nunca me interesé demasiado en la música pop porque jamás me sentí conectado con ella de ninguna manera. De hecho, los únicos discos de ese género que me gustaban eran de músicos que parecían estar pasando por lo mismo que yo, como los Rolling Stones, Led Zeppelin y Steve Winwood.
–Por lo general, cuando algunos actores decidieron comenzar una carrera en la música, el público tendió a desconfiar de sus propuestas, pero éste no fue su caso. ¿Por qué cree que ocurrió?
–Creo que mucha gente desconfió y no la culpo. Yo hubiera hecho lo mismo y, a decir verdad, lo hago. Pero gradualmente pudimos ganar más público cuando se dieron cuenta de que nuestro amor por esta música es genuino y que hay músicos muy profesionales sobre el escenario, tan buenos como los que escucharían en cualquier otro lado.
–¿Cuál es la sensación más reconfortante que obtiene de la música que no consigue al actuar?
–Es algo muy difícil de poner en palabras y, al fin y al cabo, ¡para eso se inventó la música en un principio! Creo que hay un confort que todos encontramos en las canciones que no se puede hallar en ningún otro lado. Mi propia teoría es que toda la música comienza con una madre cantándole a su bebé y algunos de nosotros volvemos a ese estado mientras escuchamos música.
–Hace tiempo declaró que solía ponerse muy tenso antes y después de los shows. ¿Pudo aprender a relajarse y disfrutarlo más?
–Creo que todos, no sólo yo, aprendimos a relajar un poco más, lo cual es fantástico. Los primeros shows fueron muy “destrozanervios”, pero ya tenemos más de un centenar de recitales encima. Aprendimos a estar más seguros de lo que hacemos y, con suerte, a ser mejores en lo nuestro.
–A la par de su carrera actoral, en 1996 publicó el policial El vendedor de armas, que se hizo conocido varios años después. ¿Tiene pensado retomar su faceta como escritor?
–Estoy quince años demorado en la entrega de mi segunda novela… ¡así que más me vale que sea lo suficientemente buena! Hoy en día, la música es mi prioridad número uno y quizá siempre lo haya sido, aunque amo actuar y escribir historias también. Soy muy, muy afortunado al tener la posibilidad de hacer cosas que amo tanto.
–A dos años de su final, ¿cómo ve Dr. House a la distancia? ¿Aceptaría tomar un rol protagónico en otra serie?
–Estoy muy orgulloso de lo que hicimos con Dr. House y siento que debería honrar esa labor al dejar pasar un tiempo prudente antes de meterme de lleno en otra cosa; no quisiera aceptar hacer otro programa de televisión sólo por querer hacerlo. Por otra parte, soy muy consciente de que no habría tenido la increíble oportunidad de tocar con tantos grandes músicos si no hubiera sido por mi carrera actoral.