Vía: www.mamanatural.com.mx/ Fotografía principal: Eden, Janine and Jim
La música puede lograr cierta elasticidad neuronal para aminorar las consecuencias del estrés y mejorar tanto el proceso del aprendizaje como de la adquisición del lenguaje
Cuando se vive bajo una constante presión emocional y económica, el organismo segrega grandes cantidades de cortisol (la hormona del estrés). Situación que, en un periodo de mediano plazo, puede afectar en diversas zonas del cuerpo:
Debido a la tensión involuntaria de los músculos, se desencadenan dolores de cabeza, de estómago, de espalda o de cuello; la respiración se acelera, provocando síntomas de hiperventilación o ataques de pánico; el corazón se acelera peligrosamente, desencadenando inflamación en las arterias coronarias (y por consiguiente, un paro cardiaco); el sistema digestivo se ve afectado cuando los nutrientes son absorbidos por el cortisol, ocasionando poco recubrimiento de la mucosa intestinal y síntomas de acidez, reflujo, náuseas, diarrea, constipación; el sistema inmunológico se debilita, volviéndose vulnerable a infecciones como la gripa; el sistema neuronal también se encuentra afectado, reduciendo ciertas áreas de la corteza frontal y perjudicando varias habilidades tanto cognitivas como emocionales.
Todos estos síntomas empeoran cuando el cuerpo se encuentra en pleno desarrollo psicofisiológico; es decir, cuando se es un niñx. A pesar de la creencia popular acerca de que los niñxs no sufren de estrés, depresión ni ansiedad, la realidad señala lo contrario: además de resentir esos estragos emocionales, ellos también sufren de los síntomas fisiológicos que mencionamos con anterioridad. Y por consiguiente, perjudicando su conectividad con las emociones y su desempeño académico.
¿Qué se puede hacer entonces?
De acuerdo con un estudio publicado en Journal of Neuroscience, donde se estudió el desarrollo psicolingüístico de niños en condición de pobreza, la música puede lograr cierta elasticidad neuronal para aminorar las consecuencias del estrés y mejorar tanto el proceso del aprendizaje como de la adquisición del lenguaje.
Nina Kraus, autora del estudio e investigadora del Northwestern University, se encargó de observar a 44 niños durante tres años: al principio, sólo eran 18 estudiantes que siguieron un programa de entrenamiento musical; eventualmente, otros 26 alumnos tuvieron cursos durante un año desde los dos años de edad. Para ella, el entrenamiento musical logró una mejora neuronal impresionante en la diferenciación de las sílabas, así como en un funcionamiento general del sistema neuronal.
Esto sugiere que el entrenamiento musical transfiere aspectos de audición no-musicales, los cuales influyen en el proceso de la audición automática. Estos mejoramientos se encontraban en áreas de procesos importantes para la comunicación diaria. […] Nuestra investigación señala la importancia de reintegrar la música en las escuelas públicas como un complemento importante para la ciencia, tecnología, matemáticas y lectura.